El sábado 13 de noviembre tuvo lugar el evento ‘Educar es todo’ en Madrid, en el Teatro Lope de Vega. Por su escenario pasaron siete expertos para hablar, ante más de mil personas, sobre educación. Uno de ellos fue la humorista y activista fue Raquel Sastre, quien ofreció una ponencia sobre la necesidad de adaptarnos a los intereses de nuestros hijos para conseguir que hagan aquello que creemos que es bueno para ellos.
Raquel Sastre comenzó su ponencia hablando de su hija Emma. La pequeña fue diagnosticada con el síndrome de Pheland-McDermid, el cual provoca trastornos del espectro del autismo (TEA), hipotonía, discapacidad intelectual, neurofibromatosis y distintas alteraciones en órganos como el cerebro, el riñón y el corazón. Raquel cuenta que al descubrir que su hija padecía este síndrome, empezó a acudir con ella a terapias de atención temprana, donde vio que existían diferentes métodos.
Terapias en atención temprana
“¿Para enseñar a vuestros hijos a hablar, a mirar, a hacer pis, a qué centros les llevasteis?”, pregunta Raquel al público. La mayoría de las personas que se encuentran en el teatro contestan que a ninguno. “A ninguno, han aprendido por imitación, viendo cómo lo hacéis vosotros”, sigue Raquel. Para, a continuación, lanzar la siguiente reflexión: “Cuando nosotros llegamos a atención temprana descubrimos que hay mucho más por hacer que el hecho de llevar a un niño al centro, se trata de realizar prácticas centradas en el menor y su entorno, y para ello, el terapeuta viene a casa, ve las dificultades y nos da herramientas para solucionarlos”.
Emma tenía muchas rabietas. Raquel cuenta que lo primero que le pidió a la terapeuta es que le ayudara a que esto no le pasase. La terapeuta le dijo: “Para que Emma deje de tener rabietas, lo primero que tenemos que conseguir es que se comunique, porque las rabietas son su forma de expresar sus necesidades ante la dificultad de expresarlas de otra manera”.
Para comunicarnos con Emma, la terapeuta les dio dos pautas:
- Que se tiraran al suelo, es decir, que se situasen en el campo de visión de la niña. El motivo es que los niños con este trastorno no centran la atención, pero si te pones dentro de su campo de visión, es más fácil que lo hagan.
- Que para atraer su atención, utilizasen aquello que le interesaba a Emma. En este caso, como cuenta Raquel en la ponencia, a su hijo solo le interesaban las salchichas.
Centrarnos en los que les interesa
Raquel continúa su ponencia explicando como, gracias a las salchichas, Emma aprendió a señalar aquello que quería, algo que no había hecho nunca hasta ahora.
“¿Y qué os importa esto a los padres con niños sin necesidades especiales?” continúa Raquel. “Mucho, porque estas prácticas sirven para todos los niños. Si nos basamos en sus intereses, aunque no sean niños con necesidades especiales, conseguiremos que hagan cosas que queremos que hagan”. Y nos puso un ejemplo de cómo hace ella con sus otros dos hijos adolescentes para conseguir que no pasen toda la tarde enganchados al móvil: “A mis hijos les encantan los juegos de mesa, entonces, en lugar de prohibirles estar con el móvil, les sugiero un plan alternativo que sé que les va a encantar: jugar a juegos de mesa. Y funciona. Consigo que estén dos horas sin mirar el móvil”.