“Lo que aprendemos de nuestros hijos”, por Carmen Guaita

Carmen Guaita es profesora, madre y escritora de libros como “Lo que mis alumnos me enseñaron” o “Los amigos de mis hijos”. En el evento de Gestionando Hijos en Madrid, Carmen nos encandiló con su ponencia “Lo que aprendemos de nuestros hijos”, con la que la reflexión entre las madres, padres y docentes del público que la escucharon y estallaron en aplausos con sus palabras. Hoy os traemos los puntos clave que trató en su intervención:

La educación de nuestros hijos es un viaje de estudios

Carmen Guaita comenzó su ponencia echando la vista atrás y agradeciendo la oportunidad de poder estar en Gestionando Hijos para contar todo aquello que, una vez acabado el proceso de educación de sus hijos, se había dado cuenta que había aprendido ella misma. Y resumió todo esto en una frase preciosa refiriéndose a aquel tiempo en el que sus hijos eran más pequeños: “Aquellos años con tantas horas fueron un viaje de estudios, lo que pasa es que yo entonces no me estaba dando cuenta”.

Observar, escuchar y conocer a nuestros hijos

Carmen Guaita quiso hacer hincapié en la importancia de observar a nuestros hijos e hijas, de saber escucharlos cuando tienen algo que decir, de conocerlos para entenderlos mejor. En cuanto a esto último, nos lanzó una pregunta: “¿Conocéis los biorritmos de vuestros hijos?”. Carmen nos contó que el biorritmo de su hijo mayor es, al igual que el suyo propio, “multiusos”. Es decir, “hiperactivo, no necesita dormir, pero sí necesita comunicar”. Esto ha hecho que Carmen pudiera saber siempre lo que su hijo pensaba, porque así lo expresaba él mismo, “y esto tranquiliza un montón, porque sabes lo que le está pasando”. Sin embargo, su segundo hijo es “introvertido, reflexivo, callado, con un biorritmo nocturno”.

Es importante que conozcamos bien a nuestros hijos e hijas para que sepamos aprovechar estas características que tienen según sus biorritmos y tengamos en cuenta que lo que funciona con un niño puede ser completamente contraproducente con otro.

Estoy orgullosa de ti

En su ponencia también, Carmen Guaita nos contó que todas las noches cuando arropaba a sus hijos antes de dormir les decía: “Estoy orgullosa de ti”. Hasta que un día, uno de ellos, le respondió: “¿Por qué estás orgullosa, mamá?”.

Es por esto que nos propuso un juego: pensar en 5 cosas buenas que tengan nuestros hijos. Para empezar, ¿nos cuesta mucho pensar estas 5 cualidades? Y para continuar, si ya las tenemos, ¿se lo decimos? Esto es muy importante, nuestros hijos e hijas es importante que sepan de qué estamos orgullosos exactamente.

Másteres del tiempo, de la mirada, del orden de la escala de valores

Carmen Guaita también hizo esta afirmación, “nuestros hijos son verdaderos másteres”. Y lo son en el tiempo, por la forma en que lo valoran, en la mirada, esa mirada que nosotros perdimos a medida que fuimos creciendo… Ellos son capaces de ver cosas que para nosotros pasan completamente desapercibido. Y es que ellos nos miran siempre y aprenden de lo que observan en nosotros.

En cuanto a esto, Carmen nos cuenta que una vez hizo un experimento que recomendaba a los padres de sus alumnos y que consistía en verse desde fuera. Cuando lo hizo, se descubrió a sí misma regañando a sus hijos por tener la habitación desordenada con una espumadera en la mano. Y vio lo ridículo de la situación. Y en ese momento “me di cuenta de que bastante hacían con no reírse de mí”. Por eso, Carmen recalcó: “Para ellos, la mirada es lo que les educa, la mirada sobre nuestra actitud. Cada vez que una mamá, nosotras las mujeres, nos ponemos delante de un espejo y decimos: He cogido, estoy horrible, mandamos un mensaje. Y cuando nos llama alguien y estamos hablando con palabras amables, pero poniendo cara de desesperación, mandamos un mensaje también”.

Estas son algunas de las ideas que nos dejó Carmen Guaita en su ponencia. ¡Pero no son todas! Para enteraros de todo lo que nos contó en el evento de Madrid, aquí os dejamos la intervención completa. ¡Que la disfrutéis!

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Marina Borràs

Cuando era pequeña me sentaba a diez centímetros de la televisión para ver las noticias todas las mañanas antes de ir al cole. Cuando crecí un poco, se dieron cuenta de que la razón por la que me acercaba tanto al televisor era porque necesitaba gafas, aunque yo prefiero pensar que por aquel entonces ya había encontrado mi pasión: de mayor quería ser periodista. Y así fue. Estudié periodismo y comunicación política, y sigo formándome en los temas que me apasionan: educación, igualdad de género y nuevas tecnologías.

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