“Mi hija lo pasa fatal en Halloween, ¿cómo lo gestiono?”

Fantasmas, esqueletos, murciélagos, zombies, calaveras, sangre, brujas, vampiros, demonios, calabazas, tumbas, lápidas, monstruos… estos días todo se ha llenado de elementos terroríficos y, en muchos casos, tremendamente aterradores. Puede que nuestros hijos se diviertan y disfruten de la decoración de Halloween, del célebre ‘truco o trato’ y de todo lo que rodea a esta festividad. ¿Pero qué hacemos si no es el caso? ¿Qué hacemos si a nuestra hija le atemorizan los elementos que nos rodean por estas fechas, si no quiere ni oír hablar de disfrazarse y mucho menos de fiestas relacionadas con la temática? ¿Cómo lo gestionamos?

 

Como cuenta la psicóloga Silvia Álava en ‘Queremos que crezcan felices’, hemos de entender que la estética de esta fiesta “pueda asustar a los niños más sensibles. Y en este caso no debemos obligarlos a participar de ella. Porque no es obligatorio. Los niños se tienen que enfrentar a situaciones cotidianas, pero la temática asociada al miedo en absoluto es algo obligatorio que nuestros hijos tengan que superar. No les forcemos”.

 

En primer lugar, debemos entender que es normal sentir miedo, que está bien. Validemos lo que siente nuestra hija o nuestro hijo. Como dice Silvia Álava, “es normal que a determinadas edades los niños puedan tener miedo, los miedos evolucionan según la edad”.

 

En segundo lugar, anticipémonos. Como en todo, vayamos compartiendo con él detalles de lo que se va a encontrar, de lo que solemos hacer. Tal vez lo asimile y lo naturalice. Pero si no es así, no forcemos.

 

Prestemos especial atención a sus necesidades, y respetémoslas. Cada niño siente una sensibilidad diferente. Tengamos en cuenta una cosa: no son bromas si a nuestra hija no le está haciendo gracia.

 

No expongamos a nuestra hija a estímulos ni imágenes que sabemos que le van a asustar y la van a colocar en una situación de vulnerabilidad e indefensión. La prioridad no es divertirnos los adultos a costa de los más pequeños, sino convertir esta fiesta en objeto de disfrute para todos.

 

Tengamos paciencia y aterricemos nuestras expectativas. Claro que nos encantaría pasar unos días terroríficamente entretenidos, pero si a nuestra hija no le gusta disfrazarse y ella va a sufrir, seamos realistas con la situación y no antepongamos nuestros deseos. “No a todos los niños les gusta disfrazarse. Nunca conviene forzarles a disfrazarse, sino jugar con ellos de modo que sea el adulto o los hermanos los que se disfracen y, a través del juego, vayan introduciendo al niño en la dinámica. Pero siempre asociándolo al juego y a la diversión”, comenta Silvia.

 

En este sentido, la psicóloga nos aconseja no taparle la cara porque eso “les agobia” e intentar que los disfraces sean fáciles de poner y de quitar, para que puedan hacerlo ellos mismos. Una cosa muy importante es tener en cuenta la edad de los niños y recurrir siempre a trajes “que ellos puedan entender”.

 

Por último, Silvia nos invita a aprovechar estas fechas para reflexionar sobre el sentido de la fiesta. “Halloween ha canibalizado el día de los difuntos y es importante también que podamos hablar de los seres queridos que ya no están. Vivimos de espaldas a la muerte con los niños y es buen momento para ello”.

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Lara Fernández

Mamá, periodista y maestra de Educación Infantil

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