Cuando nuestros hijos e hijas entran en la etapa adolescente sabemos que va a haber muchos cambios en las dinámicas de familia: la relación se distancia, no hay tanta comunicación, prefieren pasar más rato entre amigos que con nosotros… Uno de los grandes cambios que experimenta nuestros hijos e hijas en su vida es la aparición de los primeros amores y de la sexualidad.
Como padres y madres debemos estar preparados y debemos estar abiertos para que nuestros hijos tengan confianza para contarnos este aspecto de su vida. Cuando nuestros hijos tengan pareja, se nos presentarán diferentes situaciones a las que nos tendremos que enfrentar. Entre ellas está la cuestión de permitir a nuestro hijo/hija dormir junto a nuestra pareja en nuestra casa. ¿Debemos permitir esto o no? Cada caso y cada familia es diferente y dependerá de muchos factores, entre ellos la confianza que tengamos con nuestros hijos.
Confianza y comunicación con nuestros hijos
Cuando nuestros hijos son adolescentes, la relación con nosotros merma. Es normal, necesitan alejarse de nosotros para vivir nuevas experiencias y nuevas sensaciones, experimentar cambios que acompañan a su cuerpo y también a su cerebro. Sin embargo, es esencial que estemos ahí para ellos en todo momento. Fomentar la confianza con nuestro hijo es esencial para ello. ¿Cómo se consigue esto? Habiendo trabajado los años anteriores con ellos diferentes aspectos:
- Poniendo límites claros pero respetuosos
- Acompañando sus emociones
- No usando etiquetas
- No usando técnicas de manipulación emocional
- Apoyándoles en sus retos y dificultades
- No mintiéndoles
- Escuchándoles
Asimismo, debemos fomentar la confianza y comunicación específicamente en temas sobre el amor y la sexualidad. Nuestro hijo puede tener mucha confianza con nosotros, pero si nosotros entendemos el tener pareja y todo lo que conlleva ello como un tema tabú, nuestro hijo no se verá capacitado para hablarnos del tema, nos mentirá cuando quede con él o ella y ni siquiera nos planteará la posibilidad de conocer a su pareja.
Educación afectivo-sexual
A veces, por el tabú social que hay en torno a la educación afectivo sexual, sumado a que muchos de nosotros no recibimos este tipo de educación, creemos que educar en sexualidad significa exponer y dar vía libre a nuestros hijos para que comiencen a tener relaciones sexuales cada vez más temprano. Pero esto está muy lejos de la realidad.
Sin una educación afectivo-sexual, nuestros hijos tendrán menos confianza a la hora de comentar con nosotros que tiene pareja, y aún menos tendrá la confianza para pedirnos si puede dormir con ella en nuestra casa. Esta educación les aporta información y seguridad sobre las relaciones de pareja y la sexualidad. Así lo explica la sexóloga Lara Avargues. “Está comprobado que un abordaje de la sexualidad desde la infancia, adaptada a la edad y las inquietudes de la persona, aporta tranquilidad y seguridad a la hora de abordar las situaciones relacionadas con las conductas sexuales y evitar situaciones que no se desean” a lo que añade que “hablar de salud sexual es muy importante porque previene las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos no deseados y se conocen los métodos anticonceptivos. Pero la salud sexual no se debe trabajar generando emociones de culpa o de miedo”.
Es decir, dar una educación afectivo-sexual a nuestros hijos no solo generará más confianza entre padres e hijos, sino que además les empoderará y les dará una mayor capacidad para tomar las decisiones adecuadas en torno a la sexualidad.
¿Debo dejar que la pareja de nuestros hijos duerman juntos?
Entonces, ¿permitimos que duerman juntos o no? Depende de varios factores y de la confianza que tengamos en familia. Os damos algunas claves antes de que se presente la situación para estar preparados.
Conoce a la pareja
Antes de permitir que duerman juntos, podríamos hablar con nuestros hijos para que traigan a su pareja a pasar la tarde o a comer. Así crearemos un clima de confianza y podremos abordar con mayor tranquilidad el permitir que duerman juntos.
La edad y madurez de los hijos importa
Los padres y madres somos quienes ponemos los límites, conocemos el grado de madurez de nuestros hijos y decidimos a partir de qué edad pueden hacer ciertas actividades, como dormir junto a su pareja en nuestra casa. “Lo que a los quince puede ser inaceptables, a los dieciocho puede parecer totalmente normal”, cuenta Lola Álvarez Romano en su libro ‘Pero ¿qué te pasa?’ sobre esta situación.
Nuestros hijos pasan también tiempo fuera de casa, hacen viajes con sus parejas…
Si lo que queremos evitar es que tengan relaciones sexuales en casa, debemos ser conscientes de que las pueden tener en otros lugares. “Muchos [padres y madres] saben y aceptan que sus hijos tengan relaciones cuando se van de fin de semana con su pareja, pero, aún así, prefieren que no ocurra en el hogar familiar. Es posible que tanto hijos como padres tengan que ceder un poco, pero para los adultos no tiene sentido tener que acceder a algo que les incomoda en su propia casa. Ellos también necesitan un tiempo para ajustarse a los cambios”, señala Álvarez.
Educación afectivo-sexual
Si no hemos empezado desde pequeños a hablar sobre sexualidad a nuestros hijos, nunca es tarde. Si ellos tienen la información necesaria, tanto padres como hijos nos sentiremos más tranquilos a la hora de dejarles que duerman juntos en casa.