Uno de los retos importantes que nos planteamos padres y madres es educar en la salud, enseñar a nuestros hijos a cuidarse.
Queremos que nuestros hijos sean sanos, felices, que sepan cuidarse y valoren su salud. ¿Cómo podemos conseguirlo? Creemos que la actividad física, la actitud vitalista, una buena autoestima, la empatía y el optimismo son algunos de los pilares de una buena salud y que fomentar estos hábitos y actitudes en nuestros hijos es imprescindible para que aprendan a cuidarse.
En Gestionando Hijos creemos que el cuerpo es muchas veces muy sabio y que no hay más que escucharlo para aprender a cuidarlo. Por eso, estamos muy de acuerdo en que cuidar la salud de nuestros hijos tiene mucho que ver con respetar su propia naturaleza y sus propias necesidades, como la necesidad de movimiento, de exploración, de juego libre y de contacto con la naturaleza. Como nos dice siempre nuestra experta, Heike Freire: “los niños y niñas pasan un 76% del tiempo sentados o acostados, solo un
29% de ellos disfruta de momentos de juego al aire libre, que muchos no saben si quiera lo que es subirse a un árbol, que muchas veces no tienen amigos para bajar a jugar al parque o que no pueden ir solos porque las ciudades se han convertido en selvas donde solo circulan libres los automóviles…”. El sedentarismo va en contra de nuestra propia naturaleza y de nuestra evolución, nos dice, pues “el movimiento ha estado muy relacionado con el desarrollo del cerebro y todas sus capacidades”. El contacto con la naturaleza, lo sabemos, mejora nuestro estado de ánimo y nuestra salud. Heike Freire afirma que: “la naturaleza contribuye a afinar y armonizar nuestros sentidos, libera el movimiento, restablece nuestra capacidad de atención y concentración, regula nuestra energía, nos ayuda a recuperarnos del estrés, favorece el juego espontáneo y el encuentro con el mundo y con nuestros iguales, aumenta, en suma, el bienestar de los niños y niñas”.
El neuropsicólogo, Álvaro Bilbao explica que “un cerebro sano es un cerebro despierto, curioso, optimista y feliz” y da algunas claves para cuidar el cerebro: “adoptar una nutrición neurosaludable, favorecer la tolerancia a la frustración, evitar el sedentarismo y crear buenos hábitos frente al estrés”.
Si hay un tema que preocupa especialmente en la salud de los hijos adolescentes, este es la prevención de las adicciones y las borracheras. Por eso, en la primera edición de Gestionando Hijos contamos con el trabajador del SAMUR y conferenciante Antonio Tobalina, que nos recordó que los padres deben dar ejemplo, por lo que apuesta por “beber poquito delante de los menores y beber por el sabor”. Para educar en la salud y prevenir adicciones, apuesta por “fomentar la autoestima, poner límites y normas, concienciar sobre las consecuencias, educar con humor y promover la responsabilidad”. Tobalina no dejó de insistir durante su ponencia en la necesidad de fortalecer la autoestima de nuestros hijos “aceptándolos como son, reconociendo sus avances y logros, dándoles mucho cariño, creando expectativas ajustadas a sus capacidades. Así conseguimos adolescentes seguros de sí mismos y al enfrentarse a situaciones que van a encontrar en la calle, sabrán controlarse mejor”.
En su ponencia vitalista en la primera edición de Gestionando Hijos, Fernando Botella, nos contó entre risas que él sabe diferenciar a los vivos y los zombis. Y, presuponiendo que no queremos que nuestros hijos sean zombis, quizá merezca la pena leer cuáles son las principales diferencias entre unos y otros según este experto: “Se nota en cómo te observan, en la capacidad de cuestionarse el statu quo, de ser empáticos”. Su apuesta, insiste, “es comprender la realidad desde el optimismo. Es dentro y no fuera de nosotros donde hace mal o buen tiempo. El secreto está en ti”. Para no poner el foco en el peor de los casos y fomentar el optimismo, nos invita a “no confundir lo difícil con lo imposible”.
Como veis, cuidar la autoestima y el optimismo de nuestros hijos, enseñarles a lidiar con la frustración, fomentar la empatía y proveerles de momentos de juego libre, de actividad física y de contacto con la naturaleza pueden ser unas buenas bases para enseñarles a cuidarse y educarles en la salud. En esto, debemos dar ejemplo: nuestros hijos sabrán cuidarse si nosotros nos cuidamos, si nos movemos, si sonreímos, si nos preocupamos por los demás y si nos mantenemos activos. Seguro que nos dejamos muchas cosas en el tintero, pero este es un buen comienzo, ¿no os parece?
Foto de portada: Kid and dog in the Alps. Tambako The Jaguar/Flickr