¿Por qué leer a James Rhodes nos puede hacer mejores personas (y mejores padres)?

Ve nuestro país con asombro, quiere contribuir a erradicar la violencia contra los niños y nos acerca la música clásica sin arrogancia.

El conocido pianista se ha convertido en una estrella  por méritos propios: acercar la música clásica y a sus genios compositores al público con humildad y sin arrogancia, hablar maravillas de su país y su ciudad de adopción, reunirse con el Gobierno para reclamar una mayor protección a los niños víctimas de agresiones y escribir un libro valiente en el que relata los abusos que sufrió de niño y los efectos que esta violencia han tenido en su vida, además de su frenética actividad tuitera en castellano. Os contamos por qué es buena idea leer Instrumental y admirar al carismático músico británico.

Los tuits de James Rhodes están llenos de gratitud, humor y arte

James Rhodes se ha convertido en un tuitero de referencia en nuestro país, gracias a sus tuits llenos de humor, de referencias al arte, de amor por España y sus gentes, de juegos de palabras en español, de consultas sobre temas como el idioma, la música española, etc., de referencias a su hijo, ya adolescente, y de reivindicación para acabar con la violencia hacia los niños. Dialoga con muchos de sus seguidores, responde a menciones e incluso enfrenta la típica crítica que recibía ya hace años, cuando publicó Instrumental, en la que decían que habla de su infancia para vender libros. Como dicen muchos de sus seguidores, sus tuits alegran el día y nos revelan una mirada de asombro hacia la realidad.

James Rhodes escribe un relato valiente sobre la violencia que sufrió y los efectos que ha tenido

En un relato duro y crudo, somos capaces de entender los profundos y devastadores efectos que la vivencia de violencia extrema en la infancia puede tener en la vida de las personas: culpabilización y estigma, ley del silencio y soledad, dificultad para entablar relaciones sociales sanas, problemas de salud mental, búsqueda de evasión en alcohol, drogas o incluso autolesiones… En palabras del músico, “si vivir es el equivalente de correr un maratón, entonces el abuso sexual en la infancia tiene el efecto de quitarte una de las piernas y añadir una mochila llena de ladrillos desde la línea de salida”.

James señala que “estoy programado para temer lo peor, creer toda voz negativa en mi cabeza y esperar que ocurran cosas terribles”. Y es que “el abuso sexual contra niños lleva solo a culparse a uno mismo y a una rabia y vergüenza visceral hacia uno mismo”.

James incluye en su libro la denuncia a la policía que muchos años después realiza una profesora de la época para que investiguen a su colega. Así, la profesora cuenta que vio que el niño, que había sido luminoso, se iba apagando, que tenía lesiones, que no quería ir a las clases de boxeo. Pero ella solo sospechó que el profesor era demasiado duro y que a James no le  gustaba pelear. Incluso se reunió con sus padres, pero su madre “no se dio cuenta de nada o no quiso darse cuenta, era ingenua, estaba sobrepasada con la vida”, dice James. James no cuenta detalles escabrosos de las agresiones, por su propia salud mental. Pero subraya que “lo ocurrido en ese vestuario del gimnasio me cambió irreversible y permanentemente” y considera que la violencia sexual hacia niños “es el mayor de los traumas”. Gracias a su relato, podemos identificar señales de alarma.

James Rhodes nos empuja a comprometernos a erradicar la violencia hacia los niños

Sin duda, la lectura de Instrumental nos puede despertar el firme compromiso de contribuir a la erradicación de esta violencia. Tal como escribe Rhodes, “lo que necesitamos es abrir nuestros ojos y simplemente no tolerar que esto ocurra. Tenemos que tratar de proveer de terapia más accesible a víctimas, perpetradores y aquellos que tienen el riesgo de cometer estos crímenes. Tenemos que mejorar nuestras guías de actuación y comenzar a abordar estos asuntos con más claridad e integridad, porque de otro modo simplemente continuaremos con el ciclo del abuso”. En la carta que le escribió al presidente del Gobierno en El País, Rhodes afirma que “me he prometido a mí mismo que si alguna vez tenía frente a mí un altavoz, por pequeño que fuera, lo usaría para hablar de este tema”. Y es que en su libro James afirma que “sacar a la luz temas así es tremendamente importante”.

Ya con Instrumental James responde a las críticas de las personas que afirman que solo habla de su infancia para vender más libros y discos. En Twitter su reunión con Pedro Sánchez fue recibida con admiración, pero hubo algún tuitero que afirmaba que solo quería llamar la atención para ser más famoso. Y a todos ellos James les responde que denunció a la policía al profesor que había abusado de él de pequeño. “Encontraron al tipo. Tenía unos setenta años y trabajaba como entrenador de boxeo para niños de menos de 10 años. Tras largos interrogatorios, le arrestaron como responsable de violaciones y actos indecentes”. A la gente que “dice que solo hablo del abuso que sufrí para vender discos, les pregunto si habrían preferido que me callase y que este tipo siguiera entrenando a los que podrían ser sus hijos de ocho años”.

Precisamente por eso reclama al Gobierno una ley para erradicar la violencia contra los niños, un problema que no es menor en España, pues, según cita en su carta a Save the Children:

  • Solo un 15% de los casos se denuncia a la policía
  • Solo el 30% de los casos denunciados llegó a juicio
  • Los juicios se alargan hasta cinco años.
  • En el 86% de los casos los menores declaran en juicios a puerta abierta y delante del agresor
  • Solo cinco comunidades autónomas tienen servicios gratuitos de atención a niños víctimas de abusos sexuales.

Además, en numerosas ocasiones, cuando las víctimas, sometidas a la ley del silencio, deciden confesar el crimen puede haber prescrito , como ocurrió recientemente en un caso en el que el Tribunal Supremo absolvió al padrastro de una niña de la que había abusado sexualmente porque el delito había prescrito. James Rhodes cuenta en su libro que cuando empezó a hablar de lo que le había ocurrido de pequeño ya era adulto y padre, habían pasado 30 años. Y denuncia en su libro que “puedes pasar más tiempo en la cárcel por decir “Te voy a matar” (10 años de prisión máximo) que por violar a tu hija de tres años (siete años de prisión como máximo)”.

James Rhodes es un padre que prioriza el bienestar de su hijo

Es conmovedor leer cómo James afirma que “querer a mi hijo era y es lo más fácil y natural del mundo para mí. Lucho para hacer lo mismo hacia mí mismo, mis amigos o mis novias, incluso hacia mi familia. ¿Pero querer a Jack? Es como respirar”. Y así leemos que pasaba las noches en vela con el bebé en brazos, que su hijo fue la principal razón para seguir viviendo y que el bienestar de su hijo es una prioridad.  “Siempre me tendrás, siempre tendrás un hogar al que volver. Tú me inspiras más que nadie en mi vida, eres mi alegría absoluta”, le dice a su hijo en el libro.

James cuenta que cuando su hijo fue por primera vez a la escuela, en la reunión con el personal preguntó sobre las medidas contra la violencia hacia los niños, los antecedentes penales de todo el personal, las medidas para supervisar el buen trato a los niños por parte de los trabajadores… Y nos cuenta también que pudo mantener la ley del silencio y fingir “ser normal” hasta que su hijo se acercó a la edad que él tenía cuando comenzó a ser agredido sexualmente por el profesor de boxeo. James confiesa que es algo que suele ocurrir y que a partir de ese momento se destapó la caja de Pandora.

James Rhodes ilumina en la oscuridad

“Poner luz en la oscuridad del corazón de los hombres, ese es el trabajo del artista”, cita Rhodes a Schuman. Nos cuenta el pianista que él considera que esta es la labor “de todos nosotros, hagamos lo que hagamos con nuestro tiempo”. Y sin duda esto es lo que Rhodes logra con este testimonio valiente y comprometido con el que pretende contribuir a frenar este círculo del abuso y con su pasión por mostrarnos la música clásica de manera cercana y divertida.

Después de vivir un infierno, que no solo fueron los años en los que fue agredido, sino después el silencio, la vergüenza, las adicciones, las autolesiones y los problemas mentales, James emerge con un mensaje claro: “Sé amable. No confundas amabilidad con debilidad. La amabilidad es todo un arte y la cualidad más importante en este mundo”.

James Rhodes subraya la importancia de la música y de tener una pasión

La música ha salvado la vida a James Rhodes. Y no es un tópico o una exageración. Cualquier lector de su libro sabrá que esta afirmación es literalmente cierta. La paternidad y la música, el amor y la vocación, han agarrado a James a la vida. Por eso, afirma James, “la educación musical es un derecho básico”. Por eso, también, James considera necesario que la música clásica sea cercana, menos pomposa y arrogante, para llegar al gran público.

En su libro James nos acerca de una manera diferente a genios como Beethoven, su adorado Bach, Schubert, Mozart,   Schuman, Chopin. Y nos dice: “La música ha salvado, de un modo bastante literal, mi vida y la de muchos otros. Ofrece compañía cuando estás solo, comprensión cuando hay confusión, bienestar cuando hay malestar, energía limpia cuando estás agotado…”.

Y otra de las razones por las que leer Instrumental es para conocer esta pieza musical, Chaconne, compuesta por su adorado Bach en memoria de su mujer. Esta melodía fue la que convirtió a James Rhodes en un pianista con fama mundial gracias al gran equipo que hizo con su manager, Denis Blais, con el que habló de esta melodía la primera vez que se encontraron y que, dice, “lleva en su corazón desde que tenía siete años”. ¡Disfrutad de la luz!

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