Si sois seguidores y seguidoras habituales de Gestionando hijos, probablemente ya empezaréis a conocer algunas claves de la teoría del apego que tan bien nos ha explicado en algunas ocasiones el psicólogo Rafa Guerrero.
De este tema nos habló en la ponencia que dio en nuestro evento online, el primer evento que hemos organizado en este año tan peculiar y que nos ha obligado a reinventarnos, pero también nos ha permitido llegar a muchísimas madres y padres convencidos de que saber más es educar mejor.
Para aquellos que aún no sepáis qué es la teoría del apego o queráis aprender más sobre este tema tan interesante, en este artículo os vamos a hacer un pequeño resumen de lo que nos contó Rafa Guerrero en su ponencia.
¿Qué es el apego?
Rafa empezó contándonos cómo surgió la teoría del apego a partir de los estudios de Spitz y Harlow y, una vez dejó claros los precedentes de esta teoría, nos lanzó una pregunta: “¿Cuál creéis que es la característica más distintiva de un recién nacido?”. Rafa nos explicó que esta característica era la inmadurez, lo que lleva al neonato a ser tremendamente dependiente. Y esto se debe a que los seres humanos somos una especie altricial, lo que significa que venimos al mundo con una gran inmadurez.
Entonces, ¿qué es el apego? Rafa Guerrero lo define como “un vínculo, una relación, un lazo invisible que se da entre el niño y sus cuidadores principales. Tiene dos características fundamentales: es una relación que se establece de manera unidireccional y es asimétrica, es decir, el niño (el más débil de la relación) se apega a su madre y padre, siempre de abajo a arriba. Mamá y papá nunca se apegan a su hijo, lo que hacen es vincularse”.
La responsividad: un factor indispensable
Por lo tanto, al nacer, nuestros hijos son inmaduros, necesitan de los cuidados y atención de sus padres, y eso les pone en una situación de dependencia absoluta. Ahora bien, si lo que queremos es que a lo largo de su vida pasen de la dependencia a la autonomía, “la única manera sana de conseguirlo se llama buenos tratos”.
Entre estos buenos tratos que Rafa Guerrero mencionó, hizo especial hincapié en cubrir las necesidades de nuestros hijos. Para ello, para ser responsivos, “es necesario que tengamos la capacidad de sintonizar con nuestros hijos. Habitualmente escuchamos frases del tipo ‘no le des a tu hijo todo lo que necesita porque lo vas a hacer dependiente’, pero es que la relación causal es justo la contraria: como es dependiente, tenemos que cubrir todas sus necesidades”.
En este punto, el psicólogo quiso hacer hincapié en que “hablamos de que hay que satisfacer todas sus necesidades, no deseos ni caprichos”.
Así pues, las dos características del apego seguro son “la protección/vinculación/cariño (llamadlo como queráis) y, por otro lado, el fomento de la autonomía”.
Cuatro tipos de apego
Existen cuatro tipos de apego y solo uno de ellos es seguro. Rafa nos explicó en qué consisten estos tipos de apego, cómo se forman y qué consecuencias tienen. Para ello utilizó un esquema en el que hay dos ejes: el eje de la autonomía y el eje de la protección.
Para que pudiéramos comprender mejor estos tipos de apego, Rafa Guerrero utilizó el ejemplo de las naranjas. A la izquierda nos encontramos con la columna de “niño o niña”, donde vamos a ver la necesidad que presenta (de forma metafórica) y, a la derecha, en la columna “figura de apego” veremos la respuesta que da mamá/papá ante esa necesidad.
En el supuesto que nos explica Rafa Guerrero, el niño o niña tiene una necesidad que es una naranja (metafórica):
- Apego seguro: “Si mamá y papá son capaces de conectar con su necesidad y darle esa naranja, es decir, sintonizar con sus necesidades y darle exactamente lo que necesita, ni más, ni menos: esto es lo que se conoce como apego seguro”, explica el psicólogo. Este apego sería el equilibrio entre la vinculación y la autonomía.
- Apego evitativo: “Si ante la necesidad que hablábamos antes, lo que hacen las figuras de referencia del niño es darle una mandarina, que no es una naranja pero se le parece, esta manera de relacionarnos pertenece al apego evitativo”, nos cuenta Rafa. El apego evitativo es una manera de relacionarnos en la cual “cada vez que el niño/a manifiesta una necesidad emocional, mamá y papá no atienden esa necesidad, pero le dan una clave para que sepa lo que tiene que hacer para que mamá y papá estén tranquilos”.
Veamos un ejemplo: el niño llega a casa asustado porque tiene un examen que va a ser muy difícil, llega a casa y expresa a sus padres su preocupación, a lo que los padres contestan: “No te preocupes, ponte a estudiar”. Por lo tanto, este estilo se caracteriza porque “mamá y papá evitativos no sintonizan con la emoción del niño o niña, pero a la vez le dan una clave que el niño aprende: que lo que tiene que hacer es no mostrarse vulnerable, no mostrar cómo se siente”. - Apego ansioso-ambivalente: Seguimos con el mismo ejemplo de un niño o niña con una necesidad, que vamos a visualizar en forma de naranja. En este estilo de apego, “las madres y padres inseguros y con una pobre gestión emocional, en vez de darle a su hijo una naranja, que es lo que necesita, le dan un naranjo, mucho más de lo que necesita”.
Entonces, estos padres lo que necesitan es “calmar su parte emocional, su hemisferio derecho, y aumentar su parte de pensamiento y autocontrol, su hemisferio izquierdo. Justo lo contrario que los padres evitativos”, explica Rafa Guerrero. - Apego desorganizado o desorientado: Rafa nos cuenta que este tipo de apego se da, aproximadamente, entre un 5 y un 10% de la población y se da en niños a los que no se les está atendiendo el extremo de la vinculación, ni el extremo de la autonomía.
Hasta aquí el resumen de la ponencia de Rafa Guerrero. Pero si os habéis quedado con ganas de saber más sobre la teoría del apego, aquí os dejamos su intervención completa para que podáis tomar nota y verla todas las veces que queráis. ¡Que la disfrutéis!