“¿Cuántos de vosotros sois adictos a la cocaína?” Con esta pregunta comenzó su ponencia el psicólogo y experto en adición a las nuevas tecnologías Marc Masip en nuestro evento Educar es todo.
Una ponencia en la que pretendió hacernos reflexionar sobre la necesidad de legislar para asegurar que los menores no sufran las consecuencias de hacer un mal uso de los dispositivos tecnológicos. Un mal uso que para Marc es inevitable, ya que según dijo, “ningún menor de 16 años puede hacer un buen uso de un móvil, porque no están preparados para ello”.
Marc lleva años tratando a menores adictos a las tecnologías con su programa psicoeducativo ‘Desconecta’. A él llegan muchos menores con problemas derivados de hacer un mal uso de la tecnología. Problemas que en muchas ocasiones minimizamos socialmente. “Cuando hablamos de adicciones, se nos pone la piel de gallina, pero si hablamos de adicción a las pantallas, no tanto”. Prosiguió en un intento de hacernos ver cómo hemos naturalizado el abuso y mal uso que hacemos de los dispositivos tecnológicos.
La adición a las nuevas tecnologías es más peligrosa que la adicción a las drogas
Para Masip, la adicción a las nuevas tecnologías (móvil, tabletas, videojuegos…) es más peligrosa que la adición a las drogas: “Porque el móvil se puede utilizar bien. Y esto es un problema, porque la línea entre utilizarlo bien y utilizarlo mal es muy delgada, es más, no hay ningún menor de 16 años que sepa utilizar bien las redes, porque no están preparados”.
¿Qué es una adicción?
Marc lleva años comparando el móvil con las drogas, algo que mucha gente le recrimina.
“Cuando comparo el móvil con las drogas me dicen que soy un exagerado”, decía Masip, “pero es que para hablar de adicción, clínicamente hablando, tiene que haber una afectación en lo social, en lo familiar y en lo laboral/académico. Y tiene que haber síndrome de abstinencia o querer dejarlo, pero no poder, y esto también ocurre con el móvil”.
De hecho, Masip sacó a relucir un dato impactante: España es el país de Europa con más adicción adolescente a la red. Hablamos de un 21%, cuando la media europea es del 12’7, con lo cual, prácticamente la doblamos.
España es el país de Europa con más adicción adolescente a la red.
Prohibición de los móviles en los colegios
Masip también quiso hablar de la decisión del Gobierno de prohibir los móviles en los centros escolares: “Los colegios ahora quieren prohibir los móviles porque se han dado cuenta de que no son necesarios para el aprendizaje y los recreos son para interactuar entre ellos y no para estar en silencio mirando una pantalla”.
Las redes sociales y el peligro de la frustración
También quiso hablar de las redes sociales, y el impacto en la salud mental y la autoestima de nuestros hijos: “Todos tenemos una vida real y una vida virtual. Normalmente, lo que colgamos en redes no se ajusta a la realidad, y nuestra vida real es “peor” que nuestra vida virtual. El problema es que cuando la diferencia entre mi yo real y mi yo virtual es muy grande, viene la frustración. La frustración tiene dos buenas amigas: la depresión y la adicción. Y alguien frustrado es alguien en riesgo, sobre todo si son menores”.
Edad recomendada para dar el primer móvil
Marc también quiso dar respuesta a la eterna pregunta: ¿hasta qué edad no es recomendable dar un móvil a un niño?
“Yo no le daría a mis hijos un móvil hasta los 16, pero no lo prohibiría porque no le diría a una familia lo que tiene que hacer, pero sí le aconsejaría lo que puede hacer y sí le pondría leyes estatales a las tecnológicas, y pondría normas muy de sentido común:
- Prohibiría el acceso a la pornografía en menores
- Prohibiría el scroll infinito porque se ha detectado que genera adicción
- Prohibiría el uso de WhatsApp en menores de 16 años, porque es la edad a partir de la cual está permitida esta aplicación, pero nadie lo respeta, y esto es como vender alcohol a menores en un bar a pesar de que los bares no pueden vender alcohol a menores de 18 años.
Hace falta mucha pedagogía
La solución, según dijo Marc, pasa por poner leyes estatales a las tecnológicas y mucha pedagogía a familias y a docentes. “Eduquemos para que nuestros hijos conozcan el valor de un abrazo, y que sepan que lo real siempre va a ser muy superior a lo virtual”, concluyó Marc.