Mamá, papá, tienes derecho a sentir y a tener un mal día

Muchas veces ocultamos a nuestros hijos que tenemos un mal día o que nos sentimos mal, porque pensamos que así los protegemos. Pero ¿es bueno que parezcamos seres por encima del bien y del mal a los que nada les afecta, es bueno para nuestros hijos que nos pongamos una máscara?

Hace mucho tiempo, en un aula de lo que antes se llamaba 3º de BUP (llena de chicos y chicas de 17 años), una profesora de Filosofía lanzó una pregunta inesperada: “¿Alguna vez habéis pensado en vuestros padres como personas con sentimientos, vulnerables y con vida propia?”. Después del revuelo ocasionado por el choque entre las hormonas y esta pregunta insólita, la mayoría de los chicos y chicas confesaron que no, que no pensaban en la vida y las emociones de sus padres, que de hecho no pensaran que tuvieran mucha más vida emocional que cuidarlos. ¿Es esto bueno para su educación?  ¿Es bueno que parezcamos seres por encima del bien y del mal a los que nada les afecta, que nos pongamos una máscara? ¿Es bueno que neguemos que padres y madres tenemos derecho a sentir?

Padres y madres con derecho a ser imperfectos, que son naturales, espontáneos y sanos

Nos preocupa mucho ser padres perfectos, sin debilidades, sin defectos, sin que nada se interponga en el camino de ese ideal de perfección. Pero, como nos recordaba Carles Capdevila en uno de sus geniales vídeos de nuestra plataforma, “es bueno que nuestros sepan que no somos perfectos, los padres perfectos no existen y sería mucha casualidad que un día existiese uno y fueses tú. Estas ganas de ser padres maravillosos y madres maravillosas nos lleva a veces a fingir”.

Y con su gran genialidad nos cuenta que una madre se sentía mal porque cuando había tenido un mal día no hacía vocecitas al leerles un cuento a sus hijos.  ”Estaba frustrada porque tenía un personaje de esta super madre que llega a casa y haya ocurrido lo que haya ocurrido es capaz de fingir que es la mejor madre del mundo. Si un día llegas cansado del trabajo y has tenido un mal día no tienes ni por qué explicar el cuento. Se lo puedes decir a tu hijo o hija: “Hoy mamá ha tenido un mal día, la cosa está muy mal, vete a dormir”.

La apuesta de Carles es, pues, mucho más sana, porque “el deseo de ser padres perfectos nos lleva a fingir y perdemos naturalidad. Ser padres imperfectos contribuye a una familia espontánea, natural y feliz”.

Padres y madres con derecho a sentir, que enseñan salud emocional

“Antes que seres pensantes, somos seres sensibles, sentimos incluso antes de nacer”, nos cuenta Begoña en otro de los vídeos de la plataforma.Si las emociones tiñen toda nuestra vida, merece la pena que apostemos por una buena educación emocional”, nos dice Begoña Ibarrola en una de sus ponencias.

Y para educar en las emociones, hay que darse el permiso de sentirlas y expresarlas de manera adecuada. Como nos dice Mar Romera, para la educación emocional, “explicar no sirve para nada, sirve sentir tú. Niños y niñas aprenden a sus referentes a nivel emocional”. Y aprenden de “los comportamientos emocionales recurrentes vividos en el seno de la familia, es decir, lo que tú haces como mamá cuando tú te enfadas, la intensidad con la que te enfadas, lo que haces cuando tú lloras, cómo lloras, cómo sientes el miedo”. Educar  en las emociones no se basa en “un planteamiento de explicación moral, sino de vivencia emocional. Ellos y ellas te aprenden a ti, no les expliques cómo se hace, vívelo tú”.

Es decir, por esa regla de tres, si les ocultamos nuestras emociones, nuestra pena, nuestro enfado, nuestro miedo, pensando que así los protegemos, estaremos perdiendo una importante oportunidad para enseñarles (y enseñarnos) a gestionar las emociones de manera positiva.

Padres y madres con derecho a mostrarse vulnerables y que así protegen

Decía Pepa Horno en una entrevista para UNICEF que resumimos aquí que si queremos proteger a nuestro hijo de la violencia, “en vez de decir al niño constantemente que sea fuerte y se defienda solo o quédate conmigo, ten cuidado, no hagas, no vayas… En vez de decirle ten cuidado, hay que decirle pide ayuda. Pero claro, para enseñar al niño a pedir ayuda el primero que tiene que pedirla soy yo”. Y eso es una gran asignatura pendiente, señala esta consultora experta en infancia:

“A nosotros no nos han enseñado a pedir ayuda, nos han enseñado a defendernos, a ocultar nuestras debilidades, a no mostrar que estábamos mal o que teníamos miedo. La base de la protección es que los niños conecten con lo que sienten para que cuando tengan miedo puedan conectar con eso, sentirlo y pedir ayuda”.

En definitiva, señala Pepa Horno, “es muy bonito darte cuenta de que la base de la protección es el reconocimiento de la vulnerabilidad. Porque cuando te reconoces vulnerable pides ayuda”.

Si quieres leer más sobre tu derecho a ser madre imperfecta o padre imperfecto, te recomendamos:

Y en nuestra plataforma podrás disfrutar de contenidos exclusivos que te darán ideas claves para cuidarte, darte el permiso de no llegar a la perfección y disfrutar de tu papel como padre o madre de la mano de expertos como Begoña Ibarrola, Borja Vilaseca, Eva Bach, Carles Capdevila, Heike Freire, Gregorio Luri y Maite Vallet, entre otros.

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Educar es todo

Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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