Mi hijo es muy sensible

¿Cómo son los niños muy sensibles? ¿Cómo apoyarlos y acompañarlos? ¿Qué potencialidades tienen? Andrea Zambrano, de AEIOU Coaching para Padres, lo cuenta

Ser sensible tiene un don: el don de conectar emocionalmente con las personas, de comprenderlas, de empatizar y de intuir ¡Todo un regalo si sabemos utilizarlo!

Sienten intensamente y a veces esas emociones y sensaciones les abruman, a menudo son tildados de débiles, necesitan sentirse queridos y son tremendamente intuitivos y empáticos. Así son, nos dice Andrea Zambrano, de AEIOU Coaching para Padres, los niños muy sensibles, una realidad que no tiene por qué ser un problema si aprendemos a acompañarlos y apoyarlos, con algunas ideas como las que nos propone. 

¿Cómo saber si tu hijo es sensible? Y si lo es ¿qué necesita de ti?, ¿eso quiere decir que es débil?,  ¿es algo “malo” o también puede ser “bueno”?, ¿cómo acompañarle mejor en su vivencia?

Yo fui una niña sensible, lo que pasa que de pequeña no lo sabía. De hecho, en ese entonces no creo que nadie lo supiera (la inteligencia emocional no se llevaba mucho hace 20 años…). Seguramente me pusieron un montón de etiquetas que no tenían nada que ver conmigo pero sí con mi sensibilidad. Saberlo ahora hace que pueda conocer mejor cómo funciono, qué necesito y además puedo utilizarlo de forma muy útil en mi trabajo.

¿Cómo es niño sensible?

  • Tiene una alta capacidad para sentir. A veces incluso se siente abrumado por sus emociones (siente mucho e intensamente).
  • Es intuitivo y reconoce muy bien el lenguaje no verbal (enseguida sabe si la gente “le gusta” o “no le gusta”).
  • Puede parecer más “maduro” que los niños de su edad o con un sentido de la ética acusado.
  • Cariñoso. Necesita sentirse querido.
  • En ocasiones susceptible (enseguida le afectan las cosas).
  • Empático.
  • Evita el conflicto o la violencia (no le gustan las situaciones tensas).
  • Puede tener más desarrollado el sentido de la vista, tacto, oído, olfato o gusto (puede ser especialmente sensible a los ruidos, tener muy buena vista, molestarle los olores enseguida, etc..).
  • Puede tener tendencia a tener miedos (le abruman sus sentidos).

Si has reconocido a tu hijo (o a ti mismo) en estas cualidades (*nota: es un listado orientativo y sin ánimo de etiquetar. Ni están todas las que son, ni son todas las que están) tienes que saber que un niño altamente sensible se puede sentir SOLO, porque percibe y siente distinto a los demás. En realidad, más que distinto siente AMPLIFICADO. Eso puede llevarle también sentirse DIFERENTE, lo que conlleva a veces una baja autoestima.

Debido a su alta percepción, también evitará las personas o los ambientes hostiles. Buscará la paz, la armonía, el bienestar y la quietud. No siempre será así, pero lo necesitará de vez en cuando.

¿Qué necesita un niño altamente sensible?

  • Lo primero que necesita es : COMPRENSIÓN. Tú no ves el mundo como él. No sientes como él. Quizás te cueste entenderlo desde tus ojos. Aún así, NO LE JUZGUES. Él necesita de ti que le ACEPTES Y LO ACOMPAÑES (bueno, esto en realidad lo necesitan todos los niños, pero los altamente sensibles ¡todavía más!).
  • Ayúdale también a PONERLE NOMBRE a lo que le pasa. Sintiendo tan intensamente se verá fácilmente abrumado por sus emociones y necesitará que le ayudes a poner orden. Ayúdale a entenderse. Ayúdale a saber qué le pasa y cómo manejar tanta intensidad emocional.
  • ¡PREGÚNTALE! Cuenta con él e interésate por su mundo. Preguntas como ¿qué necesitas?, ¿cómo te sientes?, ¿cómo puedo ayudarte? pueden ser un buen recurso para entenderse y entenderle.
  • Cuando haya alguna reacción que no entiendes, CONECTA CON ÉL (no le juzgues). Escúchale, necesita que le “veas” y compartir contigo lo que hay detrás de ese comportamiento.
  • DALE ESPACIO para relacionarse a su ritmo. A veces son más observadores que habladores. A veces necesitan su tiempo para integrarse en un grupo o sentirse lo suficientemente cómodos y seguros para interactuar. No tengas prisa y acompáñale en cada momento.

Ser altamente sensible es como todo: tiene su parte “positiva” y su parte “negativa”. Lo importante es identificarlo para poder acompañar mejor al niño y no tacharlo de otras cosas que no son como “débil”, “miedoso”, “tímido”, “raro”, etc… Ser sensible tiene también un don: el don de conectar emocionalmente con las personas, de comprenderlas, de empatizar y de intuir ¡Todo un regalo si sabemos utilizarlo!


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Andrea Zambrano

Coach y formadora certificada por ICF. Experta en Coaching educativo. Es co-fundadora de la organización “AEIOU”. Formada en Liderazgo Co-activo por CTI Practitioner PNL por Institut Gestalt Licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona. Algunos de sus libros: “Educar es emocionar”

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