Desarrollar el pensamiento crítico en nuestras hijas e hijos es fundamental para que aprendan a pensar por sí mismos. Ser críticos supone ver más allá de lo superficial, es preguntarse cosas, tener curiosidad, no dejarse influenciar por el criterio de otros. También implica replantearse lo que está establecido y cuestionarse a uno mismo, así como desenvolverse por uno mismo y desarrollar la autonomía y el razonamiento.
Para educar en el pensamiento crítico, el Doctor en Filosofía Contemporánea y autor del libro “El arte de pensar”, José Carlos Ruiz, nos propone la alegoría del césped y el árbol, que supone dos métodos educativos distintos para desarrollar el pensamiento crítico. Vamos a ver en qué consisten.
Método educativo del césped
Imagina que compras una casa que tiene un precioso jardín y escoges decorarlo plantando un espléndido césped. Esta opción tiene muchas ventajas: estéticamente es muy bonito, crece con mucha facilidad, no cuesta mucho dinero comprarlo, ni tampoco sembrarlo.
De esta manera, invirtiendo pocos recursos y sin demasiado esfuerzo, en menos de un mes podremos ver cómo luce nuestro precioso jardín con el verde césped que hemos sembrado. A priori, podemos ver que la opción del césped tiene muchos puntos favorables.
Método educativo del árbol
Partamos de la misma premisa que en el caso anterior: te has comprado una casa y quieres decorar el jardín, pero, en este supuesto, decides hacerlo plantando árboles frutales.
Sin embargo, al contrario de lo que ocurría con el césped, en este caso vamos a tener que invertir más dinero en los materiales y también más tiempo en el proceso: vas a tener que cavar hoyos para enterrar bien el árbol y que las raíces empiecen a coger nutrientes. Además, durante un período de tiempo tendrás que controlar, mediante una guía, la dirección en la que crece el árbol y estar pendientes de los cuidados que requiere, por lo que en los primeros años no seremos capaces de ver los resultados.
Césped vs. Árbol
Como nos indica José Carlos Ruiz, entre las bondades del césped encontramos que crece muy rápidamente, que tiene un color muy bonito y queda genial estéticamente, y que al sentarnos el tacto es muy cómodo. Sin embargo, a pesar de estas ventajas, el césped también tiene inconvenientes que tenemos que tener muy en cuenta, porque van a durar toda la vida.
El principal punto en contra es que los cambios meteorológicos le afectan mucho: mucho sol, lo quema; mucha agua, lo pudre. Por lo tanto, educar en el modelo césped va a implicar que tengamos que estar encima de él toda la vida, porque si lo descuidamos, se secará y nos tocará volverlo a plantar.
El modelo árbol, por otro lado, será más caro y costará más esfuerzo cultivarlo, como hemos mencionado anteriormente, pero es que además vamos a tener que estar muy pendientes de los cuidados que requiere durante los primeros años. No obstante, una vez el tronco empieza a crecer, y sus raíces han conseguido encontrar los nutrientes por su cuenta, vamos a poder quitarle la guía y que el árbol continúe su crecimiento por sí solo.
En definitiva, como apunta José Carlos Ruiz, educar en el modelo del árbol es bastante más complicado, porque requiere más esfuerzo, paciencia y tiempo, y no vamos a ver los resultados de forma inmediata. Sin embargo, cuando se trata de la educación que le estamos dando a nuestras hijas e hijos y de cómo esta afectará a su futuro, deberíamos priorizar las ventajas a largo plazo en lugar de los resultados deslumbrantes e inmediatos.
Si os ha gustado este contenido, no os perdáis el curso “Elementos clave para el desarrollo del pensamiento crítico”, en el que José Carlos Ruiz nos da todas las claves para fomentar el pensamiento crítico en nuestros hijos e hijas.