Ante 600 personas, celebramos nuestro octavo encuentro en el Auditori Axa en Barcelona, presentado por Lucía Galán (que publica mañana su tercer libro) y Leo Farache. Construir autoconfianza, establecer unos hábitos de vida saludable, fomentar la autonomía, educar su sensibilidad, empatizar con nuestros hijos, dejar atrás los gritos, ayudarles a comprender la actualidad y rescatar mensajes educativos de la banda sonora de nuestra juventud fueron los hilos conductores de una jornada que contó con la participación de Begoña Ibarrola, Alberto Soler, Catherine L’Ecuyer, José María Gasalla y Fernandisco, entre otros, y con la inspiración de Fundación SM y Cruïlla y el patrocinio de Leroy Merlín y DKV Salud, además de la colaboración de Totto y Lidl.
Javier Palop y Josep María Cervera: “La educación nos mueve”
Josep María Cervera es Director General de la editorial Cruïlla, que lleva, nos cuenta, 33 años publicando libros infantiles. “Nuestro lema es ‘La educación nos mueve’ y en esto no podíamos tener mejor compañero de viaje que la Fundación SM“. Javier Palop, director de esta y padre de cuatro hijos, comentó que “para educar hace falta corazón, confianza, que la da compartir con otros padres, y compromiso”. Ambos nos presentaron un estudio sobre los intereses de la juventud que revela que “la familia se presenta como el mayor referente del joven para entender su posición en el mundo, actualmente es considerada por el 97% de los jóvenes como “muy “o “bastante” importante en sus vidas”.
José María Gasalla: “Es importante hablar de la autoconfianza, porque siempre nos educan hacia afuera”
Conferenciante y escritor, nos contó que lleva mucho tiempo trabajando el tema de la confianza. Para José María, “vivimos en un mundo volátil, en el que tenemos que estar dispuestos a aprender a hacer cosas nuevas”. Y además, “vivimos en el mundo de la desconfianza”. En esta ocasión se propone “hablar de la autoconfianza, porque siempre nos educan hacia afuera” y eso no es un acierto. Para este experto, “hay cinco elementos para construir la autoconfianza”:
- “Revisar nuestro autoconcepto, qué pensamos de nosotros mismos”. Nos cuenta, con tremendo sentido del humor, que su apellido materno es Da Pena y que en el colegio le llamaban “Da Lástima”: “Y por eso he tenido problemas con mi autoconcepto”, asegura hablando de la reunión de antiguos alumnos donde todos sus ex compañeros seguían recordando el mote.
- La autoestima implica pensar cómo me quiero. “Me diréis: ‘¿pero no es lo mismo que el autoconcepto?’ y no, no es lo mismo”. Gasalla nos hace una importante invitación: “Inclúyete en la lista de las cinco personas que más quieres en tu vida”. Esto no es egoísmo, puntualiza, porque “no se puede dar lo que no se tiene. Trabájate a ti antes de darte”, subraya.
- La “autocrítica” implica “buscar tu singularidad”.
- La autoeficiencia supone “dejarse de quejido”. En este punto Gasalla se muestra vehemente: “a los quiejicas hay que dejarlos en un rincón a que se cuezan con sus quejas. Ya está bien de quejicas, hay que aportar”. Gasalla tiene una estrategia infalible para acabar con los quejicas. “Les digo: uy, sí, estás fatal, pero fatal, exagero mucho su queja y al final me dicen: ‘Hombre, José María, tan mal no estoy’, o les invito a leer a Viktor Frankl”, superviviente de los campos de concentración nazis.
- La autodisciplina significa dirigir tu vida y cumplir propósitos, nos cuenta poniendo el típico ejemplo de la persona que se apunta a un gimnasio y no va.
José María Gasalla quiso hablar también del amor y la admiración por los padres. “¿Admiráis a vuestros padres y madres?”, nos preguntó: “Aprovechad para darles amor”. Gasalla nos contó la historia de su padre, que querría haber estudiado en la Universidad y se puso a hacerlo con 70 años y hasta los 90, porque tenía una mentejoven con ganas de aprender. Por eso nos dice: “os deseo que seáis jóvenes siempre”.
Rafael Casas Esteve: “Alimentarse bien tiene que ver con comer juntos, sin televisión, y moverse”
Con imágenes de la conocida iniciativa sinazucar.org, el médico Rafael Casas Esteve nos dio ideas clave para favorecer en nuestros hijos un estilo de vida saludable, de la mano de DKV Seguros. Su colega Lucía Galán asegura que “el paladar también se educa”. Casas Esteve se muestra preocupado por las alarmantes cifras de sobrepeso y obesidad infantil (más de un 40% de los niños y niñas sufren sobrepeso u obesidad y un 18% de nuestros niños y niñas son obesos, afirma). “España es uno de los peores países” en este campo y “las consecuencias de ese exceso de peso le afectarán durante toda la vida” al niño o niña. Más allá de comer alimentos frescos, Rafael apunta claves como “comer en familia sin televisión, hacer de la comida un momento placentero, la buena relación dfamiliar, al menos una hora de actividad física, un buen descanso”.
El médico subraya dos errores muy habituales: “por favor, no usemos los alimentos como premio o castigo”” y “respetemos la autorreguulación energética de Nuestros hijos“, esto es, la señal que le indica que ya está satisfecho y no quiere comer más.
Alberto Soler: “Los mejores expertos para educarlos en autonomía son nuestros hijos”
Alberto Soler nos confiesa que ha buscado en Google imágenes de niños autónomos. Y el resultado no es muy realista: niños impolutos, que se atan los cordones solitos, que comen sin mancharse, que cocinan sin derramar ni un poco de harina, que juegan solos mientras sus padres están a otra cosa… “¿Es esto la automomía? No. La autonomía es mancharse hasta arriba de salsa de tomate”, nos dice Alberto entre risas. La autonomía, resalta Alberto, es “permitir experimentar, mancharse, que encuentren sus límites y retos y asuman sus consecuencias”.
Pero, reconoce, educar niños autónomos implica mucho esfuerzo y que hay aspectos de la autonomía que quizá no nos gusten tanto: “la autonomía empieza desde pequeños, a los 18 meses ya empiezan a tener su propia visión del mundo. Por eso decide pintar una pared recién pintada porque es demasiado blanca. Eso también es autonomía”. Eso sí, nos dice entre risas, la autonomía a menudo es objeto de una guerra de comparaciones entre padres para ver qué hijo ha alcanzado antes un hito: “¿Quién no se ha sentido guay cuando nuestro hijo andaba mientras los de su edad gatean? Queremos que nuestros hijos sean los primeros en superar los hitos. Proyectamos en ellos nuestros éxitos o fracasos y los presionamos”. Pero es un error pensar que “los logros evolutivos los tenemos que enseñar, porque se adquieren a su ritmo”. Nuestro papel es asegurar un entorno en el que puedan explorar libremente y una ropa cómoda para explorar, “no vestirles de tarta”, nos dice mostrandouna imagen de un niño vestido con ropa cómoda y una niña pequeña vestida con un traje muy fino
Si hablamos de sobreprotección, Alberto lo tiene muy muy claro: “No se puede sobreproteger a un bebé. Cuándo van creciendo sí que les ponemos el freno por nuestros miedos. La lactancia materna no tiene nada que ver con la sobreprotección, al revés según un estudio”. Avanzando en los hitos, nos habla del quitar el pañal “cuando ellos digan que ya no lo quieren, cuando estén preparados” y de nnuestra preocupación cuando parece que vuelven atrás en su desarrollo: “la capacidad de los niños, como la nuestra, fluctúa”, señala el conocido psicólogo.
La autonomía, en realidad “implica soltar cuerda y tener confianza. No implica llanto ni sufrimiento, sino mucho tiempo”, señala Alberto. Y es que los niños “necesitan ponerse retos” y “sin nuestra confianza están vendidos”. En definitiva, sunraya Alberto, “hace falta paciencia, ir paso a paso, ser flexibles, aprender de los errores y considerar que los mejores expertos para educarles en autonomía son nuestros hijos”.
Catherine L’Écuyer: “La sensibilidad es como un radar que permite al asombro sintonizar con la realidad. Permite a nuestros hijos prestar atención plena”
La autora del bestseller Educar en el asombro subrayó la importancia de la sensibilidad, que “es como un radar que permite al asombro sintonizar con la realidad. Permite a nuestros hijos prestar atención plena”. “Decía Aristóteles que no hay nada que haya entrado en el intelecto que no haya entrado primero por los sentidos”, subraya para indicar la importancia de la sensibilidad en la inteligencia de nuestros hijos.
Catherine tiene claro que “la carencia de estímulos y la sobreestimulación dificultan el aprendizaje”. Y he aquí algunos ejemplos: “A los niños les cuesta comerse unas manzanas o espinacas porque si el gusto está sobreestimulado no puede disfrutar de ciertos alimentos”. Por lo mismo, “hay estudios que vinculan videojuegos violentos y baja sensibilidad” porque “La violencia anestesia la sensibilidad. Aniquila la capacidad de sentir porque el umbral de sentir hace que suba a niveles muy altos. Cuando se vuelve a niveles de respeto y ternura, uno no siente nada”.
La experta denuncia que “la pornografía, que consumen nuestros hijos desde los 12 años con sus smartphones, destruye la sensibilidad”. Y es que las pantallas tienen mucho que ver con esta sobreestimulación que perjudica la sensibilidad, porque “la exposición a pantallas pronto condiciona la mente a estímulos más altos. Por eso todo le aburre cuando vuelve al mundo real”. Es más, nos cuenta atónita Catherine, “se ha puesto de moda ver los vídeos en Youtube a velocidad doble. No tenemos tiempo y no podemos aguantar la lentitud”.
Frente a esta adicción al frenesí, “hay otro camino, más lento, volver a la realidad y volver a los básicos: a actividades lentas como conversación o cocina, entornos sobrios, con pocas cosas, juego desestructurado, importante para el aprendizaje”. En definitiva, nos anima Catherine, “hemos de conseguir que el mundo en tres dimensiones sea más atractivo que las pantallas. Hemos de dar ejemplo y pensarlo también”.
Míriam Tirado y Alba Castellví: “Gritamos porque perdemos el centro”
Míriam subraya que “antes de ser madres o padres, nunca decimos que cuando tengamos hijos queremos gritarles. odos somos buenos padres y buenas madres antes de serlo”. Pero lo cierto es que “cuando la emoción nos atrapa reproducimos nuestra historia social. Y venimos de una historia con muchos gritos”.
Alba señala que una de las cosas que más nos exaspera es “tener que repetir las cosas. Los “ya voy” o “un momento” son muy habituales y al final terminamos gritando porque acumulamos frustración”. Y es que no soportamos que no nos hagan caso. Por eso, Míriam propone para niños más pequeños “comunicarnos en el mismo plano. Lo primero es conocer cómo son los niños pequeños. Lo más importante para ellos es el juego. Si cuando cruzamos la calle le digo que me dé la mano porque hay cocodrilos en el paso de cebra y hay que ir saltando por las rayas blancas, estatemos comunicando en su mismo plano”.
Cuando son más mayores, Alba apuesta por “dar menos órdenes para educar desde la libertad responsable. Una persona responsable responde de las consecuencias que tiene esa decisión que toma. Tenemos que dejar que elijan por sí mismo”. Por ejemplo, si queremos que recojan los juguetes antes de la hora del cuento, “podemos dar la opción de recoger y cuento o recoger más tarde, por lo que no habría tiempo para el cuento. Las consecuencias tienen que tener sentido, no pueden ser arbitrarias”, afirma Alba.
Míriam Tirado quiso subrayar nuestra responsabilidad como adultos: “Les decimos que si no chillamos no nos hacen caso. Pero somos los adultos, no les culpemos, es nuestra responsabilidad no gritar”. Por eso, Alba nos recomienda “encontrar el modo de calmarse, ponerse a su altura y hablar bajito, transmitiendo un mensaje muy breve”. Y es que lo que queda claro, subraya Miriam, es que “gritamos porque perdemos el centro, porque estamos cansados o nos sentimos muy solos en esto de educar. Pero no podemos olvidar que somos su ejemplo, educamos más con lo que hacemos que con lo que decimos”. Precisamente nuestro bienestar es el mayor motivo que da Alba Castellví para no gritar: “Nadie se siente bien tras gritar”.
La intervención de Alba y Míriam acabó con un comentario de Lucía Galán, que señaló que “la mayoría de las veces que he gritado no es por el comportamiento de mis hijos, sino porque yo no estaba bien”
Mónica Mendoza: “Tenemos que empatizar con cómo ven nuestros hijos la realidad”
La experta en ventas provocó una oleada de carcajadas en el auditorio, al comentar que “todo está cambiando a un ritmo muy rápido. ¿Habéis buscado champú para pelos normales ahora? Es como buscar novio a los 40, no hay ninguno normal”. Padres y madres, nos advierte, ” aplicamos esquemas ya pasados con nuestros hijos”. Y nos introduce un concepto de ventas que puede servir para comunicarnos con nuestros hijos: “En todo, los beneficios percibidos han de ser mayores que el esfuerzo que tengo que realizar”, como cuando uno se pone a dieta. Por otro lado, “lo más importante es la interpretación que hacemos de la situación, porque la libertad de elegir cómo quieres vivir una situación no te la pude quitar nadie”. Y así, mientras los padres ven el cuarto del niño hecho una leonera, para el niño está genial. Por eso, afirma Mónica, “tenemos que empatizar con cómo ven nuestros hijos la realidad” y también “no lanzarles mensajes contradictorios”. Mónica Mendoza subraya que “lo más importante es la inteligencia emocional, el autoconocimiento”.
Tras esta intervención muy divertida Lucía Galán recuerda que cuando pone el fonendoscopio a un bebé nota el corazón latir muy rápido porque está nervioso. Pero si ve a sus padres tranquilos el corazón empieza a latir más lento. “Somos su espejo desde bien pequeños”, asegura.
Carmen Ruiz Repullo: “El machismo, la admiración por el chulo y la idea del amor romántico son las causas de la violencia machista”
Experta en feminismo y en el combate de la violencia de género, Carmen asegura que “hablar de violencia de género a adolescentes causa rechazo o indiferencia. 667 chicas menores de edad tienen hoy órdenes de protección. Son la punta del iceberg”. Carmen da charlas en los institutos y cuando comienza la charla siempre le dicen que nadie en la clase sufre violencia de género, pero cuando acaba la charla, en cada clase Carmen identifica dos o tres chicas que sufren violencia. Por eso, nos pide, “es importante que desde las casas eduquemos en la igualdad para acabar con el machismo”.
Carmen señala que las propias adolescentes identifican tres causas de la violencia machista: “el machismo, la masculinidad hegemónica (el chulo está erotizado) y la configuración del amor romántico”, esto de que el príncipe azul me va a salvar. Y además hay mitos extendidos que son el caldo de cultivo de la violencia machista: “los celos son señal de que me quieren, el amor hace sufrir, existe la media naranja o el amor todo lo puede y a este lo cambio yo”.
Para combatir la violencia de género, Carmen lleva tiempo contando la historia de Pepa y Pepe, de una pareja de jóvenes. Pepa va subiendo sin darse cuenta una escalera de violencia de género: primero Pepe le convence para que pase menos tiempo con sus amigas, le controla por WhatsApp “porque la quiere”, le persuade de que deje sus aficiones porque Pepe le echa en cara que va a su bola, le controla o borra de las redes sociales, Pepa va cambiando de forma de vestir para no enfadarlo, deja de saludar a sus amigas con tanta alegría porque Pepe dice que parece imbécil…. Cuando expone esta historia, Carmen dice que “los alumnos me dicen que Pepe no es violento porque no le ha puesto la mano encima, pero lo es”. Carmen quiere recordar que “Pepa es como una rana que meten en una olla con agua templadita y que al principio está muy a gusto, pero luego el agua está cada vez más caliente. Cuando Pepa se da cuenta de que se quema ya no tiene fuerza para saltar fuera de la olla. No puede salir sola, las Pepas necesitan nuestro apoyo, no juicios”. Cuando Lucía Galán le pregunta cómo podemos hacer si nuestra hija sufre una relación violenta como Pepa, Carmen lo tiene claro: “Hay que buscar profesionales que nos ayuden si nuestras hijas están subiendo la escalera de violencia”, porque podemos hacer que se refugie más en la relación por sentirse incomprendida si le presionamos para que lo deje.
Begoña Ibarrola: “El ser humano es bueno por naturaleza, estamos hechos para amar”
En una conversación a cuatro bandas, con Carlos Escudero (autor de La libreta roja), Lucía Galán y Leo Farache, Begoña, autora de cuentos infantiles, cree que si “nuestros hijos son menores de siete años no les expondría a las noticias, pero a partir de esa edad las podremos comentar y estar atentos a ver cómo las digieren”. Carlos Escudero Aras, papá bloguero, se muestra preocupado por las noticias violentas, especialmente en el ambiente escolar. Begoña señala que, frente a otros discursos que aplauden que los profesores tengan armas, ella es más partidaria de entender que “a los niños les insensibiliza la violencia, debemos darles armas emocionales. Para esta experta, “la violencia es una falta de autocontrol”.
Begoña quiere dejar bien claro que, aunque en las noticias eso no salga, “el ser humano es bueno por naturaleza, estamos hechos para amar. Tenemos que explicar que los violentos son personas muy dañadas o que no saben amar”. Y también menciona que desde los medios muchas veces se promueve la cultura del tener, “que genera comparaciones, exclusión y frustración. Hay que fomentar en casa la cultura del ser”. Porque para ser feliz, subraya Begoña, hay estudios que demuestran que “lo primero es ser agradecido y quererse”, es decir, ser, no tener.
Carlos Escudero le pregunta a Begoña por la omnipresencia de la corrupción en las noticias y por cómo educar para que nuestros hijos no sean corruptos. “Frente a la corrupción hay que enseñar a ser honesto. Y limpiar la casa”, dice Begoña, haciendo alusión a prácticas como hacerles los deberes porque están muy cansados o pedirles que se pongan el cinturón en el coche porque está la policía y les puede ver “en lugar de por tu propia seguridad”.
Leo le pide a Begoña que deje un mensaje para directivos de las teles y los medios, y Begoña es vehemente: “Preguntaría a directivos de la tele si son conscientes de que los medios de información son medios de formación. Les recordaría que por subir la audiencia no vale fomentar debates con faltas de respeto. Y además les pediría transmitir buenas noticias”.
Fernandisco: “Nuestros hijos van a entender nuestra música porque es universal y es alimento para el alma”
El responsable de haber pinchado la banda sonora de nuestras vidas cuando éramos más jóvenes 🙂 inundó el auditorio con canciones llenas de emoción, ritmo y mensajes. “La música tiene que servir para educar”, nos dice mientras enlaza con la canción Let it be, de The Beatles, que nos dice “Preocúpate de lo verdaderamente importante”. De ahí enlaza con la canción Color Esperanza, de Diego Torres, que, asegura, “acaricia el alma”. Y pasamos a escuchar “Didn’t we almost have it all”, de Whitney Houston, “La misión”, de Ennio Morricone (“esta música nos hace buenas personas”, asegura), “Sacrifice”, de Elton John, “Qué bonita es la vida”, de Dani Martín o “The river”, de Brice Springsteen.
Nos advierte que en la canción de Mike and the Mechanics “In the living years” se dice que todas las generaciones culpan a la anterior. Pero podemos aprender juntos, nos dice poniendo “Pero a tu lado”, de Los Secretos: “Ayúdame y te habré ayudado”. Luego escucharemos y bailaremos “Viva la vida” de Coldplay y “Ain’t no mountain high”, de Marvin Gaye, para recordar a nuestros hijos que siempre estaremos ahí. Fernandisco acaba invitándonos a escuchar esta música con nuestros hijos: “Nuestros hijos van a entender nuestra música porque es universal y es alimento para el alma”
Si quieres leer las crónicas de nuestros eventos anteriores:
- Gestionando Hijos contagia inspiración: Más de 700 personas quisieron saber más para educar mejor (Primera edición
- Crónica de un fin de semana ilusionante: segundo encuentro Gestionando hijos
- Crónica de la tercera edición de Gestionando hijos
- Educar con los brazos abiertos: Cuarta edición de Gestionando hijos
- Educar con ilusión es emocionante: quinto encuentro
- Autonomía, emociones y talento, ejes del sexto encuentro de Gestionando hijos
- El poder de las historias y el placer de educar, protagonistas de la séptima edición de Gestionando hijos
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