El término altamente sensible hace alusión a un rasgo de la personalidad identificado y acuñado por la psicóloga estadounidense Elaine Aron durante la década de los 90. Quienes tienen este rasgo en su personalidad son personas con una profunda sensibilidad tanto sensorial como emocional.
Se calcula que entre un 15 y un 20% de la población es altamente sensible. ¿Cómo podemos averiguar si nuestro hijo es uno de ellos? La psicóloga Úrsula Perona ha escrito un libro en el cual nos ayuda, no solo a identificar si nuestro hijo forma parte de este grupo de personas, sino también a conocer sus características y entender sus necesidades. El libro se llama: ‘NAS: Niños altamente sensibles’. Ayer tuvimos la oportunidad de conocer más sobre este rasgo en un IGLIVE con ella.
CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS ALTAMENTE SENSIBLES
Úrsula cuenta en su libro que “el niño altamente sensible se deja ver desde el nacimiento. Su fineza sensorial será lo primero que notaremos. Se despierta al mínimo ruido, se altera si hay demasiada gente alrededor, está muy apegado a ti, porque no se siente inseguro en otros brazos… A menudo, tendrás la sensación de que es demasiado delicado, que se irrita con facilidad…”.
Pero es que además hay diversas características que nos permitirá ir intuyendo la posibilidad de que nuestro hijo es altamente sensible. Las repasamos:
“Timidez”
Hemos puesto comillas al término timidez porque, tal y como explica Úrsula, no se trata de timidez como tal, sino la necesidad de un mayor tiempo de adaptación ante situaciones, entornos o personas nuevas. “Notarás que tu hijo mira todo con suma atención, reconoce, identifica, procesa y, cuando ha gestionando todo y sabe que su alrededor es seguro, se va integrando poco a poco”. No es que sea tímido, es que al “recibir la información con muchísima más precisión e intensidad, se puede sentir estresado y saturado”.
“Las personas altamente sensibles tienden a sufrir más, por eso es tan importante el papel de la familia, que deberán respetar, comprender y honrar el sentimiento de estos niños”, Úrsula Perona
Madurez
El NAS (Niño altamente sensible, para abreviar) suele sentirse a gusto con los adultos de confianza. El motivo, nos cuenta Úrsula, es que “con los mayores se siente menos juzgado y tiene más cancha para dar rienda suelta a su sensibilidad e intelecto”.
Quisquillosos
Hemos dicho que los NAS tienen una profunda sensibilidad emocional, pero también sensorial. Es por esto que la textura de la ropa, las etiquetas, el roce de los zapatos, la arena en las manos, la suciedad, los grumos en la comida…. puede molestarles en exceso. “No es exageración, si el niño dice que algo le molesta, es que de verdad le molesta y puede llegar a hacerle daño”, nos dice Úrsula, que añade: “Llamarlo quejica, criticarlo u obligarlo a soportar una situación que le incomoda no aportará nada ni lo hará más resistente o fuerte”.
Susceptibilidad
Cualquier cambio o alteración en su rutina habitual, por pequeña que sea, un NAS la siente con intensidad e, incluso, con drama. ¿Por qué comemos más tarde? ¿Por qué vamos a un parque diferente al de todos los días? Demasiadas preguntas, demasiadas cosas que asimilar.
“Los padres de niños NAS son tachados de blandos, consentidores o sobreprotectores. Y no tiene nada que ver”, Úrsula Perona
5 sentidos muy desarrollados y un sexto sentido “emocional”
Un oído muy fino, una gran nariz para los aromas, ojo avizor, sensibilidad al tacto. “Los NAS se percatan de todo, están siempre alerta y nada parece escapar a su atención”. Además, “percibe la emociones de quienes le rodean: la tensión, el enfado, la preocupación… Nada de esto le pasa desapercibido, es un ser empático que conecta y se contagia de las emociones del resto”.
Perfeccionismo
Aunque el perfeccionismo suele catalogarse como algo positivo, Úrsula nos recuerda que “si no sabe gestionarse, puede llevar al estrés y a una continua insatisfacción. El perfeccionismo y la autoexigencia son armas de doble filo: pueden ayudarnos a progresar pero también pueden minar nuestra autoestima y provocarnos inseguridad y malestar”.
“Para un NAS el mundo, a veces, resulta demasiado para él. Puede que él sea pequeño, pero sus emociones son enormes”, Úrsula Perona
Bloqueo
El NAS experimenta las emociones con una alta intensidad, lo cual puede resultar realmente abrumador y llegar a saturarle y bloquearle. “Esto afectará a su concentración, le costará dormir… Tenemos que estar muy atentos a sus límites para sacar lo mejor de él”.
Tiempo a solas
Es tanto lo que siente sensorial y emocionalmente un niño altamente sensible que, a menudo, necesita parar.. “Un momento a solas, de calma, se hace imprescindible para mantener el equilibrio y la estabilidad emocional”. ¿Esto implica problemas sociales o de adaptación? “No, simplemente necesita a lo largo del día momentos de tranquilidad que compensen el bullicio del resto del día”, nos dice Úrsula.
¿CÓMO PUEDE PERJUDICAR A NUESTRO HIJO SER ALTAMENTE SENSIBLE?
Después de leer todo lo anterior, seguramente se te estará viniendo una pregunta a la cabeza: ¿es un problema que mi hijo sea altamente sensible? En esta sociedad nos hemos acostumbrado a ver la sensibilidad como un defecto o una debilidad, sin embargo, “en los tiempos que corren, es lo que más nos hace falta: personas sensibles. Sin embargo, sí es cierto que la sensibilidad, a menudo, conlleva sufrimiento”, nos dice Úrsula, para después recordarnos que “es vital que las madres y padres enseñemos a nuestros hijos a encauzar esas emociones para que no se vuelvan algo desbordante o destructivo para ellos y se conviertan en adultos equilibrados y felices”.