No vamos a engañarnos, el móvil se ha convertido en el objeto favorito de nuestros hijos. Prefieren no salir de casa en todo el fin de semana a que les quitemos el móvil. Digamos que es su punto débil, su talón de Aquiles, y nosotros, que sabemos donde “dar para hacer daño”, en seguida recurrimos a la frase: “como no hagas esto, te quito el móvil”.
Dejar sin tecnología se ha convertido en el castigo por antonomasia. Nos funciona. También lo usamos como premio: “si acabas rápido los deberes, te dejo la tablet hasta la hora de la cena”. Pero ¿nos hemos parado a pensar en las consecuencias?
¿Funcionan los castigos y los premios?
Estamos muy acostumbrados a premiar las que consideramos buenas conductas de nuestros hijos e hijas y a castigar las erróneas. ¿Nos hemos parado a pensar si esto funciona, o lo que estamos consiguiendo es que la ilusión del premio o el miedo a las represalias muchas veces se convierten en la principal motivación de nuestros hijos para realizar o no un determinado acto? ¿Qué mensaje les estamos enviando cuando condicionamos sus acciones a los premios o castigos?
Puede que esta estrategia nos funcione a corto plazo y nuestro hijo o hija nos termine haciendo caso, pero lo que está aprendiendo realmente es que la única razón para no pegar a su hermana es tener más tiempo el móvil, el motivo para acabarse la verdura es poder jugar a un videojuego, o la motivación para esforzarse en el cole es tener una tablet nueva.
Al fin y al cabo, como dice el psicólogo Alberto Soler, “si nuestros hijos siguen las normas solo por miedo a las represalias o para conseguir algo a cambio, en el momento en que nos giremos, dejarán de seguirlas”. Por lo tanto, si queremos motivar de verdad a nuestros hijos a hacer las cosas bien o a seguir las normas que tenemos en cas,a debemos ser más ingeniosos.
Alternativas a los premios y los castigos para motivar a nuestros hijos
La disciplina positiva ofrece varias alternativas a los premios y a los castigos:
Las consecuencias naturales y lógicas
El objetivo de este método, es permitir que el niño aprenda a asumir las consecuencias naturales que se derivan de una determinada conducta, o unas consecuencias lógicas previamente diseñadas, para estimular y tomar decisiones responsables.
Serían consecuencias naturales aquellas que se derivan espontáneamente de ciertas conductas (si un niño no quiere comer, luego tendrá hambre) No requieren intervención de los padres. En ausencia de consecuencias naturales, o en ocasión de peligro para el niño, éstas se sustituyen por consecuencias lógicas que los padres proponen, no como castigo, sino como alternativa. Por ejemplo: “Voy a poner la lavadora, pero como tu ropa sucia no está en el cesto, sino tirada por el suelo, no se lavará, ya que la ropa que no está en el cesto de la ropa sucia, no se lava”.
El psicólogo Alberto Soler, en su blog, nos cuenta las ventajas de aplicar consecuencias lógicas en lugar de castigos, y las diferencias que existen entre un método y el otro:
Ventajas de las consecuencias lógicas con respecto al premio y castigo
- Responsabiliza al niño (no a los padres) de su propia conducta.
- Posibilita a los niños tomar sus decisiones acerca de qué conductas son las más adecuadas.
- Facilita la comprensión de sus acciones en un sentido más amplio, más impersonal y más social.
Diferencias de las consecuencias lógicas y el castigo.
- El castigo expresa el poder de la autoridad personal. Las consecuencias lógicas reconocen los derechos y respeto mutuos.
- El castigo, en muchos casos, es arbitrario o no está relacionado con la lógica de la situación. Las consecuencias lógicas se relacionan estrechamente con el comportamiento inadecuado.
- El castigo puede implicar un juicio. Las consecuencias lógicas no implican elementos de juicio personales.
- El castigo tiene que ver con el comportamiento anterior. Las consecuencias lógicas tienen que ver con el comportamiento actual y futuro.
- El castigo supone amenaza y frecuentemente humillación. En las consecuencias lógicas la relación es amistosa y denota buena voluntad por parte de los padres.
- El castigo exige obediencia. Las consecuencias lógicas permiten alternativas y decisiones personales.
El enfoque en soluciones
Hay veces que no nos es posible encontrar una consecuencia lógica a una conducta que queremos cambiar. En ese caso, podemos enfocarnos en la búsqueda de una solución.
¿En qué consiste este método? En buscar junto a nuestro hijo la solución ante el problema que estamos teniendo. Por ejemplo, si nuestro hijo siempre tiene la habitación desordenada y para nosotros es importante que la ordene, podemos hablar con él y preguntarle qué cree que le facilitaría que lo hiciera. A lo mejor le ayudaría tener cestas en vez de estanterías para poder recoger más rápido, o si es más pequeño idear un posible juego para recoger juntos cada día.