Frases prohibidas: “No es para tanto. Cuando seas mayor, sabrás lo que es bueno”

Muchas veces, los problemas de nuestros hijos nos parecen poco importantes al lado de los nuestros y se lo hacemos saber con un alarde de superioridad que no ayuda a conectar con ellos ni a educar.

Muchas veces, los problemas de nuestros hijos nos parecen poco importantes al lado de los nuestros y se lo hacemos saber con un alarde de superioridad que no ayuda a conectar con ellos ni a educar. Con empatía educamos mejor que quitando importancia a los “pequeños” problemas de nuestros hijos. 

 

Jesús acaba de llegar a casa después de trabajar y se encuentra a su hijo Lucas, de seis años, muy triste. Hoy se ha peleado con su gran amigo Juan en el colegio, la profesora le ha regañado porque no había hecho bien una tarea y además ha perdido su juguete favorito. Cuando llega a casa Jesús, Lucas sigue llorando porque no encuentra el juguete y su madre, Lorena, le comenta a Jesús, que lleva mucho tiempo así. Jesús y Lorena ven que el tiempo se les echa encima, que Lucas debería estar ya acostado y que nada consigue consolarlo: han probado a decirle que buscarán el juguete en el parque donde han estado, le han comentado que seguro que mañana seguirá jugando con Juan como si nada hubiera ocurrido y le han explicado que los errores en la tarea le ayudarán a aprender. Pero nada de esto ha calmado a Lucas, que sigue hecho un mar de lágrimas. Jesús y Lorena, ya visiblemente nerviosos y cansados, empiezan a exigir al niño que deje ya de llorar, y le sueltan esta frase de que “no es para tanto”. Ambos tienen muchas cosas que hacer antes de irse a dormir y necesitan que su hijo se acueste ya para ir avanzando. Lorena quiere repasar una presentación que tendrá mañana en una reunión muy importante y Juan planeaba aprovechar para preparar una entrevista de trabajo que tendrá pronto, algo muy importante, porque en la empresa en la que actualmente trabaja las cosas no van muy bien. Pensando en todo lo que tienen que hacer, en lo tarde que es y en las ganas de que se acabe cuanto antes el llanto de su hijo, Lorena termina diciendo: “Lucas, déjalo ya, llevas toda la tarde llorando por estas tonterías. No es para tanto”. Y su padre se sube a ese carro, con un tono de voz más fuere: “Esos no son problemas, Lucas, ya sabrás lo que es bueno cuando seas mayor”. La estrategia no es eficaz, el niño llora más fuerte, añadiendo a su pena por este día horrible la tristeza de sentirse incomprendido por sus padres, que ni siquiera han tenido tiempo de abrazarlo, ocupados como estaban en poner la tirita antes de ver la herida y preocupados por taparla cuanto antes.

Cómo te sentirías si te lo dijeran a ti

Imagínate que llegas del trabajo a visitar a tu hermana y le cuentas que has tenido un día horrible en el trabajo porque has tenido muchísima tarea y no has parado en todo el día. Le cuentas que tienes una carga de trabajo difícil de asumir y que te frustra no dar salida a todo lo que te exiges y te exigen. Ella, sin ninguna empatía (algo que también ha faltado a Jesús y Lorena con su hijo), te dice que no te puedes quejar, que tu supuesto problema no es para tanto, que ella está en su trabajo sin apenas tarea y que eso es mucho más frustrante y las horas se le hacen eternas. Y te dice que menuda suerte tienes. Seguramente, te sentirías menospreciado, ninguneado y  pensarías que tú no querías comparar ninguna situación, solo contar tu problema, sentirte escuchado y contar con algo de comprensión por parte de una persona que te importa.

Como nos contaba Begoña Ibarrola en Barcelona, “es necesario legitimar las emociones que sienten nuestros hijos, acompañar a nuestros hijos, celebrar la alegría, consolar la tristeza, entender el enfado y dar confianza ante el miedo, y no ridiculizar ni reprimir las emociones. Todas las oportunidades de la vida, del día a día, pueden ser oportunidades de gestión emocional”. Quizá en esta ocasión Jesús y Lorena han perdido la ocasión de consolar la tristeza de su hijo y de convertir este día difícil de Lucas en una oportunidad de gestión emocional.

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Educar es todo

Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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