Todos somos conscientes de que el juego es fundamental en la vida de nuestros hijos, pero no todos lo aplicamos en nuestro día a día. El último estudio publicado por la marca de juguetes Fisher-Price muestra que solo el 7% de los españoles se divierte jugando con sus hijos. Este estudio, realizado entre más de 5.000 personas de toda España, también ha sacado a la luz que el 59% de los padres juegan con sus hijos con la única motivación de estimularlos y desarrollar sus capacidades. Mientras el 34% juega con ellos para pasar tiempo juntos. Sólo el 38% de los padres dice que le relaja meterse en el mundo de sus hijos y vivir aventuras con ellos (un porcentaje bastante bajo si tenemos en consideración los beneficios que aporta el juego a los niños, pero también al bienestar adulto).
El aprendizaje durante el juego es mutuo “y sin duda, tiene beneficios para todos”, asegura la docente experta en crianza Sara Noguera. Además, añade que los padres “aprendemos más cosas sobre nuestros hijos, nos hace conectar con su realidad, sus intereses y sus capacidades reales de juego”. La autoconfianza del niño aumenta si jugamos con él. Además, favorece las habilidades sociales y emocionales. A través del juego los niños expresan sus gustos, emociones, sentimientos y pensamientos de una forma muy sutil y natural, que quizá de otra manera no se podría dar. Descubriremos si hay temas que le asustan o le preocupan, ya que en el juego nuestros hijos lo expresan de forma indirecta y espontáneamente. También podremos disfrutar de sus risas y de su alegría.
La importancia de separarnos un poco de los dispositivos tecnológicos nos permite poder tener una comunicación más efectiva con nuestros hijos
Mediante el juego, los niños aprenden a comunicarse, socializar, compartir, empatizar, a mejorar la seguridad en sí mismos, a respetar y ser respetados. Asimismo, jugando podemos enseñarles valores tales como la comprensión, la tolerancia, la sensibilidad al otro, la felicidad, y un largo etcétera. Noguera argumenta que ofrecer a nuestros hijos oportunidades para jugar es una de las mejores maneras de ayudarlo a crecer y a convertirse en un adulto curioso, creativo, feliz y con mucha confianza.
Tan importante es el tiempo de juego que los expertos recomiendan dedicarle como mínimo 15 minutos al día. No obstante, esta madre de cuatro hijos puntualiza que en cada casa hay diferentes realidades que son tan válidas como las otras. Es decir, no tiene por qué haber un tiempo exacto de juego diario, pero sí es importante “asegurarnos de que el tiempo que jugamos estamos plenamente disponibles, sin distracciones ni interrupciones”. Noguera insiste en la importancia de separarnos un poco de los dispositivos tecnológicos en nuestro día a día para así poder tener una comunicación más efectiva con nuestros hijos y prestarles toda nuestra atención. Además, aclara que los niños disfrutan, sobre todo, “en entornos donde ven a los demás divertirse sin la tecnología. Juegan más y mejor sin ella, se convierten en más autónomos y su capacidad de juego independiente es superior”.
Jugar con nuestros hijos es la mejor estrategia para fortalecer la unión familiar. Pero, ¿cómo podemos fomentarlo desde casa? A continuación, la fundadora de Kimudi nos recomienda algunos juegos que podemos llevar a cabo con nuestros hijos.
Ideas para jugar con nuestros hijos
Para hacerlo de forma correcta es necesario meternos completamente en su mundo, ya que eso además nos ayudará a liberarnos del peso de nuestras responsabilidades. “Hay que perder el miedo a aburrirse”, propone Noguera. La posibilidad que aporta el juego de ser quien realmente se quiera ayuda a redescubrir facetas y capacidades quizá olvidadas en la vida adulta. Tenemos que dejarnos llevar, bajar la guardia y olvidar la vergüenza.
– Juegos al aire libre: Un paseo por el campo, montar en bicicleta, ir a un parque infantil, columpiarnos, hacer carreras, caminatas, etc. puede ser de lo más divertido y, además, la actividad física a todos nos vendrá bien.
– Juegos simbólicos: Consiste en inventar e imaginar escenarios y situaciones sin límites. Jugar a las cocinitas, construir cabañas, organizar una fiesta con invitados imaginarios o convertirse en superhéroes, donde la creatividad se una con la imaginación. Todo ello ayuda al pensamiento abstracto, a la capacidad de recrear espacios, lugares y objetos que no están presentes, una habilidad desarrollada en el ser humano y que comienza en los niños con el juego.
– Juegos de mesa: Siempre son una buena opción para reunir a toda la familia, reír a carcajadas y poner en práctica habilidades sociales y de razonamiento como seguir las reglas del juego, respetar turnos, asumir roles, etc. Además, este tipo de juegos ayudan a desarrollar la cooperación entre los miembros de un equipo o la competitividad sana. Asimismo, los niños experimentaran los sentimientos de ganar y perder, lo que ayuda a la gestión de las emociones y la tolerancia a la frustración.
– Rompecabezas y manualidades: Armar juntos rompecabezas o hacer manualidades usando pintura, arcilla, plastilina o piezas para construcciones es una buena manera de incentivar la creatividad y la comunicación. La creatividad es una habilidad muy importante a fomentar, por ello no podemos centrarnos solo en juegos cerrados, con unas normas preestablecidas y con un objetivo concreto. Los niños deben contar con materiales y herramientas que estén destinadas a crear.
– Juegos tradicionales: Hay juegos que nunca pierden su encanto y que sobreviven al paso del tiempo siendo verdaderamente divertidos y disfrutados por todos los niños, como el escondite, saltar a la comba, la gallinita ciega, los cromos o disfrazarse, entre otros muchos más. A esta última, los expertos reportan beneficios como la capacidad para trabajar la empatía y la autoconfianza.
De muchas maneras sencillas estamos realizando un impacto en el cerebro de los niños, en definitiva, en la vida de los niños, y sin necesitar una gran cantidad de juguetes. Es cierto que este tema es muy personal y se tendrán que realizar algunas variantes en los juegos porque conforme van creciendo nuestros hijos, irán cambiado también sus necesidades y gustos, pero lo más importante es que todo el proceso sea divertido, que tanto los niños como nosotros nos divirtamos en el camino. Y, por ende, que toda la familia disfrute y se divierta también influye en que ese cerebro crezca sano y feliz.