Dos madres charlan en la puerta del colegio mientras esperan a que sus respectivos hijos salgan. A ellas se une otro padre que acaba de llegar y le ha interesado el tema de conversación que estaban manteniendo. “Pues mi hija, la pequeña, no hay manera de que ande, solo hace que gatear, y ya sería hora de que empezara…”, dice una de ellas preocupada. “La mía prácticamente ni gateó, empezó a caminar solita súper pronto, es una máquina”, responde el padre.
La otra madre observa callada la conversación. Se piensa si intervenir o no. Pero al final se lanza: “Pues el mío anduvo cuando estuvo preparado, sí que es verdad que tardó más que su hermano mayor… pero cada uno tiene sus ritmos, ¿no?”.
Esta última madre dio en el clavo. Aunque no sabía si aportar su comentario a la conversación, por no llevarles la contraria a los otros dos interlocutores, decidió que tal vez así podía arrojar un punto de vista diferente, uno en el que se tuviera en cuenta la importancia de respetar todas las etapas del desarrollo, que son distintas en cada niño y niña. Y tenía toda la razón.
La importancia de gatear para el desarrollo mental de los niños
Existe cierta creencia compartida sobre que si los niños empiezan antes a andar significa que están más adelantados o incluso son más inteligentes que otros niños de su misma edad. Por eso, y siguiendo este falso mito, muchos padres y madres intentan “forzar” de alguna manera que su hijo camine y se salte la fase del gateo, agobiados por seguir los ritmos de otros niños y niñas.
Sin embargo, el neuropsicólogo, profesor y escritor Fernando Alberca, en su libro Todos los niños pueden ser Einstein, siguiendo los estudios de la doctora Pilar Martín Lobo, se encarga de deshacer este mito con varias razones de peso sobre la importancia de gatear que, como otras actividades, “es crucial para el desarrollo mental del niño”. Vamos a ver el porqué:
- Con el gateo, el niño empieza a utilizar funciones de ambos lados del cuerpo coordinadamente.
- Pasa de la visión monocular (ambos ojos se usan por separado) a la biocular o duocular, y más tarde a la binocular (los dos ojos se utilizan conjuntamente).
- La audición se convierte en binaural (los dos oídos funcionan de manera coordinada) y comienza a situar el sonido en el espacio.
- El gateo estimula el sentido del tacto, el oído y la vista.
- Propicia la conexión entre los dos hemisferios cerebrales.
- Facilita la coordinación oculo-manual (ojo-mano), que será determinante en el resto de su desarrollo madurativo e intelectual.
- Incide en la lateralidad de los niños. Esto hará que con el tiempo sean más ágiles para razonar; más seguros cuando se tengan que enfrentar a retos; y tengan un mayor nivel de motivación.
En cambio, si los niños desarrollan dificultades de lateralidad:
- Es probable que, a pesar de su gran voluntad y esfuerzo en los estudios o tareas escolares, no les cunda mucho el tiempo y les cueste terminar con éxito.
- Confunden esta dificultad en la lateralidad con un coeficiente intelectual limitado, cuando en realidad no tiene nada que ver con esto.
En lateralidad.com también nos cuentan otras dificultades que pueden desarrollar los niños en este sentido:
- En el lenguaje escrito: como disgrafía, disortografía y sintaxis.
- En el lenguaje oral: fluidez, mecánica lectora, retención y comprensión lectora.
- Deficiencias motoras y funcionales.
- Dificultades con el aprendizaje mecánico y razonamiento matemático.
- Dificultades en la concentración, la compresión, problemas de comunicación y desmotivación, entre otros.
Estos son algunos de los efectos que pueden experimentar nuestros hijos e hijas si no desarrollan de forma correcta la lateralidad y demuestran la importancia de gatear en el desarrollo futuro de los niños. Por lo tanto, es aquí donde reside la importancia de respetar los ritmos del desarrollo de cada niño y cada niña, pues un niño que no gatee es muy probable que acabe teniendo en un futuro alguna de estas dificultades mencionadas.