Más allá de sus ojos
Raquel de Diego, responsable de Concilia Fam, subraya en este texto la necesidad de que dejemos a nuestros hijos construir su propia historia, hecha de todos los impactos que van dejando sus experiencias y las personas que se relacionan con ellos, y que nos ocupemos de que el impacto que reciben de nosotros sea positivo. “¿Te has preguntado alguna vez cuál es el impacto que tus hijos reciben de ti?, ¿se lo has preguntado a ellos?”
Quiero contarte una historia.
Podría relatar historias preciosas y fantásticas, de mariposas que pasean por un bosque desde donde corren grandes peligros y aventuras, o la historia de una oveja que quiere recuperar su libertad ante la monotonía del día a día en una granja… pero esta será diferente. Esta es la historia contada de un niño que descubre la magia a través de la historia de su propia vida. Que reconoce a la familia que le dio origen y supera, desde la resiliencia, la pérdida de seres queridos. Y sólo narrada por él mismo accede a los archivos de su memoria, de sus recuerdos. Solo así identifica cada impacto que conectó con él desde los mensajes que sus familiares y referentes le dejaron como legado para proyectar su vida y ser quien es.
Comprender quiénes somos nos ayuda a superar adversidades, a descubrir nuestra misión en el mundo, y a captar el aprendizaje que nos acompaña desde el inicio de nuestras vidas.
Durante el viaje, aprendemos a mirar a los ojos, a caminar de frente y a añadir cada experiencia a un capítulo más de esa historia narrada que no tiene un final, ya que cada día se abre una nueva página. Y el secreto de la magia que se crea reside en cada uno de nosotros, en el impacto recibido por las personas a quienes queremos y que nos quieren, y que aunque no estén a nuestro lado, siempre nos acompañan. Desde ahí se crea la esencia que forma parte de cada identidad. Cada uno de nosotros somos únicos, cada cual ha recibido su propio impacto.
Y el impacto que generaremos en los que están, y los que vendrán. ¿Te has preguntado alguna vez cuál es el impacto que tus hijos reciben de ti?, ¿se lo has preguntado a ellos? Sería precioso recoger esos señuelos que marcarán una inercia en las decisiones, incluso inconscientes, de su vida.
Quitarnos de encima ese deseo de ver plasmado en su imagen nuestros ojos, o el color o forma del pelo, la largura de sus pestañas, o la altura de su cuerpo, desde el que padres, tíos y abuelos esbozamos una sonrisa orgullosa por esa pequeña réplica perfeccionada, y recordar que “lo esencial es invisible a los ojos del hombre” (Antoine de Saint- Exupéry, El Principito). Esto mismo provocará nuestra consciencia para ocupar una reflexión sobre cómo será el impacto que generaremos en la vida de nuestros hijos para que hagan magia con sus recuerdos.
Podríamos añadir que nuestra misión como padres y madres es dejar un impacto en nuestros hijos que les sirva para desenvolverse en la vida con valentía, con humildad y con bondad. Con responsabilidad y disfrute. Con amor y respeto mutuo hacia los demás y hacia sí mismos.
Y el aprendizaje será ver su esencia más allá de sus ojos.