La pandemia nos ha enseñado que las cosas cambian de un día para otro. Preparar a nuestros hijos para que sepan adaptarse a las nuevas situaciones y afrontar las dificultades de la vida es fundamental para que sean personas felices. Sobre esto hablará la psicóloga Patricia Ramírez en el evento Educar es todo. Hablamos con ella para que nos ofrezca un “aperitivo” de lo que será su ponencia.
- Patricia, en la vida nos vamos a encontrar más momentos difíciles que fáciles. ¿Solemos preparar a nuestros hijos para ello, o nuestra tendencia a la sobreprotección nos lo impide?
No solemos prepararles para las dificultades, y cada vez menos, porque les facilitamos la vida resolviéndoles problemas que ellos tendrían que resolver por sí mismos. El ejemplo clarísimo es cuando nuestro hijo se ha olvidado de apuntar los deberes y nosotros vamos corriendo al chat de madres y padres a buscar qué le han mandado para que mi hijo no llega a clase sin los deberes hechos. Y no solamente por sobreprotección, sino porque tenemos la tendencia de decirles lo que tienen que hacer, anulando su capacidad para pensar. Si nuestros hijos nos dicen que han tenido un problema con su profesor, les decimos que al día siguiente tienen que ir y pedir disculpas, pero no les enseñamos habilidades para resolver sus problemas, planteándoles qué es lo que creen que deberían hacer al día siguiente con su profesor, les damos directamente la solución. Además, idealizamos la vida de nuestros hijos. Nada más que nacen sabemos que van a ser universitarios, van a casarse y ser felices… y esto nos impide anticipar qué tipo de problemas pueden tener.
Teniendo en cuenta el mundo tan cambiante en el que vivimos, la resiliencia es una habilidad que debemos enseñar a nuestros hijos. ¿Cómo debemos empezar?
Exacto. Pero más que la resiliencia, hay que enseñar a nuestros hijos a buscar soluciones ante problemas, a mirar el lado positivo, ayudarles a trabajar la autoestima para que tenga confianza, pensamiento crítico, autonomía… La resiliencia es la capacidad de sobreponernos ante la adversidad, y hasta que no pasamos por la adversidad, no podemos tener esa capacidad de sobreponernos. Por tanto, lo que tenemos es que enseñar habilidades para que luego sepan sobreponerse.
- Cada vez se habla más de salud mental infantil, y de cómo está empeorando. ¿Estamos trasladando el estrés del mundo adulto a los niños?
Yo creo que sí. De hecho, todas las personas nacemos con la capacidad de poner nuestra atención plena en el presente (no nacemos con un cerebro multitarea), y los padres, con ese ansia de que mi hijo sea el mejor, el más competitivo, el que más idioma hable, el que más instrumentos toque, les educamos para que estén todo el día ocupados en lugar de que tengan su tiempo para jugar. Y para que si sacan buenas notas, todavía se esfuercen más y saquen una mejor. Otra cosa que no soportamos es que nuestros hijos se aburran, por eso queremos tenerlos todo el día entretenidos, con mil actividades. Entonces, esa competitividad, esas prisas, ese afán de conseguir que nuestro hijo no se aburra ni un minuto del día les genera a los niños mucho estrés. También les genera estrés que estemos todo el día regañándoles, diciéndoles que no, en lugar de animándoles.
- ¿Qué consecuencias crees que tienen en nuestros hijos mensajes que circulan por redes sociales como estos: “si quieres, puedes”, “se te lo propones, lo consigues”? ¿Les generan mucha frustración?
Estos mensajes hacen mucho daño a niños y a adultos, porque querer no es poder. Y cuando se nos vende eso, y no lo conseguimos, nos frustramos. Dile a un disléxico que si quiere, puede hacer lo mismo que una persona que no tiene dislexia, a un TDAH… La actitud es importante, y hay que educar a nuestros hijos en valores como la disciplina, el esfuerzo, el método, pero también hay que reconocer a cada uno adónde le lleva su esfuerzo. Y luego están los talentos individuales de cada uno. Es básico que madres y padres conozcamos a nuestros hijos, lo que les gusta, les apasiona, lo que les sale fácil y lo que les cuesta más. Y luego están las circunstancias, hay casas donde cada hijo tiene un ordenador, y otras en las que toda la familia comparten uno. No todos competimos con las mismas oportunidades.
- ¿Qué mensaje principal te gustaría transmitir en tu ponencia el próximo 13 de noviembre en Madrid?
El mensaje que me gustaría dejar es que los padres tenemos que educar para que nuestros hijos sean libres, elijan por sí mismos, se equivoquen y se levanten…No reprocharles y, muy importante, fomentar en ellos la autonomía. Y solo pueden ser autónomos si les dejamos ser ellos mismos.