La verdad es que no pensaba que una personita tan pequeña pudiera enseñarme tanto.
Los adultos, en muchas ocasiones, nos vemos frente a los niños como “los que sabemos”: los niños son los que tienen que aprender y nosotros los que tenemos que enseñarles… porque somos los que hemos acumulado más experiencia y, obviamente, tenemos más años de vida que los niños. Pero lo que no tenemos que olvidar es que:
Como decía el Dr.Mario Alonso Puig en nuestra Conversación Inspiradora, “muchas veces la sabiduría no tiene que ir en consonancia con la línea del tiempo: hay gente muy sabia pero muy joven y gente muy mayor pero poco sabia… sabe mucho pero no es nada sabio, conoce mucho pero comprende muy poco, sabe mucho pero sabe hacer muy poco, con lo cual no ha comprendido nada”.
A veces creemos que personas más jóvenes que nosotros no pueden enseñarnos cosas muy valiosas. Hay personas que están cerradas y estancadas y no se abren a que otras personas más jóvenes pueden enseñarles, e incluso les miran con cierto recelo y desconfianza…
Por eso quiero compartir contigo las principales enseñanzas que he recibido de una maestra muy especial: mi hija Elora de 3 años. 3 años, 3 grandes enseñanzas:
1. Capacidad de aprendizaje asombrosa:
Es realmente asombroso cómo una niña de entre 1-3 añitos puede absorber tanta información y asimilarla tan rápido. Su mente es como una esponja deseosa y hambrienta de adquirir conocimiento casi sin esfuerzo.
Y aprenden fundamentalmente a través de la observación y llevando a cabo experimentos. Aprenden más por medio del placer que del dolor, por medio de la sugerencia antes que por medio de órdenes.
Personalmente he aprendido que mi hija “no me escucha tanto”, me mira mucho más y me observa constantemente, que imita lo que ve a su alrededor y que aprende también por medio del afecto, del amor, de la paciencia y de la comprensión.
Al final copiamos una forma de vivir: desde el acento de nuestros padres, hasta nuestra forma de afrontar determinadas situaciones, nuestros lenguaje, postura, caminar…. Por lo tanto:
Si quieres que tu hija tenga una actitud positiva tendrás que ser positivo; si quieres que sea cariñosa, tendrás que serlo con ella, con la gente con la que tratas, con tu mujer… Si tu padre baila, tú bailarás de pequeño, si en tu casa tus padres ríen, tú reirás; si no lo hacen, no lo harás…
Albert Einstein decía que “Dar ejemplo no es la principal manera de influir en los demás, es la única”.
Como aprenden por imitación, soy consciente que muchas cosas de las que hago, o el modo que tengo de decir las cosas, la amabilidad de mis palabras, etc., tiene muchas posibilidades de que sea “copiado” por mi hija… lo que me lleva a mi segundo gran aprendizaje:
2. Me hace querer buscar una mejor versión de mí:
Me ayuda, al fin y al cabo, a ser mejor persona. A darme cuenta de mis fallos y de mis áreas de mejora para poder ser ese ejemplo que mi hija pueda ver en mí. No pretendo que sea como yo, ni mucho menos, pero sí intento que lo que vea en casa y en sus padres sea una influencia positiva y no lo contrario.
Personalmente, he aprendido y mejorado mucho gracias a mi hija en AUTOCONTROL y PACIENCIA. Porque no es fácil el camino de ser padre e intentar educar en esa primera fase a tus hijos y sin duda necesitas grandes dosis de paciencia y autocontrol.
La “Ley del Espejo” está aquí muy presente. ¿Qué veo en los demás, en este caso en mi hija, y qué hay y qué dice eso que veo sobre mí?
3. Vivir en el aquí y en el ahora:
Mi hija, y en general todos los niños, son un ejemplo de vivir en el aquí y en el ahora. Viven el momento presente sin preocuparse por el futuro ni lamentarse por el pasado. Esto nos pasa muy a menudo a todos nosotros y, en parte, es lo que provoca nuestro sufrimiento, nuestra ansiedad, lo que nos hace estar constantemente rumiando sin disfrutar plenamente este momento, lo que nos impide ver también las cosas buenas que tenemos a nuestro alrededor, lo que nos hace fijarnos en la abeja que nos ha picado en lugar de fijarnos en las miles que no lo han hecho… y esto es una lección que, sin duda, me ha dado mi hija.
Mi hija tiene una capacidad de perdonar asombrosa, he podido en un momento de “pérdida de paciencia” alzarle la voz o algo que le haya dolido, pero a los pocos minutos ya ni se acuerda y me está diciendo lo mucho que me quiere… Pasan del llanto a la alegría en cuestión de segundos sin echarte nada en cara.
No tienen prejuicios (que son esas creencias predeterminadas que tenemos sobre algunas personas, en la mayoría de los casos equivocadas o exageradas) y pueden jugar con cualquier niño o cualquier persona: ya sea gordita, delgada, alta, bajita, o con síndrome de down… ¡Son todos iguales para ella!
Para terminar solo quiero recordar la importancia del AMOR, que es el ingrediente fundamental para ser feliz y hacer felices a los demás. Hay estudios que dicen que el 95% del éxito en la vida depende del amor recibido en los primeros años de nuestra vida.
Si a un niño no se le toca, se muere. Es un hecho que René Spitz, médico psicoanalista, estudió en los años 50.
Abraza a tus hijos, dales amor, pasa tiempo con ellos, recuerda lo que realmente es importante en tu vida y ábrete a ser enseñado también por ellos.
Te mando un abrazo enorme y que pases un feliz día.