Los abuelos, esos héroes cotidianos
Cuando nace tu bebé, no solo nace él, también nacen una madre, un padre y, cómo no, los abuelos. Los abuelos son esas personas generosas que no tienen prisa y siempre tienen tiempo para sus nietos. Como camaleones, cuando están con sus nietos, se mimetizan y se convierten en niños con canas. Son esas personas que gastan a tus hijos la cara de tantos y tantos besos. Y son, sin duda, esos héroes que nos ayudan a “conciliar”.
Pero a veces los abuelos son los grandes boicoteadores de las normas que con tanto esfuerzo hemos establecido en casa: como en el vídeo, llegan con chuches cuando no toca, hacen la vista gorda cuando los niños no quieren hacer lo que deben, incluso en ocasiones cuestionan nuestras decisiones hablando de los tiempos de Maricastaña…
A pesar de todo, el balance es tremendamente positivo, ¿a que sí? Por eso nos dice Sara Escudero que los abuelos se merecen un monumento. Para construirlo no necesitamos piedras ni cinceles, sino pequeños gestos. Aquí unas ideas:
1.- Tener claro su papel: Se suele decir que los padres crían y los abuelos malcrían. Quizá hay que tener claro que, como nos decía la pedagoga Eva Bach en una ponencia en Barcelona, “la función de los abuelos es amar, apoyar, disfrutar del hecho que la vida siga adelante a través de los nietos”. Su función no es, por tanto, usurpar el papel de los padres ni suplantarlos continuamente. SI tenemos esto en cuenta, bajará nuestro nivel de exigencia.
2.- Mostrar gratitud: El amor de un abuelo es tan especial que es un verdadero regalo. Solo por estar, por querer a nuestros hijos y por cuidarlos merecen nuestra gratitud. Antes de recalcar cosas que no te gustan, es importante mostrar siempre gratitud, que no solo implica decir gracias sino tener algún detalle, ayudarles a cuidarse, conversar con ellos, hacer planes con ellos y, sobre todo, no sobrecargarlos porque no podamos conciliar… Es importante mostrarles gratitud no solo porque lo merecen, además estarás enseñando con el ejemplo a tus hijos a forjar una relación sana padre-hijo. “Sonríe a tus padres y te sonreirán tus hijos””, nos decía Eva Bach.
3.- Ayudar a crear un vínculo fuerte abuelos-nietos: Decía Joyce Allston que “los abuelos son tan necesarios para el crecimiento de los nietos como las vitaminas”. Si, animando a que pasen tiempo juntos, fomentas ese vínculo estarás dando vitaminas, qué duda cabe, a tus hijos.
4.- Mantener una comunicación clara y asertiva: Si hacen algo que te molesta o crees que perjudica la educación de tus hijos, la comunicación clara y con respeto es clave. Expresar por qué te ha molestado, qué necesitas que hagan y debatir sobre cómo resolver estos pequeños conflictos o malos entendidos ayudan más que un reproche airado.
¿Te animas a construir un monumento?