¿Habéis oído hablar de la red social “OnlyFans”? Al igual que Tiktok, de la que os hablamos en este artículo, OnlyFans experimentó un gran auge durante el confinamiento, calando cada vez más entre una audiencia joven. Por esta razón, y por la predominante cantidad de contenidos pornográficos en esta red social, creemos que es un tema que debemos abordar para que madres y padres estemos enterados de qué se cuece en OnlyFans. Y para arrojarnos un poco de luz en todo este asunto hemos hablado con María Lázaro, docente, divulgadora y autora del libro “Redes sociales y menores. Guía práctica”.
1. María, durante el confinamiento se disparó el uso de los dispositivos tecnológicos, y algunas redes sociales vivieron un gran auge, como por ejemplo TikTok. Pero hay otra red social que también experimentó un gran crecimiento: OnlyFans. ¿Puedes contarnos un poco en qué consiste esta app y por qué está tan de moda?
OnlyFans es una red social creada en 2016 por Timothy Stokely, con sede en Reino Unido, que tiene como objetivo que los creadores de contenido puedan obtener ingresos por lo que publican, ya sean fotos o vídeos, a través de suscripciones de sus fans. Dicho así, no parecería nada destacable. OnlyFans no es la única plataforma tecnológica que permite a los creadores conseguir ingresos mediante suscripciones, tenemos el ejemplo también de Patreon. La diferencia radica en que en 2018 entró en el accionariado de OnlyFans Leonid Radvinsky, el creador de la web de webcams eróticas MyFreeCams, que compró el 75%.
A partir de ahí, comenzaron a predominar en OnlyFans los contenidos pornográficos. Simultáneamente, empezó a acelerarse el número de usuarios, y la pandemia supuso el impulso definitivo: según cifras de OnlyFans, si en julio de 2019 contaba con solo 10 millones de usuarios, en enero de 2021 sumaba ya 100 millones de usuarios (otras fuentes elevan esta cifra en la actualidad a 120 millones), de los que más de un millón son creadores de contenidos. Contenidos pornográficos en su mayoría, insisto. ¿Por qué este auge durante la pandemia? El confinamiento provocó por una parte que la industria pornográfica se paralizara, y los actores y actrices migraron a esta plataforma; pero, sobre todo, la pérdida de empleo y la incertidumbre ha provocado que millones de personas se hayan propuesto ganar unos ingresos extra o alternativos por esta vía. Todo ello, mientras el consumo online en general (y en concreto el de pornografía) se ha disparado.
Ha aumentado la demanda, ha aumentado la oferta, y en el medio OnlyFans ha hecho caja. Esta red social asegura que en el último año ha distribuido más de 3.000 millones de dólares a sus creadores, y eso teniendo en cuenta que la plataforma se queda el 20% de las suscripciones, como comisión por el servicio.
En los últimos meses, OnlyFans está también intentando “lavarse la cara” atrayendo a la plataforma a otro tipo de creadores, especialmente deportistas: hace unos días se abrió cuenta aquí la atleta canadiense Alysha Newman, de 27 años, que participará en los Juegos Olímpicos de Tokio, y a principios de junio entró también el boxeador Floyd Maywather. La red social está buscando atraer inversores para convertirse en el nuevo “unicornio” (empresas que no cotizan en Bolsa pero tienen una valoración de más de 1.000 millones de dólares), de ahí este lavado de cara.
2. Hemos visto que en otras redes sociales, especialmente TikTok e Instagram, existen perfiles que hablan sobre los beneficios de abrirse una cuenta en OnlyFans. ¿Cuáles crees que son los peligros de esta decisión, especialmente para los jóvenes?
Un elemento que debemos tener en cuenta es que OnlyFans tiene establecido como límite mínimo de edad los 18 años. Cuando abres una cuenta, la plataforma no pide ninguna identificación. Pero sí es cierto que para empezar a publicar, o para ver las fotos y vídeos que otras personas publican (incluso aunque la suscripción sea gratuita) hay que verificar la cuenta: para ello pide el DNI, pasaporte o carnet de conducir, con autenticación visual mediante foto, y una cuenta bancaria. Obviamente, si un menor se lo propone, esta información puede falsificarse, aunque al menos la plataforma impone un sistema de verificación y autenticación.
En OnlyFans, muchos jóvenes ven una oportunidad para ganar un dinero extra de forma sencilla, “simplemente” publicando fotos y vídeos… eróticos o pornográficos. La plataforma permite configurar diferentes opciones de suscripción mensual, incluso comprar contenidos exclusivos. La percepción del riesgo se reduce a cero porque no hay contacto físico entre el “creador” y el “suscriptor”, sino una pantalla por medio, y porque “yo decido qué, cómo y cuándo publico”. La mayoría no son conscientes, en primer lugar, de la exposición personal que representa publicar este tipo de contenido, que cualquiera puede guardar y conservar incluso después de que hayan eliminado el perfil, o consideran que la exposición merece la pena por la recompensa económica que obtienen.
En segundo lugar, no son conscientes de que de esta manera se adentran de forma voluntaria en un mercado, la industria pornográfica, que tiene dinámicas que desconocen, porque creen que son ellos quienes tienen el mando. Pero el mayor riesgo, y del que son menos conscientes aún, es la vinculación probada que existe entre pornografía y prostitución. En algunos entornos se advierte de que la pornografía no es más que prostitución grabada, que acaba derivando en muchas ocasiones en prostitución física.
3. Hemos hablado de los peligros de usar esta red social como creadores de contenido. Pero, ¿existen también riesgos para los consumidores?
El consumo de pornografía tiene un impacto directo en el desarrollo de la sexualidad, y en la propia concepción de la sexualidad. Está estudiado que el consumo de pornografía está asociado directamente a una concepción de la sexualidad y de la pareja basada en la dominación del hombre sobre la mujer, la cosificación de la mujer, en la falta de respeto mutuo, violencia sexual y prácticas sexuales de riesgo y sin protección, que aumenta a su vez la transmisión de enfermedades sexuales y de embarazos no deseados. Además, la pornografía suele estar mayoritariamente asociada a la heteronormalidad, y tiende a aumentar la homofobia.
El estudio de Save the Children España “(Des)información sexual: pornografía y adolescencia” advierte por ejemplo de que mientras que los chicos consumen una pornografía que está diseñada para ellos, a través de la que satisfacen “necesidades instintivas”, las chicas se adentran en la pornografía como método para “aprender” qué se espera de ellas: gestos, posturas, etcétera. Este mismo informe señala también que el deseo sexual de los adolescentes y jóvenes se está construyendo, en gran medida, sobre el consumo de pornografía, una pornografía que normaliza la ausencia de consentimiento mutuo, el menosprecio a la mujer y la sexualización del dolor femenino. Todo ello resulta realmente preocupante si tenemos en cuenta que la pornografía es una fuente de inspiración para la adolescencia.
Según este estudio, el 54,1% de adolescentes cree que la pornografía da ideas para sus propias experiencias sexuales (en mayor medida ellos) y al 54,9 % le gustaría poner en práctica lo que han visto.
4. ¿Cómo podríamos tratar este tema con nuestros hijos e hijas?
En primer lugar, hablando con ellos sobre pornografía, sexo y sexualidad. Explicándoles que la pornografía es sobre todo una ficción, que las actitudes y relaciones que en ellas se muestran son ficción y un mito, que las relaciones sexuales y de pareja no se construyen, o no se deberían construir, bajo ese modelo. Hay que hablar con ellos de sexo y de sexualidad, de forma tranquila y sin juzgar, preguntarles y responder a sus preguntas. Entender qué les interesa y qué les preocupa, y por qué. Insistir en que en las relaciones sexuales no deben hacer nada que no les apetezca, ni exigir a la otra persona nada que ella no quiera. Que es fundamental practicar sexo seguro. Y fomentar también su autoestima, por supuesto.
Si esto lo tienen claro, es difícil que OnlyFans les resulte atrayente.
Hay que tener claro también que prohibir el consumo de pornografía no es la solución. Porque si quieren acceder a ella, lo harán, en casa o fuera de ella, en Internet, redes sociales o a través de cualquier otro medio, y a cualquier edad. La clave está en una adecuada educación en afectividad y sexualidad, y en el uso responsable de las tecnologías.