La leche materna es el mejor alimento que podemos dar a nuestros hijos hasta los seis meses de edad de forma exclusiva, y hasta los 2 años en combinación con otros alimentos, como nos dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) y todas las asociaciones científicas.
Esta recomendación, en muchas ocasiones, no se puede cumplir debido a que la baja de maternidad tiene una duración de 16 semanas (algo menos de 4 meses). Lo que provoca que en España solo el 46,9% de las madres alargue la lactancia materna hasta el mes seis, y el 28,5% entre los seis meses y el año, según un informe de la Asociación Española de Pediatría.
Otro de los motivos por los que las mamás dejamos de dar el pecho es porque sentimos que no producimos leche suficiente, o que nuestra leche es de mala calidad y, en consecuencia, nuestro bebé no se está alimentando correctamente. ¿Esto es así?
En este sentido, nuestra pediatra de cabecera, Lucía Galán (Lucía, mi pediatra) lo deja clarísimo en sus libros:
- La leche materna siempre es buena. No hay leche materna aguada, ni mala, ni poco nutritiva.
- El único secreto para fabricar más leche es estimular más: o más tomas con el bebé al pecho o con sacaleches.
- No hay que llevar dietas extrañas para que tengamos más leche: dieta variada, come de todo de forma saludable, bebe agua. Cero alcohol. Cero tabaco. Punto.
- En muy pocos casos es real el sentimiento de no producir leche suficiente, lo que se conoce como hipogalactia, siempre que la lactancia materna se lleve a cabo a demanda y no haya otros problemas médicos (los trataremos más adelante).
Lactancia materna. Signos de que mi bebé no está comiendo lo suficiente
Para determinar si el bebé está recibiendo leche suficiente, debemos prestar atención a dos signos especialmente importantes:
La ganancia de peso
Un bebé recién nacido tiene que ganar entre 120 y 150 gramos a la semana, y a las dos semanas haber recuperado su peso de nacimiento. No obstante, el pediatra, en las revisiones, irá controlando el peso del bebé, por lo que tampoco debemos obsesionarnos. Hay padres que se obsesionan tanto que pesan al bebé antes de la toma y otra vez después. No es necesario en absoluto.
Los pañales que moja
La cantidad de orina y sus características es otro de los signos que nos ayudarán a saber si nuestro bebé está recibiendo suficiente leche. De este modo, si en circunstancias normales moja menos de seis veces al día el pañal y la orina es amarilla y de olor fuerte, deberíamos consultarlo con el pediatra.
Disminución de leche materna, causas
Si efectivamente, el pediatra ha determinado que el bebé no está cogiendo peso, hay que buscar cuál es la causa para poder ponerle solución. Las 4 causas más comunes son las siguientes:
1. No respetar la lactancia a demanda
La lactancia debe ser siempre a demanda. Da igual si es de día, de noche, si el bebé acaba de mamar hace 10 minutos… Si nuestro bebé nos pide pecho, hay que dárselo. Esto estimulará la producción de leche de forma natural.
2. Un mal agarre
La postura ideal es aquella en la que el bebé viene de cara hacia el pecho, es decir, que todo su cuerpo esté orientado hacia la madre, casi barriga con barriga. Los niños que toman biberón apoyan su cabeza en la zona de flexión del brazo, por en el caso del amamantamiento, si se colocan así quedarían probablemente algo alejados del pezón y tendrían que “tirar” del pecho hacia sí para poder mamar correctamente. Al forzar la posición del pecho el agarre no es adecuado y puede producir dolor y grietas. Lo ideal es que el pezón apunte a su nariz. De este modo, con sólo aproximarse y abrir la boca el bebé podrá agarrarse al pecho dejando el pezón en la parte superior de la boca, que es donde debe quedar.
3. Frenillo lingual corto
La lengua juega un papel muy importante en la lactancia materna ya que ayuda a coger el pecho de manera adecuada y es la encargada de hacer los movimientos de onda, de adelante a atrás y comprimir la leche de la areola al pezón.
En caso de que nuestro bebé tenga el frenillo de debajo de la lengua corto (anquiloglosia) estos movimientos de onda o la misma extracción de la lengua se dificulta mucho. Esto hace que las tomas sean largas, cansadas y menos eficientes. Es importante diagnosticarlo y tratarlo lo antes posible. El tratamiento es muy sencillo. Se llama frenotomía y consiste en cortar el frenillo con tijeras estériles bajo anestesia local. Provoca muy poco sangrado y es un procedimiento con muy pocos riesgos. El bebé casi siempre puede empezar a mamar inmediatamente después de la operación y la madre nota la diferencia enseguida.
4. Falta de confianza
Muchas veces, las madres pensamos que no estamos produciendo suficiente leche o no confiamos en la calidad de la misma y acabamos dando el biberón a nuestro bebé para tranquilizar esa preocupación. El biberón nos tranquiliza porque vemos claramente cuánto alimento ingiere nuestro hijo. Pero lo cierto es que a menos estimulación del pecho, menos producción de leche.
Hipogalactia: baja producción de leche materna
Como ya hemos comentado, a pesar de que son muchas las mujeres que piensan “no tener suficiente leche”, lo cierto es que la inmensa mayoría de las madres son capaces de producir toda la leche que necesite su bebé. Tan solo en una minoría de los casos se produce hipogalactia, o baja producción de leche materna.
Según la Asociación Alba Lactancia, las causas médicas que están detrás de una hipogalactia son:
- Alteraciones de la tiroides no diagnosticadas, como hipotiroidismo, hipertiroidismo o tiroditis postparto. Con medicación compatible con la lactancia, la producción de leche no debería verse afectada.
- Trastornos alimentarios que produzcan amenorreas sostenidas.
- Hipoplasia mamaria, una alteración en los pechos que afecta al tejido mamario y que nada tiene que ver con el hecho de tener poco pecho.
- Cirugía de reducción mamaria.
- Otras enfermedades como el Síndrome de Shehann, el Síndrome de Ovarios Poliquísticos, la diabetes o la obesidad mórbida.
- Otros fenómenos como la retención de la placenta, la cesárea de urgencia o programada, o la toma de ciertos medicamentos podría afectar de manera temporal a la producción de leche materna.
Por tanto, si crees que tienes poca leche, lo primero que deberías hacer es acudir al pediatra o a un profesional sanitario para determinar si realmente es así, y de serlo, buscar la causa para ponerle remedio.