El sexismo, a pesar de otorgar a los niños una posición privilegiada y un sinfín de ventajas y beneficios, también los daña.
Según la experta en apego, violencia de género y trauma Olga Barroso estos mensajes sexistas que van a oír durante su infancia y desarrollo los van a dañar fundamentalmente de dos maneras:
- Impidiéndoles desarrollar las capacidades psicológicas fundamentales para poder relacionarse afectivamente de un modo sano.
- Empujándolos a llevar a cabo conductas agresivas hacia sí mismos y hacia el entorno.
Barroso, en su libro ‘Ni rosa ni azul. Pautas para educar en igualdad’, nos detalla mejor cada uno de los dos puntos.
¿De que manera el sexismo impide que los niños desarrollen las capacidades psicológicas para relacionarse afectivamente de un modo sano?
“A los niños varones todavía hoy se les dice, tantas veces, muchas más que a las niñas, que no lloren. Y cuando lloran, se les devuelve que están haciendo algo inadecuado. Esto les hace pagar un peaje muy caro en el futuro. Este peaje será una incapacidad de mirar y atender sus emociones y a las de los demás”. Además, Barroso también nos alerta de cómo a los niños se les sigue enseñando a no “contar sus problemas o aquello que les preocupa. Lo que nos llevará a encontrarnos con adolescentes analfabetos emocionalmente, porque no se puede desarrollar lo que no se estimula”.
¿De qué manera el sexismo empuja a los niños a que tengan conductas agresivas?
El otro gran bloque de mensajes sexistas que sufren los niños varones es el que los insta a ser fuertes, a demostrar su virilidad, dureza, capacidad de asumir riesgos y, en el peor de los casos, a ser agresivos para ser considerados varones adecuados y no “nenazas” o “afeminados”.
Barroso nos recuerda que “ejecutar una conducta violenta contra otro ser humano, obviamente, daña a aquel que recibe la violencia (y que es la víctima indiscutible), pero ejercer violencia también daña a quien la emite. Hacer daño a otros embrutece, envilece y deshumaniza”.
Los datos sobre quiénes están mayoritariamente detrás de los delitos que se cometen nos dan una idea de cómo esta educación sexista lleva a los hombres a ejecutar conductas violentas.
Datos sobre delitos cometidos en España en 2019 (Fuente. INE)
- Por cada mujer condenada por delito, 11 varones.
- Por cada mujer condenada por delito de homicidio, 15 varones.
- Por cada mujer condenada por delitos sexuales, 28 varones.
Acciones para proteger a los niños varones de los mensajes sexistas
Lo óptimo sería que los niños no tuvieran que escuchar estos mensajes, pero hasta que podamos conseguir que esto ocurra, lo más responsable será tratar de protegerlos ante el impacto que estos mensajes les puedan producir. Barroso nos propone una serie de acciones educativas:
1.Perder el miedo a hablar de sentimientos con los niños y a darles los mismos mimos que les damos a las niñas
Desde pequeños, preguntémosles regularmente por su estado de ánimo, animémoslos a compartir lo que sienten y hacia quién lo sienten. Es decir, tratar los sentimientos como un tema normal. Si nosotros no nos avergonzamos hablando de los temas afectivos, y mostramos que nosotros también tenemos sentimientos, les haremos de modelo para que ellos se sientan bien conectando con sus emociones, con sus afectos.
Y en esto hay que implicar a los hombres que los rodean: padres, tíos, abuelos…Ellos también tienen que ser activos en la educación sentimental de los niños.
2.Cambiar “no llores” por…
Es lógico que nuestros hijos lloren. El llanto es su forma de expresar su tristeza, enfado, frustración…
En lugar de decirles: “no llores”, Barroso nos propone que digamos:
- Está bien que llores, es la manera de desahogarnos cuando nos pasa algo.
- Siento que estés triste, agobiado, angustiado (poner la emoción que intuimos en el niño). Estoy a tu lado.
- Llora lo que necesites, estaré a tu lado.
- Yo también necesitaría llorar si me pasara algo así. Eres muy valiente.
“Si actuamos así cuando un niño llora, si lo respetamos, apoyamos y valoramos, al hacerse mayor corre menos riesgo de caer en la trampa de la masculinidad tóxica”, nos dice Barroso.
3.Cultivar su cuidado a los demás
“Normalmente, cuando estamos con un grupo de niños y niñas de diferentes edades, si hay criaturas muy pequeñas en el grupo, los adultos recurrimos a las niñas para que colaboren en su cuidado”, nos dice Barroso. ¿Por qué? Porque tenemos asociado el ser atento y cuidador a las mujeres y a las niñas, y damos por hecho que es una cualidad femenina, pero no es así, es una cualidad humana que si solo fomentamos en ellas, en ellos se atrofia.
4.No educar a los niños con más dureza que a las niñas
En mi trabajo como psicóloga, nos dice Barroso, “he sido testigo en innumerables ocaciones de cómo familias que tenían una niña y un niño ha pegado al niño para corregirle y a la niña no, amparándose en que “a las niñas no se les pega, eso es de cobardes”. Esta idea es profundamente machista, pero en esta ocasión a quien beneficia es a las niñas, puesto que las ofrece un trato libre de violencia física”. Además, “también consolaban mucho más a las niñas y le dedicaban muchas más muestras de afecto y mimos”.
5.Fomentar las amistades femeninas
En muchas ocasiones, cuando a nuestros hijos les gusta estar con niñas, o pasar tiempo con una amiga, “rápidamente nos sale decirles todo tipo de improperios sexistas y homófobos que van desde el ‘uy, a ver si va a ser gay’ al ‘este niño ya se ve que es un donjuan, va a ser un rompecorazones’. Tenemos que asimilar que es tan normal y tan adecuado que los niños tengan amigas como que tengan amigos”, nos dice Barroso.
6.Explicar a los niños que no son más valientes ni más valiosos por corres riesgos innecesarios o por ponerse en peligro
Fundamentalmente en la adolescencia, los niños suelen desafiar al profesorado, armar jaleo en clase, pelearse con cualquier excusa, ir en moto sin casco, no respetar los límites de velocidad, consumir drogas… “Los estereotipos tóxicos sobre cómo se comportan los hombres pueden salirles muy caros a nuestros hijos”, nos recuerda Barroso.
7.Dejar de burlarnos de los niños cuando hablan de amor romántico
Como el sentimiento amoroso está ligado al género femenino, la sociedad fomenta y permite que las niñas puedan explorarlo, mientras que a los niños se les hace creer que esto no es propio de ellos. “Como el amor es cosa de humanos, puede haber niños varones a los que les guste hablar de amor desde su inocente y bonito prisma infantil“, concluye Barroso.