“Con el avance las nuevas tecnologías, la falta de educación sexual en el currículo educativo y las desigualdades de género todavía existentes, son más que nunca necesarios recursos que contribuyan a una educación afectivo-sexual sana”. No podemos estar más de acuerdo con esta reflexión de la Guía de educación afectivo-sexual elaborada por Espirales Consultoría de Infancia para el Ayuntamiento de Burgos. En estos tiempos en los que los talleres de educación sexual no se dan en los colegios e institutos y un 64% de los jóvenes tienen como principal fuente de “información” sobre el sexo los amigos o internet (especialmente el porno), no cabe duda de que padres y madres podemos tener un papel importante a la hora de hablar de relaciones afectivas y sexuales sanas. Y para reflexionar sobre ello en casa y poder conversar con vuestros hijos e hijas sobre el tema, esta guía, que se dirige especialmente a ellos y ellas, puede ser de grandísima ayuda. Os contamos por qué.
Trata la educación afectivo-sexual en sentido muy amplio y rompiendo tabúes
Los talleres de educación sexual que tal vez recuerdas de tu etapa escolar consistían, principalmente, en hablar de métodos anticonceptivos, enseñar a poner un preservativo y poco más. Esta guía aborda la afectividad y sexualidad sin tapujos desde un punto de vista mucho más amplio: ofrece claves para generar vínculos sanos, que cuidan al otro y a uno mismo, explica e invita a reflexionar sobre la importancia de las sensaciones corporales, informa sobre la adolescencia desde el punto de vista no solo físico sino también emocional y social, insiste en la importancia de escuchar nuestras sensaciones corporales y nuestra conciencia para tener una relación sana, nos ayuda a reflexionar sobre nuestros cuerpos, a cultivar nuestra autoestima y a tener en cuenta el placer…
El abordaje de esta educación afectivo-sexual es tan amplio que las autoras hablan de las claves de esta educación afectivo-sexual desde el nacimiento de nuestro hijo e hija (los besos, los abrazos, las preguntas sobre cómo se hacen los bebés, la seguridad afectiva) y cómo podemos las familias poner los cimientos de una educación afectivo-sexual sana.
Entiende que la educación afectivo-sexual debe servir para identificar y, por tanto, evitar el maltrato
En la guía, las autoras explican a los adolescentes con un lenguaje muy cercano qué señales deben tener en cuenta para identificar la violencia sexual, que “va mucho más allá del abuso o la violación” e incluye burlarse por la identidad sexual, acoso callejero y que “siempre es fruto de un abuso de poder sobre ti y hace daño, aunque te digan que exageras. No es cierto”. Entre las señales que las autoras indican están: te controla (“no olvides que querer de forma sana implica confiar”, subrayan), te aísla (“compartir la vida no significa dejar de tener vida propia”, recuerdan las autoras) o te agrede (agredir también es humillar, chantajear, amenazar, culpabilizar. “La violencia emocional es tan sutil y en parte estamos tan acostumbrados a ella que no la reconocemos como violencia”, indican). Además, la guía ayuda a nuestros hijos e hijas a entender el enamoramiento (como vivencia influida por la neuroquímica) y nos ayuda a cuestionar la idea del amor romántico, muy en línea con lo que señalaba Carmen Ruiz Repullo en esta ponencia que os recomendamos ver con vuestros hijos a partir de los 15 años, como la idea de la media naranja o las convicciones de que el amor todo lo puede, que los celos son una muestra de amor o que los amores sufridos son los más queridos. La guía ofrece a nuestros chicos y chicas unas claves para identificar un vínculo sano (si te acepta como eres, si te demuestra amor de forma cotidiana, si te cuida, si está ahí, si te corresponde…
En la guía además se aborda el tema del porno y se transmite que este está cargado a menudo de “violencia, machismo y frialdad” y que “creyendo que el porno es real puedes minimizar aspectos importantes, como el respeto y el consentimiento, y llevar a cabo prácticas que pueden dañarte a ti o a la otra persona”.
Hablar de educación afectivo-sexual pasa, necesariamente, por hablar de placer
En las charlas que se daban antes en coles e institutos se hablaba mucho de cómo prevenir enfermedades de transmisión sexual y embarazos, algo muy importante, pero poco de placer, que sin duda es el principal objetivo y motor de nuestros chicos y chicas cuando empiezan a interesarse por el sexo. En la guía, se aborda el tema del placer, también, en un sentido amplio y profundo: se subraya que “una sexualidad placentera comienza por una sana autoestima”, al hablar de las zonas erógenas se señala que “para saber cuáles son las tuyas necesitas conocerte y explorarte” y se insiste en que “la sexualidad es algo inherente al ser humano y dentro de ella se incluye el autoconocimiento y la autoexploración”.
La guía ofrece claves muy realistas y respetuosas para afrontar esa deseada y a la vez temida primera vez y subraya que “la sexualidad es placer compartido pero siempre con respeto mutuo”.
Nos ayuda a padres y madres a la hora de abordar la educación afectivo-sexual
Aunque la guía está dirigida a los chicos y chicas, hay muchas secciones dedicadas a padres y madres, pues, como señalan las autoras, la educación afectivo-sexual es todo un reto, porque nuestros hijos e hijas necesitan “figuras que los acompañen y les enseñen a elegir, discernir y encontrar sus propias respuestas de forma libre, consciente y segura”. Para ello las autoras recomiendan una comunicación abierta, una apertura emocional, no perpetuar tabúes o estereotipos, estar presentes en su vida y conocer a sus amigos, no evitar el tema y desterrar la idea de que tenemos que tener una conversación cuando llegue el momento, porque la sexualidad es un tema que está presente en toda nuestra vida y se puede ir hablando de este tema desde bien pequeños adaptando la información a su edad.
[the_ad id=”77749″]