“La mayoría de los adultos no nos imaginamos la capacidad de aprendizaje de los niños”

Hoy publicamos tres entrevistas muy especiales para conocer de cerca qué implica para los niños, la familia y los profesores el método Kumon. Hablamos con Álvaro Gamboa, de 11 años, que comenzó a trabajar el método Kumon con apenas dos años y medio y ha logrado concluir el programa de matemáticas, con su profesora y con sus padres

“La mayoría de los adultos no nos imaginamos la capacidad de aprendizaje de los niños”

 

Hoy publicamos tres entrevistas muy especiales para conocer de cerca qué implica para los niños, la familia y los profesores el método Kumon. Hablamos con Álvaro Gamboa, de 11 años, que comenzó a trabajar el método Kumon  con apenas dos años y medio y ha logrado concluir el programa de matemáticas, con su profesora y con sus padres . Gracias a su experiencia educativa con Kumon, Alvaro ha sido capaz de resolver por sí mismo operaciones de cálculo diferencial e integral como las que hacen los alumnos de los primeros cursos de una carrera técnica universitaria. Y el mensaje es muy claro: no somos conscientes del enorme potencial de los niños para aprender a su ritmo, de forma autodidacta y movidos por su espíritu de superación.

 

Álvaro Gamboa, 11 años, alumno concluyente del programa Kumon de Matemáticas: “Lo más importante que he aprendido es la constancia en el trabajo”

¿Qué te ha gustado de seguir el método Kumon?  

Comencé el programa Kumon con dos años y medio, pero mis padres me dicen que iba contento. Las matemáticas me gustan más que otras materias del colegio porque no hay que memorizar nada. Los deberes que me proponen en el colegio me resultan muy sencillos. Sin embargo, en algunos problemas de los cuadernos de Kumon he tenido que dedicar mucho tiempo. Cuando lograba resolverlos, era muy gratificante.

 

¿Qué es lo más importante que has aprendido?  

Creo que uno de los puntos imprescindibles para avanzar es la constancia en el trabajo.

Realmente, si cada día dedicas un rato a realizar los ejercicios, cuando pasa el tiempo te das cuenta de que has aprendido muchísimo, llegas a saber contenidos que en el colegio no te explicarán hasta dentro de tres o cuatro cursos. Cuando tengo examen de matemáticas en el colegio, no necesito prepararlo; ese día no tengo deberes.

Desde muy pequeño, cuando terminaba un nivel, hacía el test correspondiente para pasar al siguiente. Esto para mí era como hacer un examen y siempre estaba nervioso. Creo que esto me ha ayudado a hacer los exámenes del colegio, he aprendido a controlar los nervios, el tiempo del que dispongo para resolverlo, a repasarlo antes de entregarlo. 

He aprendido muchísimas matemáticas, no solo he aprendido a operar con soltura, creo que también me ayuda mucho a resolver problemas. En el colegio me doy cuenta de que resuelvo sin dificultad problemas que a mis compañeros les cuestan mucho y he ganado algunos concursos de matemáticas. También he aprendido que a veces las recompensas del trabajo realizado tardan en llegar. 

 

¿Has tenido que esforzarte mucho? ¿Cómo te has sentido cuando ese esfuerzo daba sus frutos?  

No sabría decir cuáles son los niveles más sencillos porque en todos ellos conforme avanzas te encuentras con problemas más difíciles.  Mis padres y mis profesores, me han ayudado orientándome para poder comprender por mí mismo cosas que no entendía, animándome cuando me veían frustrado, obligándome cuando estaba perezoso,… Ahora me alegro mucho de que lo hicieran y que no me dejasen abandonar el programa, aunque creo que cuando les decía que estaba cansado y no quería seguir con esto no lo sentía realmente; lo dices porque sabes que no te van a permitir dejarlo.

 

¿Qué te gustaría estudiar de mayor?  

De momento no lo sé. He aprendido de mis padres que tienes que intentar buscar un trabajo que se te dé bien y te guste mucho porque dedicas gran parte del día al trabajo y si no se cumple alguna de las condiciones anteriores es muy difícil que seas feliz.

 

¿Cuánto tiempo le has dedicado a Kumon al día?  

Se supone que debes trabajar entre 20 minutos y media hora cada día y que, si el trabajo propuesto te lleva mucho más tiempo, tu profesor te marcará una pauta distinta. Aún así, en algunas ocasiones he llegado a estar más de una hora, pero siempre ha sido porque yo me empeñaba en terminar algún problema.

 

¿Qué te gusta hacer, cuáles son tus aficiones? 

Con lo que más me divierto es jugando con mi equipo de baloncesto los partidos de los sábados. También me gusta nadar y, en general, todos los deportes. En cuanto a las asignaturas del colegio, las que más me gustan son educación física y  matemáticas. 

 

Ana Murillo, profesora de Kumon Madrid – Dehesa de la Villa: “Todos los alumnos tienen un potencial de aprendizaje ilimitado que no se corresponde con edades o cursos escolares”.

¿Cómo ha sido la experiencia de enseñar a Álvaro? 

La lección más importante que me ha transmitido Álvaro es que todos los alumnos tienen un potencial de aprendizaje ilimitado que no se corresponde con edades o cursos escolares.  Los docentes debemos ser conscientes de esta realidad y saber aprovechar sus puntos fuertes, trabajar los débiles y desarrollar al máximo ese potencial. Son muchos y buenos los recuerdos que atesoro de Álvaro, pero quizás el que siempre recordaré será el de un niño sentadito, muy muy pequeño, ajeno al ruido que le rodeaba, completando su tabla de fichas del 1 al 100 sin inmutarse. Ese día, supe que me encontraba ante un alumno especial.

 

¿Qué objetivos te marcaste a la hora de enseñarle matemáticas? 

Han existido momentos realmente duros. No podemos olvidar que Álvaro comenzó el programa de Kumon Matemáticas con dos años y medio, y que su paso por Kumon ha abarcado gran parte de su niñez. Quizás su paso por el nivel B con las «terribles» llevadas fue el peor de todos. También se le atravesó el nivel F, pues la complejidad de los ejercicios unida al tiempo que tenía que invertir en hacer sus cuadernos se le hicieron especialmente complicados.

 

¿Cómo ha sido el proceso de adaptarse a sus ritmos y personalizar la enseñanza? 

Con muchísimo respeto a los tiempos que me iba marcando Álvaro, sin forzar ni presionar, sino dejando simplemente que fluyese todo su potencial y su cada vez más fuerte resistencia a la frustración. Este último aspecto es el que más hemos trabajado durante todo el programa.

Los problemas relacionados con su frustración, con muchísima comprensión, paciencia, cariño y motivación constantes. Sus dudas conceptuales puede que al principio tuviesen una orientación más directa, pues era más pequeño, pero curiosamente en los últimos niveles apenas ha preguntado nada. Él mismo quería superarse a sí mismo y hacerlo completamente solo simplemente con la ayuda de los libros de soluciones. Fue en esos niveles donde me di cuenta de que era completamente autosuficiente, autónomo y autodidacta, principal objetivo del programa Kumon y el más difícil de conseguir. 

 

¿Qué relación de colaboración has tenido con los padres?  

Fundamental. La relación con ellos ha sido maravillosa. Siempre han respetado nuestras decisiones sobre el avance o retroceso de Álvaro, quizás porque ellos conocen de primera mano lo difícil y delicada que es la profesión docente. Su motivación constante, su alegría, la capacidad de quitarle hierro a los malos momentos… En definitiva, tener un proyecto educativo en común. Sin el apoyo y la motivación constante por parte de todos los agentes implicados en el proceso educativo (alumno, docentes y familia), el método Kumon no saldría adelante.

 

¿Para qué tipo de personas es recomendable el método Kumon? ¿Qué se puede lograr con él?  

Para todo tipo de alumnado, tenga o no tenga dificultades con alguna de las materias o necesidades educativas especiales. Niños de Infantil, Primaria, E.S.O, Bachiller, personas adultas. No debemos olvidar que tanto el material de matemáticas como el de lectura tienen distintos niveles, siendo los últimos equivalentes a los primeros cursos de una carrera universitaria. Los objetivos conseguidos son múltiples: Concentración, hábito de estudio, confianza en uno mismo, desarrollo de capacidades autodidactas.

 

Padres de Álvaro Gamboa:  “La mayoría de los adultos no nos imaginamos la capacidad de aprendizaje de los niños”

¿Por qué os decidisteis a apuntar a Álvaro a Kumon con dos años y medio?  

Sinceramente fue todo una casualidad. Unos vecinos llevaban a sus hijas a Kumon y estaban contentos con el método. Nos dijeron que admitían niños muy pequeños y quisimos experimentar.

 

¿Qué expectativas teníais hacia el método?  

Al principio solo pensábamos que le vendría bien para concentrarse, no teníamos ningún tipo de expectativas en cuanto al aprendizaje de conceptos matemáticos, pues Álvaro no conocía ni los números.

 

material Kumon 1¿Qué habéis aprendido de Álvaro y de su aprendizaje gracias a Kumon?  

Que la mayoría de los adultos no nos imaginamos la capacidad de aprendizaje de los niños.

 

¿Ha habido momentos duros, difíciles o de duda?  

Sí, claro que sí. En algunos momentos Álvaro ha estado cansado, en otros tenía que hacer ejercicios que le parecían pesados y aburridos, y en otros simplemente protestaba porque quería jugar o ver la televisión, en lugar de realizar los deberes. Sin embargo, nunca cedimos, y hoy en día Álvaro nos agradece que así fuese.  

 

¿Qué beneficios ha tenido Kumon para el aprendizaje de Álvaro? 

Ha aprendido muchísimas matemáticas, pero además ha desarrollado una capacidad de concentración muy superior a la de los chicos de su edad. Tiene mucho amor propio y confianza en sí mismo, siempre intenta hacer sus deberes lo mejor posible.

 

¿Qué diríais a padres y madres que estén pensando si apuntar a Kumon a sus hijos el curso que viene?  

Es un programa estupendo. Los chicos avanzan poco a poco, cada uno a su ritmo, y llegan a aprender cosas realmente difíciles. Eso sí, requiere  un compromiso firme por parte de la familia. No basta apuntar al niño y ya está. En muchas ocasiones hay que librar verdaderas batallas para que realicen sus deberes. En otras, hay que animarles porque después de unos meses de trabajo no han pasado de nivel, y deben volver a repetir ejercicios ya hechos. Esto no es fácilmente entendible por un niño y, en esos momentos, los padres deben apoyar el criterio del profesor. También les diríamos que, tras unos meses de trabajo, los chicos empiezan a ver resultados, suelen mejorar en el colegio y esto les motiva mucho.

 

 ¿Creéis que ha ayudado a inculcar en Álvaro la cultura del esfuerzo? 

Sí, por supuesto. En aquellas ocasiones en las que Álvaro, aunque había trabajado sus cuadernos, no pasaba de nivel, se llevaba unos disgustos tremendos. Tanto su profesora Ana, como nosotros intentábamos explicarle que no pasaba nada y que era mejor volver sobre lo trabajado y aprenderlo bien. En alguna ocasión, su profesora para animarle le proponía los cuadernos de repaso con su correspondiente pauta, como lo hacía habitualmente, y le daba algún cuaderno del siguiente nivel por si le apetecía hacerlo, una vez terminados los deberes pautados. Sinceramente, en los tiempos que corren hoy en día quien puede pensar que el aliciente que solicitaba un niño era poder hacer deberes extra… Esas experiencias han marcado a Álvaro, y ha aprendido que cuando uno no supera con éxito una prueba ha de aprender de los errores y seguir trabajando con empeño e ilusión. 


 

 

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Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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