Cuando nuestro hijo de menos de un año, de pronto, parece que rechazase el pecho, podemos pensar que ha iniciado el destete por su cuenta y es hora de abandonar la lactancia, sin embargo, como nos dice la consultora de lactancia y autora del libro ‘Destete: final de una etapa’ Alba Padró: “Es muy raro que un niño de menos de un año se destete por sí mismo. El motivo es que los bebés no saben que existe la leche artificial, no saben que se puede comprar un sucedáneo de la leche materna. Para nuestros pequeños, alimentarse después de nacer es vital y se preparan para ello ya en la tripa, practicando los reflejos de succión y deglución”.
Entonces, ¿si nuestro bebé no ha elegido destetarse, porqué rechaza el pecho?
“Si el bebé tiene menos de un año, es probable que estemos ante una huelga de lactancia. Estas suelen ir asociadas a dolor, a cambios, a enfados… Tendríamos que ver qué la está produciendo. En niño mayores de un año, cuando ya sí podríamos estar ante un destete natural, la huelga de lactancia se diferencia del destete natural porque este suele ser un proceso lento, es muy raro que sea abrupto. Sin embargo, las huelgas de lactancia sí son abruptas, de la noche a la mañana, el niño deja de mamar, y eso es lo significativo”.
¿Qué puede ocasionar una huelga de lactancia?
Cuando un bebé rechaza el pecho, es vital buscar la causa para poderle poner remedio. Padró, en su libro ‘Somos la leche’, menciona las causas más comunes:
- Ingurgitación: Si tu bebé es recién nacido y tienes el pecho a tope, es posible que no pueda agarrarse para mamar. Cuando el pecho está tan lleno los niños no pueden extraer la leche y parece que rechazan el pecho.
- Reflejo de eyección hiperactivo: Algunas veces la leche sale a chorro del pecho. No deja de salir, como si fuera una fuente. Cuando el bebé mama se ve obligado a tragar la leche sin tregua, lo que resulta muy incómodo. Muestra su enfado apartándose del pecho o luchando cuando mama.
- Dolor: Cuando el bebé tiene dolor, mocos o congestión, la succión le puede resultar molesta, por lo que deja de mamar o llora cuando lo acercas al pecho y, a veces, rehúsa mamar.
- Susto: Hacia los ocho meses, los bebés acostumbran a dejar escapar algún mordisco mientras maman. Si gritas y se asustan es probable que no quieran saber nada de la teta.
- Enfado: Los bebés también se enfadan y pueden mostrar su disconformidad dejando de mamar, negándose a acercarse al pecho e incluso apartando la mirada.
- Lleno: Cuando se empieza con la alimentación complementaria y se ofrece más comida que pecho. Aquí es importante tener en cuenta que hasta el año, la leche debe seguir siendo el alimento principal, y el resto de alimentos solo complementar.
¿Qué hacer ante una huelga de lactancia?
Como recomienda Padró en su libro, lo primero es buscar la causa para ponerle solución. Si nosotras por sí solas no sabemos encontrar la causa, deberíamos pedir ayuda a un especialista en lactancia materna.
Mientras tanto, si queremos seguir amamantando, las recomendaciones serían:
- No forzar: Es importante no forzar nunca al bebé a tomar el pecho. Es decir, si se le acerca el pecho y llora, no insistir. La clave está en ofrecer sin forzar.
- Cambiar la posición: Prueba las posturas verticales en las que el bebé no está apoyado en ninguno de sus lados. Suele funcionar si hay un dolor asociado a lateralidad.
- Ofrecerle el pecho cuando duerme: Muchas veces cuando están dormidos o semidormidos es un buen momento para que cojan el pecho. Acércaselo con suavidad, sin llegar a despertarlo.
- Ambiente tranquilo: En bebés que se distraen mucho o se alteran puede venir bien irse a otra habitación, que esté tranquila y sin interrupciones. Apagar las luces, estar en contacto piel con piel y esperar.
- No hacerle pasar hambre: No pienses que porque pase hambre va a querer coger el pecho. Si ya toma otros alimentos, que siga haciéndolo. Ofrécele también tu leche en otro recipiente que no sea el biberón (en vaso, por ejemplo).
- Sácate la leche: De forma manual o con sacaleches. Por un lado, para evitar mastitis u obstrucciones y, por otro, para mantener la producción de leche. Porque si no hay succión, tu cuerpo entenderá que no hay bebé al que amamantar y progresivamente irás produciendo menos leche, y eso no ayudará a que el bebé agarre el pecho de nuevo.
- Movimiento y/o balanceo: Darle el pecho al bebé de pie en movimiento o en una mecedora, a veces les ayuda a relajarse y en ese momento, cogen el pecho.
- Reenamorar al bebé del pecho: Debemos intentar que el bebé asocie el pecho con algo agradable y positivo. Para ello es muy importante el contacto, piel con piel y el sentirse protegido. Aprovecha esta situación para pasar más tiempo con tu bebé. Quítate la parte de arriba de la ropa y a él déjalo con el pañal.
La mayoría de las huelgas de lactancia se resuelven en unos días o una semana, pero es cierto que en otras puede acabar produciéndose un destete. Hay veces que nada de lo anterior funciona y el bebé no vuelve a agarrarse al pecho. En esos casos habrá que decidir si seguir extrayendo la leche y ofrecerla de forma diferida, o dejar de hacerlo.