Ejercicios físicos y actividades creativas para niños

En el día a día con nuestros hijos puede que no sepamos qué actividades podemos hacer para disfrutar todo en familia. Hemos preguntado a una profesional de la fisioterapia y nos ha dado algunas ideas para poder trabajar con los niños, que combinan la diversión y el movimiento. Son fáciles y con recursos que podamos tener en casa. ¿Te animas a poner en práctica alguno?

Actividades para hacer con nuestros hijos

Estos son algunos de los ejemplos que proponemos para trabajar en casa y pasar tiempo con los niños. Pueden parecer simples, pero a través de las dinámicas se pretende trabajar el fortalecimiento de miembros inferiores y superiores, trabajo de la línea media, la psicomotricidad, el enderezamiento del tronco, la coordinación, la memoria, la retención y el aprendizaje, la creatividad e imaginación, referencias del cuerpo o la estabilidad escapular.

  1. Colocamos pelotas de diferentes tamaños en el suelo para que el niño pueda tirárselas a papá o a mamá. Otra variante sería realizar una canasta casera con materiales que tengamos por casa como aros o incluso papel. Para que sea más divertido, se haría a modo de competición y se iría apuntando los puntos.
  2. En el caso de que se disponga de un juego/plataforma que emita sonidos de animales y de juguetes con forma de animales, se realizará un juego con movimiento. El niño comenzará apretando uno de los botones y, tras la emisión del sonido, el niño tendrá que ir en busca del animal que lo represente. Intentaremos que esté algo alejado y en una caja para que sea necesario moverse. Al final del juego, se formará una granja.
  3. Preparar un lienzo y, en su ausencia, una sábana antigua, folios pegados o pizarra, para que los niños puedan pintar con sus manos y pies sobre ello. Se dibujará aquello que más les guste.
  4. Formar un circuito por la casa/patio: pisar dentro de varios aros separados a una determinada distancia, saltar libros, colocar una sábana/manta sobre varias sillas simulando un túnel, hacer zigzag con botellas de plástico (se podrá utilizar cualquier material que se tenga en casa). Además, el niño deberá llevar peluches, de uno en uno, de principio a fin. Se podría llevar a cabo como una competición, es decir, a ver quién tardaría menos en acabar todo el circuito.
  5. Imprimir varias siluetas de alimentos o en el caso de que se tuviera, cartas con dicha representación o alimentos de plástico. Se pegará sobre la pared o cualquier superficie con cinta de carrocería, por ejemplo, y se simulará el ir a un supermercado para comprar comida para casa. Deberán ir cogiendo cada uno de los alimentos y echarlos a la cesta. Debemos intentar que estén lo más altos posible y que estén separados.
  6. Juego de cartas, donde se podrá realizar todo tipo de entretenimiento.
  7. Inflar globos para que se hagan varios juegos como, por ejemplo, pasárselos entre todos para conseguir que no caiga al suelo y se pueda explotar o, que el niño lo lance para encestar en un aro grande sujeto por sus padres.
  8. Poner música y bailar todos juntos. También se podría bailar en función de los estados de ánimo que se vayan diciendo, es decir, con tristeza, enfado, alegría, sorpresa, etc.
  9. Diseñar un tobogán con cojines.
  10. Dibujar los contornos de las partes de su cuerpo sobre un folio, cartulina o sábana.
  11. Juegos de mesa para toda la familia.
  12. Hacer pompas de jabón.
  13. Crear una hamaca humana con una manta, es decir, los papis sujetarían ambos extremos de esta y el niño se metería dentro para que le meciesen.
  14. Jugar a juegos tradicionales como el tuli, escondite, pilla pilla…
  15. Formar las alfombras puzle de colchoneta para que, posteriormente, pasen por ella a gatas imitando diferentes animales, lo más real posible.
  16. Crear dibujos con espuma de afeitar en un espejo.
  17. Colocar aros en el suelo (siempre quitando uno de ellos), poner música mientras se baila y cuando pare, el que se quede fuera de uno de ellos, pierde.
  18. Hacer manualidades con todo tipo de material.

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Silvia Sánchez Ovejero

Como educadora infantil y pedagoga pasé toda mi infancia jugando a ser maestra, me fascinaba la idea de ser un referente para alguien y preparar mis clases. Años después, ese rol pasó a ser realidad. Desde ese momento sentí la necesidad de compartir con el mundo todas mis ideas, porque la educación, si no se comparte, no llegará a ser transformadora. Ser maestra implica ser todas las versiones que necesitan cada uno de tus alumnos para hacerles ver quiénes son y quiénes podrán llegar a ser.

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