Gregorio Luri: “En general, nuestra capacidad atencional es frágil”

Luri reflexiona sobre conocimiento, interés, aprender a aprender y capacidad de atención al hilo de la publicación de "El deber moral de ser inteligente".

El pedagogo y filósofo, que tanto nos hace reflexionar en sus ponencias y en nuestra plataforma sobre conocimiento, interés, aprender a aprender y capacidad de atención, publica en Plataforma Editorial El deber moral de ser inteligente , una recopilación de textos, conferencias, artículos y reflexiones sobre la educación académica como pilar esencial del progreso de la sociedad y sobre los retos a los que se enfrenta.

El deber moral de ser inteligente es el título de tu libro. ¿Por qué ser inteligente es un deber moral?

Porque ya tenemos voluntad.

 

Dices que de tu madre aprendiste que la educación es saber moverte sin vergüenza. ¿Para que esto ocurra basta solo con ser inteligente?

Es que la inteligencia es básicamente eso, la capacidad de moverse holgadamente tanto entre personas como entre ideas.

 

Dices que el deseo es una guía ambigua para la acción si no está acompañada de entendimiento, nos puede jugar malas pasadas. ¿Cómo podemos enseñar esto a nuestros hijos?

Como todo lo importante, sólo podemos enseñarlo por medio del ejemplo. Se trata de mostrarles que es útil introducir un tiempo de reflexión entre la emergencia de un deseo y la búsqueda de su satisfacción, que pensar es posponer la acción inmediata. El objetivo central de la educación es la creación de una capacidad de autocontrol al que podemos dar, si se quiere, el nombre de “pensamiento estratégico” o “inteligencia de la demora”.

 

La atención es la toma de posesión de la propia mente, liberándola de lo superfluo, la llave de acceso a nuestra inteligencia, dices. ¿Cómo podemos educar la atención de nuestros hijos cuando todo nos llama a dispersarnos?

Nuestros hijos no se dispersan igualmente en todas las actividades. En algunas su concentración es manifiesta. Comencemos haciéndoles tomar conciencia de esto. Hay muchas actividades que fomentan la atención. Me limitaré a resaltar tres: el deporte, la música (aprender a tocar un instrumento) y la lectura lenta. Creo que todos nos distraemos, que, en general, nuestra capacidad atencional es frágil. Lo que diferencia a dos personas no es tanto su capacidad para distraerse como su capacidad para retornar a lo que estaban haciendo cuando se dan cuenta de que se han distraído. La atención es el arte del retorno.

 

Hablas de la clase magistral como una manera de focalizar la atención y entrenar la voluntad. Y lo describes como el espectáculo de alguien repensando. Sin embargo, ahora la clase magistral no es muy defendida. ¿Por qué crees que es así?

Porque hoy, por alguna razón que se me escapa, se tiende a creer que el conocimiento tiene alguna extraña propiedad que le impide ser transmitido y que, por lo tanto, debe ser construido. Hoy las manos se consideran pedagógicamente más eficientes que el oído. Es un error de consecuencias graves. El arte de la escucha es un arte mayor.

 

¿Qué significa una lectura reposada? ¿Cómo podemos promoverla en nuestros hijos?

Es la lectura que se preocupa menos por saber si el mayordomo fue el asesino que por saborear el párrafo. Es la lectura que avanza y retorna, se detiene, subraya, anota al margen, busca el significado de una palabra, compara y, sobre todo, pretende entender al autor como él se entendía a sí mismo. Es una actividad concebida más en clave literaria que meramente lectora.

 

En tu opinión, ¿cómo podemos padres y madres enseñar a nuestros hijos a cuidar el alma?

Jan Patocka, uno de mis filósofos de cabecera, decía en Platón y Europa que  el cuidado del alma no tiene por finalidad el conocimiento, sino que el conocimiento es, para el alma, un medio de llegar a ser lo que puede ser, de alcanzar lo que aún no es por completo. Conviene tener esto presente cuando el conocimiento se denigra en las escuelas y el ideal de “be water, my friend” se ha convertido en un principio pedagógico. En última instancia, cuidamos del alma proporcionándole experiencias de orden.

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Educar es todo

Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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