“Lynne Cox comenzaba a desfallecer. Llevaba cinco horas nadando desde la isla Norte a la Sur de Nueva Zelanda pero no avanzaba, la corriente la estaba arrastrando a mar abierto”. Así comienza la historia de la nadadora que logró unir Estados Unidos y Rusia en plena Guerra Fría en el libro Intrépidas. Los excepcionales viajes de 25 exploradoras (editado por Pastel de Luna), un álbum ilustrado escrito por Cristina Pujol Buhigas que recupera la historia de mujeres aventureras cuyas hazañas, muy inspiradoras, han pasado inadvertidas. Estas viajeras y exploradoras nos transmiten, dice su autora, Cristina, un gran mensaje: personas normales, con sus cualidades, pueden hacer cosas extraordinarias. “Todos tenemos un valor, unas cualidades, y lo importante es qué hacemos con ellas”. Este libro, lleno de historias “que nos hacen soñar”, no es solo para niñas, pues como dice Cristina: “Si un chico lee un libro y empatiza con las protagonistas esto le va a hacer muchísimo mejor persona”. Hablamos con la autora sobre los mensajes que encierran estas 25 historias, sobre su enorme éxito y sobre lo mucho que podemos disfrutar en familia conociendo a estas intrépidas.
Vivimos un momento en el que surgen muchos proyectos que quieren rescatar la historia de muchas mujeres que habían permanecido hasta ahora olvidadas. ¿Por qué crees que están teniendo tanto éxito?
Yo creo que había un vacío en el mercado y libros como Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes han abierto un poco la veda y han demostrado que ese vacío provocaba una necesidad increíble de tener referentes para las niñas y las mujeres. En cuanto nos han ofrecido algo hemos ido como locas a comprarlo. Viene muy bien que haya muchos libros de otras temáticas, porque al final creo que un libro lleva a otro y cada uno tiene su espacio.
¿Por qué apostaste por esta temática tan concreta de las mujeres aventureras?
La idea no parte de mí, sino de la editorial. Una persona de la editorial ve una película basada en la vida de Robyn Davidson, que es una de nuestras intrépidas, que cruzó el desierto australiano con cuatro camellos en 1977. Esta persona de la editorial se queda impactada al ver que una historia tan maravillosa ha pasado tan inadvertida. Y se hace la pregunta que nos hacemos todos: ¿Cómo es posible que no sepamos su historia y cuántas mujeres más hay en la misma situación? Se ponen a investigar y ven que hay más historias. Contactan conmigo y terminamos de cerrar la lista. Al igual que en otros sectores, en el sector de la exploración o la aventura los protagonistas suelen ser hombres, es un mundo más masculino, como el de la ciencia, por ejemplo. Las aventuras o los viajes es una temática muy bonita para acercar a los niños las historias y mostrarles que hay referentes también femeninos porque los libros de viajes nos hacen soñar, ir a otros países, a otras épocas. Y es mucho más atractivo que otras temáticas un poco más duras y creo que es una forma muy bonita de que los niños empiecen a tener presente que las mujeres pueden hacer distintas cosas.
Dice la editorial que cada una de las 25 historias de las intrépidas encierran lecciones de vida. ¿Cuáles subrayarías tú?
Tengo una lección de vida un poco general, que es que cualquiera puede intentarlo y que simplemente el intentarlo ya es positivo, aunque no consigas llegar a la meta que tú te habías marcado. Hay muchas veces que nos planteamos que la gente que consigue logros es gente especial. Entonces es muy difícil que alguien se sienta especial en este sentido y por eso ni lo intentas porque piensas que cómo vas a conseguir hacer esto o a cumplir este sueño que tienes. Con este libro, lo que intentamos es romper eso, enseñamos que personas normales hacen cosas extraordinarias. En el libro hay mujeres de todo tipo: nadadoras, como Lynne Cox, que de pequeña nada y a lo mejor podría haber llegado a unas Olimpiadas, a los 15 años cruzó el canal de La Mancha y batió el récord tanto femenino como masculino y se podía haber quedado ahí, en un récord deportivo. Pero lo bonito que tiene la historia de Lynne es que cuando está nadando la distancia entre las dos islas de Nueva Zelanda le está costando mucho, tiene la corriente en contra, hay una tormenta que se acerca y se da cuenta de que la gente de un barco que está a su lado la empieza a apoyar y ella no era neozelandesa. Se da cuenta de que su hazaña física ha unido a la gente independientemente de su nacionalidad y se plantea que su cualidad, que es nadar, sirva para algo más y se propone nadar la distancia del Estrecho de Bering entre dos islas Diómedes, que una es americana y otra rusa, y así romper el hielo entre los dos países en plena Guerra Fría. Este tipo de lecciones te hacen ver que puedes mirar tu vida desde otras perspectivas y que siempre puedes hacer algo positivo con las cualidades que tienes.
¿Cómo fue la búsqueda de estas intrépidas? ¿Cómo las elegisteis y cómo investigaste su vida para crear los cuentos?
Casi todas ellas dejaron algo por escrito, diarios o libros, contando lo que habían hecho, sobre todo a partir del siglo XIX. Egeria [que peregrinó a Tierra Santa en burro, recorriendo más de cinco mil kilómetros en el siglo IV] había dejado unas cartas, aunque muchas se han perdido. Y Gudrid [vikinga que cruzó el Atlántico en el siglo XI y llegó a América, donde dio a luz al primer europeo nacido allí e intentó entablar amistad con las mujeres indias] y Sacagawea [india americana vendida a un comerciante de pieles que ayudó a cumplir una misión encomendada por el presidente estadounidense Thomas Jefferson: encontrar una ruta que comunicara el este de Estados Unidos con el Pacífico] no habían dejado nada escrito. En ese caso, tuve que tirar de estudiosos, de gente que ha hecho tesis doctorales e intentar discernir lo que es leyenda de lo que es cierto. Con las que son posteriores al siglo XIX es más fácil porque ellas dejaron libros, pero en español hay muy poco, he conseguido los libros en inglés. En España tenemos un gran vacío en lo que es la literatura de viajes de estas mujeres. Para cada una he tenido que tirar del hilo de maneras distintas.
Pero para mí era muy importante conocer su historia de primera mano, no quedarme solo con un artículo que se hubiera escrito sobre ellas.
Aunque en el libro tienen poco espacio, porque solo le podemos dedicar una doble cara a cada una, yo lo quería tocar desde su punto de vista y por eso para mí ha sido muy importante leerme todo lo que dejaran escrito.
¿Cómo fue el proceso de seleccionar esas 25 intrépidas y no otras?
No hay tantas historias que pudiéramos seleccionar como debería haber y no creo que sea porque no han existido, sino porque no nos ha llegado información sobre ellas. De estas 25, tenemos la suerte de que el 90% de ellas dejaron un libro, ya hay algo sólido que va a pasar a la Historia. Supongo que habrá cientos de viajeras que no dejaron nada escrito o que se ha perdido y por lo tanto desconocemos lo que han hecho. Nosotros nos encontramos una lista de unas 35 y tuvimos que empezar a descartar, no porque tuvieran menos importancia sino porque a lo mejor había dos nadadoras, o dos que habían llegado al Polo y elegíamos a una. Intentamos que el libro fuera variado y que mostrara el abanico que hay de mujeres viajeras en lugar de hacer un libro gigantesco con todas las historias que habíamos encontrado.
¿Te esperabas el enorme impacto que ha tenido el libro?
No, pero me hace muy feliz, porque me ha emocionado mucho aprender sobre estas 25 mujeres. Yo pienso que al final todos somos eslabones de una cadena, estas intrépidas se vieron inspiradas por mujeres anteriores a ellas y que pueden en la actualidad inspirar a niñas y niños. Para mí era muy importante recuperarlas y que no se perdiera esa inspiración, porque son historias maravillosas que solo con leerlas piensas: “Yo también quiero viajar”. El impacto bienvenido sea porque pienso que es darles una segunda vida a muchas de ellas que estaban olvidadas.
¿Qué mensaje te gustaría que calara en el niño o la niña que lea estas historias?
El mensaje creo que es que todos tenemos un valor, unas cualidades, y que lo importante es qué hacemos con ellas.
Nadie se tiene que sentir pequeño porque solo sepa correr, por ejemplo. Hay una intrépida en el libro [Rosie Swale Pope] que consiguió recaudar miles de libras contra el cáncer corriendo. Su marido murió y ella pensó en qué podía hacer para que la gente se concienciase de que tiene que revisarse, tenía 53 años y sabía correr y decidió correr por todo el mundo. Algo que en principio puede ser que tú no valores, una cualidad tuya, siempre es valiosa. No tienes que avergonzarte de ella y tienes que apostar por ella. No tienes que sentirte especial o superior a los demás para hacer grandes cosas.
¿Cómo te gustaría que se abordase la lectura de tu libro en la familia? ¿Qué debates te gustaría suscitar?
Por un lado, entiendo que tener un debate en familia es bueno. Cuando estamos hablando de niños de ocho años en adelante, que pueden leer el libro en solitario, sí me parece positivo generar un debate en casa y regalar este libro a niños, que quizá pregunte por qué va a leerse el libro si salen solo mujeres mientras a lo mejor su hermana se está leyendo los libros de Harry Potter. Ese debate está bien a partir de una edad, pero cuando son pequeños creo que se tiene que dar de una forma natural, no tienes que entrar en el debate de que le das el libro a tu hija porque las mujeres tenemos que…, es más importante no dar explicaciones sobre que este libro tienen que demostrarles que ellas también pueden. Por ejemplo, yo el otro día hablaba con unas madres del colegio y me decían que uno de sus hijos estaba hablando de que un compañero de clase era su mejor amigo y luego le conoció en una fiesta de cumpleaños y resulta que era un niño negro y su hijo nunca se lo había dicho. Yo creo que son ideas preconcebidas que les metemos en la cabeza y no son necesarias. Yo tengo dos hijas y les leo el libro y les parece maravilloso y nunca me han preguntado nada ni yo les he dado ningún tipo de explicación. Si ellas de inicio no tienen ese prejuicio, yo tampoco se lo voy a meter en la cabeza.
Es un libro de historias de mujeres pero no es un libro para niñas, es para niñas y niños y hay que regalarlo a niños y a niñas, porque lo tienen que normalizar y ser capaces de empatizar con el otro sexo. Igual que una niña lo lee y se imagina explorando el fondo del mar, un niño tiene que sentirse igual porque ha empatizado con esa figura femenina. Si un chico lee un libro y empatiza con las protagonistas esto le va a hacer muchísimo mejor persona
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