A estas alturas ya nadie puede decir que no haya oído hablar del aprendizaje por proyectos, de la gamificación, de la flipped classroom o del trabajo cooperativo. Son conceptos que ya forman parte de las escuelas españolas y que han introducido, no las leyes educativas, sino profesores que han apostado por el cambio y la transformación. Para tratar de explicar todo este nuevo universo educativo hemos hablado con las profesoras Olga Casanova y Lourdes Bazarra, autoras del libro: “La escuela ya no es un lugar”, donde hablan muy en profundidad de todos estos cambios.
- Olga, Lourdes, llevabais más o menos 20 años como profesoras de lengua y literatura, y decidisteis dejar la docencia para empezar a formar a otros profesores en nuevas metodologías y ayudarles a liderar el cambio que creéis que la educación necesita. ¿Por qué es tan importante este cambio?
Olga: En primer lugar, porque el contexto ha cambiado vertiginosamente. Y por otro, porque la propia escuela necesita un cambio. La falta de motivación entre los alumnos es un hecho, sobre todo a partir de 5º de primaria, y pese a tener un sistema muy sobrecargado de contenidos y muy repetitivos es tremendamente ineficaz. Además, tenemos el sentimiento profundo de que aprender tiene que resultar exigente, pero muy interesante. La escuela debe ser un de las mejores etapas de nuestra vida. El antónimo de colegio debería ser aburrimiento. Y hay que trasladar a los chicos el gusto por aprender.
- Conocemos ejemplos de profesores que ya están llevando este cambio a sus aulas, y que son reconocidos por ello. Reciben premios, los medios de comunicación cuentan su metodología… Pero supongo que para provocar un cambio de verdad, sistémico, la renovación pedagógica no puede depender solo de que un profesor o varios quieran innovar en su aula.
Lourdes: Este primer paso que hemos dado está genial, porque si estamos esperando siempre a la próxima ley… estamos vendidos. Los profesores han dejado de esperar y han decidido que hay que ponerse a investigar para hacer de la escuela un lugar más interesante. ¿Cuál es el problema ahora? Que tenemos profesores con un interés, una motivación y unas ganas de cambio grandes, pero a veces se encuentran con que el problema no está en el aula, sino que luego el modelo de trabajo en equipo, de organización, de dirección, de liderazgo de los colegios es del siglo XX. La contradicción que hay que resolver es que empecemos a tener aulas del siglo XXI en escuelas del siglo XX. Por eso creemos que es clave que el modelo de liderazgo, de dirección se renueve muy profundamente y convierta las reuniones y salas de profesores en laboratorios de investigación.
- ¿Por qué crees que sigue habiendo este rechazo al cambio?
Lourdes: No se porqué todavía algunos profesores siguen pensando que para que sus alumnos aprendan de verdad se tienen que aburrir y tiene que sufrir. A nosotras nos encanta recuperar el significado etimológico de la palabra divertirse, que significa diversificarse. A los niños hay que colocarlos en contextos muy versátiles. En cuanto a las resistencias al cambio, las hay de dos tipos: por un lado, los profesores que están acomodados, porque siguen pensando que así les va bien. Siguen enseñando lo que saben. El otro grupo son aquellos que sienten que no tienen herramientas para hacer ese cambio o no van a saber controlarlo y llevarlo a cabo. A estos últimos les falta un acompañamiento personalizado.
- En el libro recogéis que la escuela pública se está quedando atrás en este cambio, y que en los próximos años, si las escuelas privadas siguen avanzando en esta dirección importará mucho el colegio en el que hayas estudiado.
Olga: Yo aquí diferenciaría mucho infantil y primaria, de los institutos. En primaria sí que están avanzando mucho. Los institutos son un poco más complejos, siguen teniendo una estructura de “mi aula, mi asignatura” y cuando hay intenciones de cambio, dan mucho miedo. En cuanto a lo que dices de que en breve importará mucho donde hayas estudiado, será así. Lo que diferenciará haber estudiado en una escuela de otra es lo que los niños aprenden a hacer con lo que saben. Lo que conocemos como currículum de procesos. Todos los colegios tienen el mismo currículum, pero con ese mismo currículum, ¿qué saben hacer los niños? Eso es lo que va a singularizar a los centros y cada centro tendrá su propia marca, sea público, concertado o privado.
- Me gustaría que comentáramos una frase del libro: “No puedes hacer educación del siglo XXI en un edificio que se construyó en el siglo XX”. ¿El cambio ya no es solo a nivel docente sino también de la instalación?
Olga: El espacio, los muebles, los objetos, la luz… crean actitudes. El concepto de colegio lleno de aulas separadas está muerto. Vamos a espacios abiertos, muy flexibles, que permitan tener un aprendizaje individual pero también en equipo, experiencial… donde el colegio no sea más que solo una de las sedes del aprendizaje. Los colegios que se están transformando convierten todo en espacios de aprendizaje, no solo aulas, también los pasillos, las escaleras… Los colegios deberían ser los sitios más bonitos del mundo. Sin embargo… ¿Por qué son así los colegios? Porque para abaratar los costes se hacía un mismo plano para colegios, hospitales y cárceles. Es el momento de terminar con esto.
- ¿Qué papel tienen los padres en este cambio?
Lourdes: La mayoría de padres están un poco desconcertados. Nos falta hacer una buena política de comunicación y pedagogía con ellos para explicarles el porqué del cambio y los resultados que tiene. Nos solo contarles las bondades del cambio, sino que lo experimenten. Muchos padres preguntan: ¿qué significa esto de trabajar a nivel cooperativo? ¿cómo acompaño el aprendizaje de mi hijo en casa? Muchos, incluso, empiezan a comprarse libros donde se habla de esto, y cada vez tienen más interés. Hacen preguntas, cuando visitan un colegio, que hace cinco años no hacían: si tienen robótica, huerto, aprendizaje servicio… Yo creo que es un momento muy bonito, es el momento de conseguir algo que llevamos años buscando: formar equipo educativo entre padres y docentes. Nosotras promovemos mucho que las reuniones con ellos dejen de ser informativas, que sean experienciales, donde los padres puedan experimentar lo que día a día hacen sus hijos.
- Decís en el libro: “No enseñemos al niño a calcular las horas mirando el sol si ya tenemos relojes”… Esta frase, llevada un poco más a la actualidad, sería algo así como: “no enseñemos a memorizar aquello que podemos encontrar en Google”. Pero no van por ahí los tiros…
Olga: Exacto, no va por ahí. La memoria es una caja de herramientas esencial. Para que yo me pueda manejar en la vida necesito memoria, porque si tengo que consultarlo todo… se me haría todo muy largo y complicado. No hay que desechar la memoria en absoluto, pero sí que hay que empezar a ordenarla y organizarla muy bien. Y elegir bien qué elementos es fundamental que memoricemos y cuáles no. Memorizar por memorizar no sirve para nada. La clave es saber cómo y cuando utilizar lo que has retenido. Pero hay algo que sí que tenemos claro y es que los colegios googleables son prescindibles. Si lo que enseñamos se puede encontrar en Google… En lugar de contarles a los niños cosas que pueden encontrar en Google, hazles buenas preguntas que les obligue a utilizar herramientas que aprendieron antes, que las conecten y las apliquen…
- Todos tenemos claro que cambiar la escuela es cambiar el mundo, pero estamos hablando de la necesidad de cambiar la escuela porque lo que ya ha cambiado es el mundo… Suena paradójico…
Olga: El contexto ha cambiado y por lo tanto exige desarrollar muchas habilidades nuevas y fortalecer algunas de las antiguas. Y, por tanto, hay que reflexionar seriamente sobre lo que hay que abandonar y lo que hay que reforzar. Este mundo tan complejo y tan lleno de incertidumbres requiere que los niños se lleven del colegio una cultura renacentista muy potente, en artes, humanidades, en lenguas, en ciencias… E inculcarles que hay que estar continuamente aprendiendo, que ya no vamos a tener un solo trabajo toda la vida, sino que tendremos que estar continuamente adaptándonos a nuevos entornos.