Hoy nos hemos levantado a las 8:00h en punto para desayunar todos juntos. El nene lo está pasando bien, es más duro para nosotros que para él, ya que lo ve como una aventura en familia. Hemos montado un “fuerte” en nuestro salón a base de cojines, mantas y peluches, en el que se siente completamente refugiado y donde se echa la siesta cuando está agotado de jugar. ¡Tiene tanta energía!
Por la tarde, cuando mi marido y yo seguíamos aún trabajando, ha empezado en modo bucle: “Me aburro, me aburro, me aburro, me aburro”. Nosotros teníamos que continuar trabajando durante un rato más, pero él quería estar entretenido, así que le hemos propuesto que pintara el cuaderno de mandalas que le regaló Papá Noel, y así nos ha dejado un ratito para acabar las cosas que teníamos pendientes.
Nuestra sorpresa ha venido cuando hemos visto que, como se le habían acabado las plantillas de mandalas para pintar, ha decidido dibujar él mismo uno gigante en una de las paredes del pasillo. “¡Mira, mamá, mira! ¿Te gusta? ¡Soy un artista!”.
No os voy a contar todos los pensamientos que me han venido a la cabeza cuando lo he visto, ¡porque seguro que ya sabéis de lo que hablo! Sin embargo, me parece interesante contaros a qué acuerdo hemos llegado (después de que a mí se me pasara el sofocón y a mi marido el ataque de risa).
Nos hemos sentado los tres en el sofá y le hemos explicado por qué pintar las paredes no estaba bien (sobre todo si iba a casas ajenas, ¡que no me extrañaría que le entraran ganas de hacerlo!), pero que como se trataba de una situación especial, y como veíamos que se lo pasaba bien pintando, haríamos una excepción solo por esta vez. Le hemos propuesto que utilice toda esa pared como lienzo para dejar volar su creatividad e ingenio, ¡pero solo esa, por favor! De esta manera evitaremos que vaya pintando otras paredes de la casa y concentraremos todo su arte en su espacio propio del pasillo, y de paso podrá entretenerse cuando entre en modo bucle otra vez.
¡Y además le da un toque de vida al pasillo! Ahora, cada vez que voy hacia la cocina o al baño no puedo evitar sonreír y pensar en que seguro que pintar sobre gotelé es más difícil de lo que pensamos. ¡Y eso también se tiene que valorar!
Cuéntanos tu historia y así elaboraremos todos juntos un diario de confinamiento con niños en el que podamos compartir nuestro día a día. Escríbenos a: info@gestionandohijos.com.
