Cristi Farre Agustin participa en nuestro concurso de relatos con una historia sobre el secreto del talento protagonizada por un niño de cinco años, un tambor y su abuela, cautivada por su don.
Ernest acababa de cumplir cinco años. Entré en la casa y estaba tocando el tambor. Me quedé maravillada y ensimismada escuchándolo. Parecía imposible que un niño tan pequeño tuviera ese gran sentido del ritmo e hiciera ir las baquetas, cada una, a un compás diferente, y que el conjunto diera esa melodía que me cautivaba. Y no era la única, toda la gente que le había escuchado decía que tenía un don innato extraordinario.
— Qué bien tocas Ernest, es una maravilla escucharte.
— Abuela, ¡es muy fácil!
— ¿Sí? ¿Muy fácil? Dame los palos y verás qué buñuelo sale de mis manos y de todo mi cuerpo y luego me dirás si es fácil. Lo es para ti.
— Pero a ver… ¿a ti te gusta tocar el tambor?
— No…
— ¿Tú te fijas en las personas que saben mucho, como ponen las manos, los brazos, a la altura que se lo colocan?
— No…
— ¿Tú practicas muchas horas?
— No…
— Pues claro, abuela, no sabrás nunca de tocar el tambor. Para hacer bien una cosa primero te tiene que gustar, si no te gusta no hay nada que hacer. Después debes fijarte mucho en las personas que saben más que tú, que es de los que puedes aprender. Yo en la Fiesta Mayor siempre me fijo mucho y he visto, además, que ponen una goma elástica por detrás para que resuene mejor. Y luego tienes que practicar mucho porque si no te estás mucho rato, muchas horas, no puedes mejorar, siempre te quedarás igual. Así que ya lo sabes: si quieres hacer algo bien, o muy bien, primero tiene que gustarte, después aprende de los que saben mucho y luego estate muchas horas, que como que te encanta, ¡ni te darás cuenta de que el tiempo pasa!
¡Qué gran lección de vida! Sin tener un talento y apasionarte, sin aprender de los maestros, sin repetir y repetir hasta la extenuación, cometiendo miles errores y superando montones de dificultades… muchas de las personas genios de la historia no habrían llegado donde lo hicieron: Marie Curie, Einstein, Frida Kahlo, Mozart, Hedy Lamarr, Picasso… ¡Y no hay que pretender tampoco ser un genio! Basta que hagamos muy bien lo que nos entusiasma y para lo cual tenemos una predisposición especial, sea lo que sea. El mundo es diversidad y necesitamos gente que haga cosas diferentes.
Si quieres participar en nuestro concurso de relatos de verano puedes mandar el tuyo (de 300 a 600 palabras y de temática libre pero con mensaje educativo) hasta el 25 de agosto a info@educarestodo.com. El premio es 2 entradas para nuestro próximo evento en Madrid (24 de noviembre), una suscripción anual en pareja a nuestra plataforma Gestionando hijos, y el último libro de cada uno de los ponentes del evento firmado por ellos. Además, la ilustradora y escritora Jessica Gómez leerá el relato ganador en el evento.
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