Uno de cada cuatro jóvenes españoles conoce a alguien en su clase que puede haber sufrido ciberbullying este año. Y, por desgracia, estos alumnos aseguran que casi la mitad de los casos (el 47,8%) permanecen sin solución. Este uno de los datos que se desprenden del Informe Anual sobre Acoso Escolar que elabora la Fundación ANAR, y que recoge la opinión de 10.901 estudiantes y 491 docentes entre enero de 2020 y junio de 2021.
Al acoso escolar tradicional (el que se producía de forme presencial en las aulas y patios de los colegios) ahora hay que sumar las nuevas fórmulas para molestar, increpar, insultar a los estudiantes: las redes sociales. El ciberbullying, que solía producirse por WhatsApp generalmente, ahora tiene nuevos aliados: Instagram (44,4%), TikTok (38,5%) o los videojuegos (37,7%). WhatsApp sigue manteniéndose como la herramienta más usada para acosar, en el 53,9% de los casos.
“El ciberbullying es mucho más lesivo sin cabe que el bullying, pues no hay horarios, es un acoso continúo, 24 horas, 365 días al año”, asegura la Presidenta de NACE (No Al Acoso Escolar), quién lleva años trabajando para ayudar a las víctimas de esta lacra social. Además, Carmen lo tiene claro: “A mayor tiempo de consumo tecnológico (los adolescentes utilizan un 76% más las tecnologías que antes del confinamiento) mayor exposición a esta problemática“.
¿Cómo puede producirse el ciberbullying?
Detectar que nuestro hijo sufre ciberbullying es más complicado que detectar que sufre bullying. “El motivo fundamental es que se eliminan los espectadores. No hay profesores delante que puedan alertar de la situación. Normalmente está el niño solo frente a una pantalla, detrás de la cual está su acosador”.
Es crucial, por tanto, que las madres y padres entendamos bien cómo se produce el ciberbullyyng. La ONG Ayuda en Acción nos explica algunas de las formas en las que nuestros hijos pueden ser ciberacosados:
1. Crear perfiles falsos para ridiculizar, acosar o confesar en primera persona experiencias personales verdaderas o falsas de la víctima, así como acontecimientos personales, demandas de contacto sexual, o similares.
2. Hackear o robar la contraseña de correo electrónico de la víctima, leer sus correos violando su intimidad y utilizar el acceso al mismo para usurpar su identidad o utilizar información confidencial.
3. Propagar rumores en foros o redes sociales; provocar a la víctima para que esta reaccione de forma violenta y denunciarla ante los responsables de un foro, un chat o un videojuego.
4. Enviar mensajes amenazantes por correo, WhatsApp o redes sociales aprovechando el anonimato, agobiando y acosando a la víctima.
5. Subir a Internet fotos reales o fotomontajes para avergonzar públicamente o perjudicar a la víctima.
Estos son algunas de las formas en que los jóvenes pueden ser ciberacosados, pero no las únicas. Los dispositivos tecnológicos facilitan la adaptación de los modos de llevar a cabo estas conductas, por lo que no es de extrañar que a medida que crece el número de aplicaciones, se actualizan las redes sociales, etc., también se multipliquen o modifiquen las formas de ejercer bullying.
Claves para evitar el ciberbullying
Aunque ningún menor está exento de sufrir ciberbullying, las madres y padres podemos poner en práctica una serie de consejos para reducir las posibilidades:
- Fomenta una comunicación abierta y fluida con tus hijos. Este punto es importantísimo. Una relación basada en la confianza, en la que cuando a nuestros hijos e hijas cuando les pase algo no piensen “madre mía, si se enteran mis padres…”, sino “necesito contarle esto a mi madre/padre”. Es complicado, sobre todo porque hay algunos a los que les cuesta más hablar o expresar lo que sienten, o a veces están pasando por una edad en la que la comunicación se convierte prácticamente en nula… Pero debemos intentarlo y trabajar en un buen ambiente familiar, incluso cuando no quieren hablar hay algo que sí pueden hacer: escuchar.
- Educa en el ejemplo. No nos vamos a cansar nunca de recordar este punto: nuestros hijos nos aprenden, nos observan, aunque pensemos que no miren o no escuchan. Somos su principal referente social y por eso es tan importante que les demos un buen ejemplo, y no solo para que no acaben ejerciendo el ciberbullying, también para que no se queden quietos cuando son testigos o incluso para que busquen ayuda si lo sufren.
- Entrena su empatía, sensibilidad y asertividad. Es muy importante que como adultos les demos herramientas para que no inicien este acoso contra sus iguales, así como también puedan gestionarlo mejor si acaban siendo víctimas. Por eso fomentar la empatía, la educación en valores, la sensibilidad… es fundamental. Pero también lo es trabajar su asertividad, para que puedan expresar lo que sienten sin hacer daño a los demás, pero tampoco a sí mismos; que puedan plantarse y decir NO cuando no quieran hacer algo; pero también que puedan buscar ayuda si lo necesitan.
- Ayudarles a tener una autoestima sana. No podemos olvidarnos de la importancia de ayudarles a crear una buena y fuerte autoestima. La seguridad en sí mismos y el amor propio les hará menos propensos a ejercer conductas inapropiadas contra los demás, pero también les ayudará en gran medida si están en el papel de los acosados. Una fuerte autoestima es mucho más complicada de derrumbar.
- Enséñales cómo mantener su privacidad y seguridad en redes sociales. No podemos dejar a un lado la ciberseguridad, tenemos que concienciarnos y trasladar a nuestros hijos los peligros que tiene cada red social y explicarles cómo podemos protegernos de los ataques o hacernos menos vulnerables a ellos.
- Estableced horarios y fomentad un uso responsable de las tecnologías. Y ahora durante el confinamiento, más que nunca. Está genial que los dispositivos tecnológicos sean ahora fuente de entretenimiento, contacto con los demás, incluso de aprendizaje. Pero aun así tenemos que seguir controlando el tiempo y el uso que hacen nuestros hijos para poder evitar los efectos adversos que derivan de un uso excesivo o incorrecto de estos mismos dispositivos.
- Observa a tus hijos desde la supervisión, no desde el espionaje. Tenemos que saber qué hacen nuestros hijos en la red, pero puede que crearte un perfil falso para espiarle o cogerle el móvil mientras duerme no sea la mejor opción si estamos intentando fomentar una relación sana y basada en la confianza. ¡Ojo! Basada en la confianza no quiere decir que te fíes ciegamente de ellos, pero hay otras medidas que puedes tomar para supervisar su actividad en Internet, como por ejemplo un horario de uso o establecer normas consensuadas.
- Estar atentos a cambios de conducta. Reacciones exageradas, irritabilidad, síntomas de ansiedad… Los niños pueden expresar de muchas formas distintas que algo les está ocurriendo, por eso debemos estar pendientes de las señales que nos pueden estar enviando un mensaje de que algo está pasando.
Por cierto, que sí has llevado a cabo alguna práctica, como madre o padre, colegio, institución, empresa o medio de comunicación, para combatir el bullying, no dudes en participar en los Reconocimientos Dilo Todo Contra el Bullying. Puedes presentar tu candidatura aquí hasta el próximo 15 de octubre.