Jornadas que se alargan hasta más allá de las ocho de la tarde, pausas de dos horas para comer, admiración a las personas que “calientan las sillas”… Con una cultura de horarios como la española, difícilmente podría estar bien vista la conciliación. Pero si miramos a Suecia, un país en el que casi nadie permanece en sus oficinas a partir de las cinco de la tarde y quien se queda más allá de esta hora es mirado con desconfianza porque se considera que es ineficiente y no sabe organizarse, la conciliación es allí considerada un compromiso social y una medida que aumenta la eficiencia y el compromiso de los trabajadores.
Según un estudio del Instituto Catalán de la Salud, España es el país con más estrés femenino de Europa. Una de cada tres españolas se confiesa estresada, principalmente por la dificultad para conciliar la vida familiar y la laboral. “Los expertos indican que un horario laboral sin pausa de dos horas para comer y en el que se entre antes y se salga antes, reduciría el estrés de las mujeres trabajadoras”, indicaba Telecinco.
Este horario laboral y otras medidas para la conciliación (como permisos de paternidad y maternidad más largos, días de permiso para el cuidado de un hijo, o familiar, enfermo, posibilidad de teletrabajar…) llevan ya tiempo implantados en Suecia, un país con una cultura sobre los horarios laborales bien diferente a la nuestra. En Suecia, se entiende que quien trabaja más allá de las cinco no sabe organizarse o no es eficiente y es mirado con recelo. Las pausas para comer son de unos 40 minutos. Y la conciliación es protagonista porque “criar a ciudadanos sanos es un deber cívico a la altura de pagar impuestos”. En Suecia, las empresas tratan de atraer a empleados ofreciendo jornadas más reducidas, más días libres y mayor flexibilidad de horarios. En Suecia, al año, se trabajan 80 horas menos que en España.
¿No sería posible cambiar la cultura del presentismo (ineficiente) en España y apostar por la flexibilidad y por entender la conciliación no como un estorbo sino como un compromiso social? No hay motivos racionales, ni siquiera del lado empresarial, para apoyar jornadas que se alargan más allá de las siete de la tarde: Trabajar más horas no es sinónimo de mayor productividad: de hecho, según un estudio de la Universidad de Zaragoza, la jornada continua aumenta la productividad un 6%: “el aumento en la productividad que proporciona un nuevo trabajador a jornada continua es un 6’5% superior a la que resultaría de contratar a un trabajador a jornada partida”.
Menos estrés, más compromiso social, más bienestar de nuestros hijos y más productividad…. Todo son ventajas. ¿Cambiamos hacia la cultura de conciliación de la vida laboral y familiar?