Frases prohibidas: “Haz lo que te dé la gana”

¿Es esta la frase que todo hijo querría escuchar de sus padres? Hablamos sobre ella con la historia de Sara, de 15 años, que quiere negociar con sus padres poder llegar a casa a las 12 de la noche.

Frases prohibidas: “Haz lo que te dé la gana”

A menudo nuestros hijos nos sacan de quicio y en esta guerra de poder que a veces creemos que es la educación nos entran ganas de rendirnos. O pensamos que, si nuestra misión como educadores es procurar la felicidad de nuestros hijos, nada mejor que dejarles hacer lo que quieran. Pero ¿realmente esto ayuda a educar mejor?

Sara tiene 15 años y muchas ganas de salir con sus amigos por las noches. Sus padres le han impuesto una hora de llegada a casa demasiado temprana (las 11 de la noche) y Sara quiere negociar con ellos una hora más tardía. Un chico de su pandilla, Gerardo, no tiene hora de llegada a casa y Sara no lo envidia (aunque esto nunca lo dirá a sus padres, claro) pues su amigo interpreta esta permisividad como una muestra de indiferencia de sus padres hacia él. Así que Sara comienza la negociación reprochando a sus padres que es la chica de su entorno que más pronto debe llegar a su casa.
-Mamá, es que mis amigos tienen de hora de llegada las 12. ¿Por qué no me dejas volver a esa hora?
-Hija, ya lo hemos hablado mil veces. Yo no soy la madre de esos amigos tuyos y las 11 me parece una hora más que suficiente.
Sara no se rinde fácilmente, así que insiste:
-Ya, mamá, pero a mí no. Me gustaría quedarme una hora más con ellos. Ya ves que siempre llego a la hora que me decís. Es simplemente volver una hora más tarde de las calles del barrio, no me pone en peligro…
Su padre interviene:
Sara, no hace ni dos meses que llegamos al acuerdo de llegar a las 11. No entiendo a qué viene insistir tanto ahora con que sea las 12 la hora de llegar a casa.
Es que el fin de semana que viene vamos a celebrar el cumpleaños de Cristina, que la conocéis, y la fiesta, que vamos a celebrar en su casa porque sus padres no están, es hasta las 11 y media. Y claro, me tendré que ir a las diez y media para llegar a casa y me voy a perder media fiesta –cuenta la chica.
-Ahhh, una fiesta en casa de Cristina… Pero Cristina vive en la otra punta del barrio. No queremos que vayas sola por la calle tan tarde. Por eso tienes de hora de llegada las 11- dice la madre.
-Venga, mamá, si es por eso somos muchos los que vivimos en esta punta del barrio. Precisamente si vuelvo a las 12 vuelvo con Lorena, Salva y María. Si tengo que volver a las 11 sí que vuelvo sola –Sara sigue insistiendo y tratando de razonar con sus padres.
-Bueno, bueno, Salva, Lorena y María… Como si con esos canijos estuvieras segura… -dice la madre, por puro miedo a lo que pueda pasar por la noche.
-Oye, no los llames canijos, que son mis amigos –dice Sara ofendida-. Solo digo que si vuelvo a las 12 vuelvo acompañada. Si tanto te preocupa la seguridad, te llamaré mientras vuelvo con ellos para que veas que estoy bien.
Los padres, ya cansados de esta discusión, suspiran. Y entonces la madre suelta:
Mira, ¿sabes qué? Que hagas lo que te dé la gana. Vuelve cuando te salga de las narices. Ya está, ¿contenta?

Sara se va a su habitación muy ofendida. Y no sale en toda la tarde. No le gusta que su madre no atienda a sus razones, muy convincentes, que lleva tiempo preparando porque le hace mucha ilusión poder disfrutar de toda la fiesta de Cristina. Y no le gusta que sus padres tomen la posición de los padres de Gerardo, porque, aunque nunca lo dirá, prefiere sentir que se preocupan por ella. Unas horas más tarde, su madre llama a la puerta de la habitación y Sara le dice que entre.

-Sara, cariño, perdona, es que me da un poco de miedo esto de levantar la mano en la hora de llegar a casa. Y además a las 12 a veces ya estoy acostada y estaré nerviosa esperándote. Es un poco por miedo y por comodidad por lo que no te ponemos otra hora. Pero tu padre y yo hemos pensado que si nos llamas cuando salgas de la fiesta y si de verdad vuelves acompañada, no habrá problema. Eso sí, ni un minuto tarde, a las doce en casa. Y ya veremos si movemos definitivamente la hora de llegar a casa a las doce. ¿Vale?
-Vale, mamá. Gracias – le dice Sara, mientras se abrazan para cerrar el acuerdo.

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Educar es todo

Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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