Son demasiadas las veces que sentimos que vamos como pollo sin cabeza en la crianza de nuestros hijos… Ese momento en el que se plantea una situación nueva y no ves el modo de hacerle frente. No sabes cómo afrontarla ni por dónde tirar. Así que decides improvisar y ver cómo sale la cosa: A veces funciona y te “libras”, pero otras veces la cosa no es tan sencilla.
Ser padres es uno de los grandes retos que tenemos en nuestra vida. Nadie dijo que fuera fácil y la realidad de nuestro día a día nos demuestra las grandes dificultades.
Sentirse perdido en la crianza es algo de lo más normal. Lo que no es tan normal es que se diga en voz alta y se comparta. Nos cuesta mucho verbalizar que en determinadas situaciones no sabemos cómo actuar ni cómo resolver la situación.
Pero te voy a contar un secreto: Nadie ha nacido sabiendo, todos hemos tenido que aprender. Yo jamás había sido madre de una niña de 9 años ni tampoco de un niño de 6, no puedo esperar saber hacer las cosas si nunca antes las he hecho, ¿no te parece?
Pero, ¿qué es lo que hace que te sientas perdido en la crianza?
Razones por las que nos sentimos perdidos en la crianza
Para mi existen cinco razones principales por las que perder el lugar desde el que quieres criar:
1. Las expectativas: Durante mucho tiempo idealizamos la crianza, piensas en qué tipo de padres vais a ser y en cómo vais a actuar… Y luego llega la realidad y muy pocas veces se parece a aquello que estaba en tu cabeza.
2. No hay una única forma de criar: No existe el manual de instrucciones de la crianza en donde se den las claves para afrontar con éxito esta tarea. Tienes que encontrar cuál es el que te funciona a ti y, sobre todo, con cuál te sientes cómodo. No hay una única forma de resolver las cosas y si tratas de hacerlo de una manera que no va en línea con tu forma de pensar o tus valores solo conseguirás confundir a tus hijos (aunque a la vecina le haya funcionado de maravilla).
3. Cambios en tus prioridades: El día que nacen tus hijos tus prioridades cambian y es algo que no siempre es fácil de admitir. Existe una pequeña pérdida de identidad con respecto a la persona que eras antes de tener hijos. Es fundamental transitar esos cambios para poder encontrar el camino que quieres seguir en la crianza de tus hijos. No te quedes en la lucha constante entre lo que eras y lo que eres.
4. Demasiados cambios a la vez: Cuando quieres hacer las cosas de un modo diferente no puedes cambiar todo a la vez, porque sino llega la confusión. Los cambios deben ser paso a paso, para no sentirte perdido y sin recursos cuando intentes gestionar una situación. Además tienes que preparar el camino para ellos.
5. Quedarte sin herramientas: Si quieres cambiar todo de golpe te quedarás sin herramientas para afrontar los conflictos y eso es como hacer caída libre sin paracaídas. No hay nada que de más miedo que no tener recursos para resolver una situación.
La infancia es un proceso de aprendizaje para los niños, pero para las familias que acompañamos de una forma consciente ese proceso, también supone aprender y crecer en la tarea de guiar y ayudar a nuestros hijos.
Cómo conseguir NO perderte en la crianza
Ahora vamos a centrarnos en lo importante. La búsqueda de soluciones para esos momentos en los que has perdido el rumbo, sientes que el día a día te consume y no piensas con claridad. Algunas de las claves que debes tener en cuenta son:
· La compasión: Cuando tengas esa sensación de que estas perdiendo el norte y que no sabes cómo afrontar la crianza de tus hijos ten un poco de compasión contigo mismo. No tomes decisiones en caliente y asume que muchas de las situaciones se escapan de tu control.
· No dejar vacía tu caja de herramientas: Céntrate en una situación que te gustaría cambiar (pero solo UNA) y aprende nuevos recursos para gestionarla. Cuando tengas esa herramienta con la que te sientes cómodo y que funciona en tu familia, da el paso de cambiarla. Las herramientas deben sustituirse de una en una, porque los cambios no son fáciles, ni para los niños ni para los adultos.
· Aprender a parar: Tenemos la creencia de que debemos corregir inmediatamente porque sino no habrá aprendizaje (pensamos que al niño se le olvidará). Pero la inmediatez en educación lo único que consigue es que te pases el día apagando fuegos… Y lo urgente hace que dejes de ver lo importante. Para, revisa la situación y pregúntate: ¿Qué quiero que aprenda mi hijo de esta situación? Y cuando tengas clara la respuesta, actúa centrándote en ese objetivo.
· Darte permiso para cambiar de opinión: No hay nada que sea blanco o negro, la escala de grises también existe. Puedes cambiar de opinión y lo que ayer era una línea roja hoy puede ser algo negociable, no estás perdiendo autoridad por ello.
· Dejar de compararte: Si te vas a comparar con alguien, ten en cuenta que solo estás viendo una pequeña parte de la realidad de la otra persona. Parece que tu prima, la vecina, esa mamá del colegio… tienen una crianza “sencilla” y que todo les sale bien, pero lo que no ves es todo lo que hay detrás de ese instante que tú estás comparando. Tú tienes tu propia realidad y jamás será igual que la de otra persona.
· Recordar que la educación es una carrera de fondo: Si lo que quieres es preparar a tus hijos para la vida, darles las herramientas necesarias para resolver conflictos y ayudarles en sus aprendizajes, los tips y los “paso a paso para…” no son la solución. Educar es como sembrar, los frutos no salen al día siguiente, sino que hay que tener constancia y cuidar la semilla (teniendo en cuenta las necesidades de cada una de ellas). Las prisas y el ritmo del día a día nos lleva a necesitar resultados inmediatos, pero esa inmediatez es la que hace que los aprendizajes a largo plazo no sean los deseados.
Todos en, algún momento, nos hemos sentido (y nos sentiremos) perdidos durante la crianza. La diferencia está en asumirlo y tratar de encauzarlo o en dejarte llevar por el vértigo que da esa sensación, ¿con cuál te quedas?