Seguro que muchas de nuestras lectoras recuerdan el embarazo como una etapa mágica de conexión con el bebé por nacer y en la que disfrutaban de los movimientos de su hijo en la tripa y se sentían muy cerca de él. Sobre este sentimiento escribió la catalana Maria Mercé Marçal un bellísimo poema con el que muchas seguro que nos sentiremos identificadas.
La poesía original en catalán (en castellano la encontráis más abajo) dice así:
Mai cap amant no ha gosat arribar
al lloc extrem des d’on tu m’acarones.
De dins enfora, amor, sento les ones
i em faig areny i duna i penyalar.
Sorra i record de demà, mans enceses
pel risc, mirall de l’ombra de l’ahir
que et congrià i et féu hoste de mi,
jo visc en tu, en les teves escomeses.
Tu vius en mi i et mous pel clos comú
—aigua a l’aguait de les veus de la terra
que esborra amb sal el rastre de la guerra—
¿Sents el llevant com tempta, cor dejú,
els molls remots on l’urc se’m desaferra ?
Creixent en tu, la mar i jo som u.
En castellano, la poesía dice así:
Jamás ningún amante se ha atrevido a llegar
Al lugar extremo desde el que tú me mimas.
De dentro hacia fuera, amor, siento las olas
Y me convierto en playa y duna y peñascal.
Arena y recuerdo de mañana, manos encendidas
Por el riesgo, espejo de la sombra de ayer
Que te dio forma y te hizo huésped mío,
Yo vivo en ti, en tus acometidas.
Tú vives en mí y te mueves por el vallado común
(Agua a la espera de las voces de la tierra
Que borra con sal el rastro de la guerra).
¿Oyes como el levante pone a prueba, corazón de abajo,
los muelles remotos donde el orgullo se separa de mí?
Creciendo en ti, la mar y yo ya somos uno.
Imagen: “La maternidad tiene un efecto humanizador. Todo se reduce a lo esencial”. Fuente: Marcos de Madariaga/Flickr
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