“Tanto si has tenido parto natural como una cesárea, en cuanto nazca el bebé, lo deberían colocar de forma inmediata sobre tu vientre o pecho. Nada de asear al bebé, ni pesarle, ni nada que implique separar al bebé de su madre. Sabemos que este primer contacto, conocido como la hora de oro, ofrece a ambos un mejor inicio de la lactancia y, además, conlleva multitud de beneficios”, cuenta la consultora internacional de lactancia (IBCLC) Alba Padró en su último libro ‘Mucha teta. El manual de la lactancia materna’.
¿Cómo es esta primera hora de oro?
La hora mágica, sagrada o de oro (tiene varios nombres) son unos momentos únicos que suelen durar entre 60-69 minutos, que es el tiempo que el bebé tardará en encontrar el pecho y engancharse a él.
60-69 minutos en los que, según cuenta Padró, ocurrirá esto:
- El bebé llorará cuando lo pongan sobre tu cuerpo.
- En el momento en el que encuentre el contacto con tu piel, tu respiración y el sonido de tu corazón, se va a calmar.
- Se irá como despertando (le hace falta un poco de tiempo para recuperarse del parto).
- Poco a poco se irá activando y verás que va moviendo las extremidades.
- Se chupará la mano para recordar qué debe buscar (el líquido amniótico sabe y huele igual que el calostro).
- Empezará a levantar la cabeza y a auparse.
- Llegará a la zona del pezón, irá sacando la lengua e intentará mamar.
- Después de algunos intentos, lo agarrará y tomará su primer chupito de calostro.
- Te mirará a la cara y se quedará dormido.
“Estos 9 pasos se completan, normalmente, en una hora. No es malo ayudarle si sientes que lo necesita, pero prepárate, pues es una de las lecciones relacionadas con la lactancia: requiere tiempo y paciencia”, recuerda Padró.
Por qué es importante respetar esa ‘hora dorada’
La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que, nada más nacer, siempre que la salud del niño y de la madre lo permitan, la madre y el niño tienen que mantener un contacto muy estrecho, un contacto piel con piel. Y lo recomienda por varios motivos:
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Facilita el inicio de la lactancia
El bebé nace con el instinto de agarrarse al pecho casi desde los primeros minutos. Después de una hora, en cuanto el niño se duerma, será más complicado, habrá que esperar unas horas y el agarre del pecho no será tan instintivo. Y es importante que tome esta primera toma, pues se trata de lo que conoce como ‘precalostro’, una leche rica en proteínas, nitrógeno, inmunoglobulinas, ácidos grasos, hierro y otros nutrientes y es baja en lactosa. Además, cuanto antes empiece a mamar el bebé antes se producirá la leche. Según la OMS, el contacto directo de la piel de la madre con la del niño justo después del nacimiento, además de ayudar a iniciar la lactancia materna temprana, aumenta la probabilidad de mantener la lactancia materna exclusiva en los primeros meses, con todos los beneficios que esto supone para madre e hijo.
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Ayuda a establecer el vínculo afectivo
El contacto piel con piel y la lactancia aumenta la secreción de oxitocina, una hormona que favorece el vínculo entre madre e hijo y reduce el estrés de ambos. Respetar esta primera hora de contacto piel con piel reducirá, además, las probabilidades de que la madre sufra de tristeza o depresión postparto. Varias investigaciones han comprobado que las madres que no habían vivido esta hora dorada cerca del recién nacido establecen un vínculo afectivo menos intenso y exhiben una menor respuesta a las señales del bebé los cuatro días tras el parto.
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A nivel fisiológico, es muy beneficiosa para el bebé
Ayuda a prevenir la ictericia, la hipotermia, a que regule mejor la temperatura desde el principio, a que tenga niveles más estables del sistema cardiorrespiratorio, de saturación de oxígeno y niveles menores de azúcar en la sangre.
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Reduce el llanto del bebé
Hace unos años, un equipo del Instituto Karolinska de Estocolmo realizó un estudio comparativo de neonatos separados de sus madres al nacer versus neonatos que permanecieron piel con piel. Los bebés que fueron separados de sus madres al nacer para ser sometidos a diferentes procedimientos rutinarios, lloraban mucho. Es el grito de auxilio de la cría de mamífero humano separado de su madre. Sólo dejan de llorar cuando ya no tienen fuerzas para seguir haciéndolo. Además, los recién nacidos separados tenían a las 6 horas de nacer el doble de cantidad de hormonas del estrés que los recién nacidos que permanecieron en contacto piel con piel con su madre. El llanto prolongado provoca estrés y el bebé estresado cae en la desesperación.