Mi hija tiene complejos, ¿cómo puedo ayudarle?

La estatura, tener granos, tener una nariz grande, llevar gafas, tener sobrepeso, llevar aparatos dentales, tener las orejas grandes, ser muy delgado, etc….

Todos nos hemos sentido acomplejados por algo en algún momento de nuestra vida, sin embargo, los complejos en la infancia pueden hacernos más daño que nunca, ya que los complejos tienen un impacto en la autoestima y en el autoconcepto, y puede llevar a nuestros hijos a sentirse tristes, menos válidos o inseguros. Y esto, obviamente, afecta a su bienestar y a sus relaciones sociales.

¿Qué son los complejos?

Cuando hablamos de complejos nos referimos a aquellas creencias negativas o distorsionadas sobre el propio aspecto físico o psicológico; es decir, aspectos que no nos gustan de nosotros y que nos causan inseguridades, y que además entendemos como “defectos”.

Aunque hay complejos más leves y otros más graves, todos los complejos (incluidos los originados en la infancia) comparten un elemento en común: hacen que la visión de nosotros mismos (autoconcepto) quede dañada, así como la autoestima, lo que nos hace sentir inferiores al resto en algunos aspectos.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a superar sus complejos en la infancia?

Lo primero que tenemos que tener claro, como dice la psicóloga Silvia Álava en su libro ‘Queremos que crezcan felices’ es que “cuando los padres somos personas inseguras y acomplejadas, ese es el modelo que estamos mostrando a nuestros hijos, y es normal que los pequeños lo reproduzcan”.

En este sentido, Álava nos pone algunos ejemplos que ella misma ha visto en consulta:

  • Niñas que no tiene una relación sana con la comida porque ven que en su casa algún miembro de la familia siempre está a dieta, diciendo que no coman determinados alimentos porque engordan o que les racionan la comida.
  • Niños que son bajitos, pero sin problemas orgánicos o de crecimiento, cuyos padres acuden a los médicos para ver si pueden conseguir que sean más altos.
  • Niños con orejas o nariz más grandes de lo habitual cuyos padres les prometen una cirugía desde pequeños sin haberles dado la opción de aceptarlo o de que ellos elijan.

Decálogo para que los complejos no afecten a nuestros hijos

Álava, en su libro, nos da 10 pautas para ayudar a nuestros hijos cuando notemos que está acomplejado:

  1. Escucha a tu hijo; aunque a ti como adulto no te parezca relevante, seguro que ese complejo a él se lo está haciendo pasar mal.
  2. La escucha debe ser activa, es decir, mirándole a los ojos, poniéndonos a su altura y, por supuesto, centrándonos solo en esto (dejando otras actividades, como mirar el móvil o estar en el ordenador o viendo la tele). El niño tiene que sentirse escuchado y comprendido.
  3. Entiende su problema. Una vez que se haya desahogado, conviene que nos tomemos en serio cómo se siente. Debemos transmitirle que entendemos lo que le hace sentir mal.
  4. Desmonta poco a poco su complejo. Si su complejo es que es bajito, tendremos que trabajar con él para que poco a poco deje de darle esa importancia. Si somos nosotros los que le damos mucha importancia a esto, agravamos el problema.
  5. Potencia sus virtudes. Todos tenemos puntos débiles, pero también fuertes. Hay que poner el foco en estos últimos, y conseguir que él también los valore.
  6. Trabaja su autoestima. Dotándole de autonomía desde que es pequeño irá viendo lo que es capaz de conseguir, y esto reforzará su autoestima.
  7. Enséñale a focalizar en lo positivo. Que aprenda a valorar todo lo bueno que tiene.
  8. Seamos buen ejemplo. Como siempre decimos, los niños aprenden por modelo, es decir, copian a sus adultos de referencia. Debemos ser modelos de seguridad y no mostrarnos acomplejados ante nuestros hijos.
  9. Enseña a tu hijo a ser asertivo. A ser capaz de decir cómo se siente y a ser independiente a la aceptación o no de los demás.
  10. Trabaja con él las habilidades sociales. Es clave que sepa cómo tiene que contestar a otros niños cuando se metan con él.

“Si viéramos que el problema empeora, consultemos con profesionales”, concluye Álava.

Si quieres saber más sobre cómo ayudar a tus hijos a través de la educación, únete a nuestra comunidad de padres y madres a través de Cursos para ayudarte en tu labor educativa

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María Dotor

Tener solo unas líneas para presentarse no es fácil. Espero hacerlo bien 😉 Soy periodista y amante de la educación. Una de mis frases favoritas es: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” de Paulo Freire. Por eso creo que es tan importante tomárnoslo en serio. Por eso, y porque educar es el más apasionante e importante de los viajes. ¿No crees?

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