La estrategia del miedo consiste básicamente en avisar constantemente de “que viene el lobo, que viene el lobo”. A pesar de encontrarte en medio de la playa en pleno verano (zona no conocida por su presencia de lobos, precisamente), si te bombardean con mensajes sobre el peligro de que te ataque un lobo, lo más probable es que acabes construyendo tú mismo un refugio -aunque estés a 40º a la sombra- y buscando en cualquier ‘Todo a 100’ algún repelente “antilobos” que te salve del peligro inminente.
Es como cuando te decían de pequeño que si te portabas mal vendría el hombre del saco, y nunca venía, pero tú te cagabas encima.
La estrategia del miedo es muy efectiva en situaciones de crispación o desesperación colectiva. Cuando se ha perdido la esperanza o cuando el enfado se puede respirar en las calles. Y ahora mismo en España, otra cosa no, pero crispación tenemos hasta para exportar: que si banderas, que si elecciones, que si las lenguas, las autonomías, los pactos, el paro, la crisis que acecha –y la que aún no nos ha abandonado–, la vivienda, el adoctrinamiento. Podría extenderme hablando de cualquiera de estos temas que, de manera más directa o menos, nos afectan tanto a nosotros como a nuestros hijos. Pero vamos a detenernos en este último, el adoctrinamiento en las aulas.
El adoctrinamiento de género
No es nada nuevo que se culpabilice a los docentes de… bueno, en realidad de lo que sea. El profe que le tiene manía al nene, la maestra que no ha querido ponerle un aprobado o el típico “mira que te portas mal, ¿eso es lo que te enseñan en el colegio?”. Pero desde hace un tiempo, oímos repetidamente el concepto de adoctrinamiento. Lo dicen políticos, lo dicen asociaciones, lo dice la tele, lo dice tu vecino Paco el del quinto. Y claro, como madre o como padre, llega un momento en el que piensas: ¿Estarán adoctrinando a mi hijo en el colegio? ¿Estarán enseñándole cosas que no coinciden con la línea que seguimos en casa? Y sin darte cuenta, ya tienes al hombre del saco metido en tu cabeza revoloteando.
Sobre todo en los últimos meses hemos presenciado el lanzamiento del nuevo complot organizado por docentes y educadores para pervertir la mente de nuestros pequeños: el adoctrinamiento de género.
Pero es que encima esta mañana al ir a dejar a los niños al cole, te has topado con una marquesina en la parada del autobús que te asegura que están adoctrinando a tus hijos, que necesitan tu firma para luchar en contra de esto, que no lo permitas. La última campaña de Hazte Oír. Toc, toc. Soy el hombre del saco, te confirmo que están adoctrinando a tus hijos, que lo sé yo.
Según diversas asociaciones y partidos políticos, el adoctrinamiento de género consiste en inculcar a los niños ideas relacionadas con la diversidad, el feminismo o la educación sexual. En concreto, y cito literalmente, les preocupan cosas como: “¿Qué haces cuando te enteras que a tu hijo de 12 años le han enseñado en el cole a ponerse un preservativo?”; o que en las escuelas les educan en valores como el “aborto libre, sexo libre, género fluido, y toda esa basura que está destrozando familias enteras”.
Cómo destrozar el argumento del “adoctrinamiento” en 3 sencillos pasos
- Dediquemos un segundo de nuestro tiempo para aterrizar: estamos en el año 2019, siglo XXI. Una vez tenemos esto claro, vamos a intentar deshacernos de todo lo que nos enseñaron a nosotros en el colegio sobre sexualidad e igualdad de género (o sea, nada) y pongámonos a pensar en cómo están las cosas hoy en día.
- Datos, datos, datos.
- Los estudios demuestran que la edad de inicio en la visualización de pornografía en los jóvenes es a los 12 años. Pero esto no quiere decir que no estén expuestos a este tipo de contenidos incluso a una edad más temprana (desde los 9 años).
- Cada vez son más los casos de violencia de género entre los jóvenes. Nuestra experta Marina Marroquí ya nos advirtió del hecho de que 1 de cada 3 adolescentes sufre violencia machista. Además, hace poco la Fiscalía General del Estado publicó su memorial anual del 2018, en el que aparecen datos tan alarmantes como que en el pasado año se contabilizaron 944 casos de violencia de género entre menores de edad, frente a los 684 y 543 incoados en los dos años anteriores. Un progresivo aumento que consideran “preocupante” y llaman a “hacer una revisión educativa ya que los jóvenes funcionan con patrones de discriminación, pese a la sensibilización contra malos tratos”.
- Según el Observatorio Español Contra la LGTBIfobia, de media casi 50 jóvenes LGBTI se suicidan en España cada año, y otros 950 jóvenes LGBTI lo intentan.
- Si hacemos más caso a las estadísticas que a las marquesinas o a los autobuses que nos dicen si nuestros hijos tienen pene o vagina, ya nos habremos dado cuenta de que existe una realidad preocupante y contrastada que sí que afecta a nuestros hijos e hijas, y se relaciona con la intolerancia, la falta de respeto hacia la diversidad sexual y la violencia hacia las mujeres y las personas LGTBI+. ¿Y cómo se combate esto? Pues, evidentemente, con educación sexual en las aulas y en las casas.
¿Qué es la educación sexual?
La educación sexual en los colegios tiene el objetivo de promover “una visión de la sexualidad en términos de igualdad y corresponsabilidad entre hombres y mujeres con especial atención a la prevención de la violencia de género, agresiones y abusos sexuales” o “El reconocimiento y aceptación de la diversidad sexual”, entre otros fines –no menos importantes, por supuesto–. Todo esto queda patente en la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.
En definitiva, la educación sexual en las aulas persigue poder combatir todas las estadísticas alarmantes que hemos desgranado antes, que nuestros hijos e hijas se acepten y sean aceptados sea cual sea su condición sexual o su género; que no construyan una visión de la sexualidad deformada por la pornografía -que no es más que ficción-; que aprendan lo que es el respeto y la igualdad, dentro de la diversidad; y que cuando crezcan y sean adultos, si algún día deciden tener hijos o hijas, no tengan que preocuparse, como nosotros, por que alguno de estos peligros les afecte a ellos ni a ningún joven, nunca más.
¿Qué es adoctrinamiento?
“El feminismo es adoctrinamiento”, te dirán. La educación sexual, también. Los docentes, las activistas, el colectivo LGTBI+, las asociaciones por la igualdad, la ley de violencia de género…
¿Qué es adoctrinamiento? Me dices mientras cuelgas tus carteles en farolas y paredes, mientras recorres el país con tu autobús tránsfobo, organizas campañas en marquesinas y repartes panfletos en las puertas de los colegios, utilizando el miedo para inculcar mensajes homófobos, tránsfobos, machistas… en definitiva, para inyectar tu intolerancia en las venas de la población, amenazando con que viene el lobo. ¿Qué es adoctrinamiento? ¿Y tú me lo preguntas? Adoctrinamiento, Hazte Oír, eres tú.
Que no te engañen.