Para muchas madres y padres estar en sitios como restaurantes, el transporte público o en la sala de espera del médico con nuestros hijos se convierten en situaciones complicadas de gestionar. Sabemos que los niños se van a impacientar, se van a comportar de manera irrespetuosa y van a armar jaleo.
Muchas veces la única alternativa que encontramos para que esas emociones se calmen y que los niños no creen alboroto es darles una pantalla, ya sea un móvil, una tablet, un videojuego… No lo hacemos queriendo y creyendo que es lo más beneficioso para ellos, pero tiramos de esta herramienta porque es la que más a mano tenemos y porque no conocemos otras opciones.
Como familia podemos cambiar esta situación y podemos desterrar las pantallas en estas situaciones. Os damos algunas alternativas que quizás os puedan servir.
Claves para evitar recurrir a las pantallas cuando nuestros hijos se impacientan
- Anticiparse: Tania García, educadora sociofamiliar y creadora de Edurespeta, cuenta en su libro ‘Educar sin perder los nervios’ que podemos anticiparnos a las situaciones en las que sabemos que nuestros hijos “van a perder los nervios”. Para ello, podemos practicar y explicarles cómo hay que actuar en estos lugares. “Antes de salir de casa podemos mostrarles qué tono de voz usar, cómo nos pueden pedir nuestra atención, cómo caminar… Podemos mostrarles con nuestro ejemplo primero y luego pedirles a ellos que lo practiquen. Los juegos de roles les encantan, les emocionan, les dan experiencia y los ayudan a estar más preparados cuando llega el momento”, explica García.
- Entrenar la paciencia: Tanto nuestros hijos como nosotros debemos ir cargados de paciencia a estos encuentros en los que ambos podemos perder el control de nuestros actos. La educadora emocional y fundadora de la Granja Escuela, Cristina Gutiérrez Lestón, nos propone un ejemplo para practicar la paciencia: cuando vayamos a hacer la compra, podemos escoger con nuestros hijos la cola más grande, para irnos habituando a esas esperas que nos podemos encontrar en estas situaciones.
- Atender sus necesidades emocionales en un lugar más tranquilo: Cuando sintamos que nuestros hijos empiezan a tener una emoción que muy posiblemente les vaya a desbordar, podemos salir a la calle en un momento para poder acompañarles y ayudarles a calmar la emoción. “Quizá si lleva mucho tiempo sentado, sea conveniente salir fuera a dar unas carreras antes de que la energía se desborde… Igualmente, si hay que acompañar una rabieta o hay que recordar un límite, seguramente, será más fácil hacerlo en un lugar más tranquilo”, cuenta García.
- Dar ejemplo: Si a nosotros no nos ve con el móvil mientras esperamos en un restaurante o en una sala de espera, es mucho menos probable que ellos tengan la necesidad de tener esa pantalla.
Alternativas a dar el móvil a nuestro hijo
Tania García nos recomienda algunas alternativas a dar el móvil para calmar a nuestros hijos
- Pinturas: Si llevamos en el bolso algunas pinturas, en la situación de un restaurante, pueden pintar en las servilletas o manteles de papel; o en la situación de la sala de espera del médico, podemos pedir una hoja para que puedan pintar en ella.
- Libros de pegatinas: Para que puedan verlas, recolocarlas, pegárselas en la cara, etc.
- Plastilina
- Juegos de ingenio: Podemos jugar con ellos a algunos como el teléfono escacharrado o podemos plantearles acertijos.
- Algún elemento de sirva como juego simbólico que llevemos en nuestro bolso o mochila
- Libros cortos que podamos llevar.
- Contar bromas, chistes
- Contar historias o adivinanzas
- Cantar juntos (siempre que sea posible)
Como ya decíamos, si nuestro hijo sigue expresando sus emociones mediante conductas que no son las apropiadas, lo mejor es dejar que las exprese en una zona donde pueda usar el espacio libremente para liberar la emoción, en donde pueda correr, patalear…