Conflictos para llegar a tiempo al cole, para que coma lo que hemos puesto en el plato, para que haga los deberes, para que obedezca… En numerosas ocasiones, los padres y las madres nos vemos enzarzados en discusiones por querer que nuestros hijos e hijas hagan las cosas ya. Si lo pensamos detenidamente, es muy probable que dentro de dos horas esto que tanto nos importa ahora mismo (tanto como para perder la paciencia y pensar, o quizá decir, “con mi hijo es imposible”) ya no importe nada. Y es que quizá otro de los retos que tenemos padres y madres ante nosotros es no olvidar que la educación de un hijo o hija no es un camino rápido y lineal, sino un camino largo, lleno de rodeos y obstáculos de los que aprender sin prisa pero sin pausa.
En un documento publicado en inglés por Save the Children, Positive Discipline: What it is and how to do it (Disciplina positiva: qué es y cómo practicarla), los autores afirman que en muchas ocasiones los padres y las madres nos dejamos llevar por objetivos a corto plazo (que se vista ya, que coma toda la comida, que haga los deberes ya, que me haga caso ya) y perdemos de vista los objetivos a largo plazo (por ejemplo, que tenga inteligencia emocional, que tenga una buena autoestima, que sea responsable, que sea respetuoso, que sea comprometido, que sea amable y solidario, que tenga motivación por aprender…). Este manual nos hace reflexionar con ejercicios muy interesantes para concluir que, a menudo, llevados por la supuesta urgencia de ver alcanzados nuestros objetivos a corto plazo dejamos de lado o incluso actuamos contra los objetivos a largo plazo (por ejemplo, le gritamos para que se vista ya cuando nosotros no queremos enseñarle que gritar es un comportamiento aceptable, le decimos “contigo no hay manera” cuando en realidad queremos que tenga una buena autoestima, o le insistimos tanto que haga los deberes, de una manera tan poco atractiva que no consigamos en ese momento contagiarle la motivación por aprender…).
Como dice Jessica Haley en un artículo en The New York Times, “los padres y madres tienden a ignorer el largo plazo y se creen promesas como “los cinco pasos para librarse de las rabietas”. Las progresiones lineales no significan nada ara las rabietas o los enfados de niños pequeños o preadolescentes. Por muy tentadores que estos atajos puedan ser, son meras atracciones secundarias y distracciones de la tarea real de educar a nuestros hijos. Ser padres es, después de todo, un trabajo a largo plazo”. Sobre este camino de la hablaremos el 3 y el 4 de julio en Barcelona.
No parece fácil tomarse con calma y paciencia las prisas de ver cumplidos los objetivos a corto plazo (sin perder de vista nuestros objetivos a largo plazo) ni dejar de dar importancia al hecho de que la progresión de nuestros hijos no sea lineal o las recetas tan supuestamente exitosas que hay por ahí no funcionen con ellos. Pero ¡nos gustan los retos!, ¿verdad?
Foto: Family walking at red earth. Fuente: Joan /Flickr