Según un estudio del Pew Studies Center Analysis, el trabajo de educar a nuestros hijos es incluso más cansado que trabajar. Un 12% de los encuestados considera que cuidar a sus hijos es una actividad “muy agotadora”, mientras que el trabajo remunerado es muy agotador tan solo para el 5% de las personas que contestaron a la encuesta.
Seguro que la mayoría de las personas que tenemos hijos no encontramos estos datos sorprendentes. Eso sí, en este mismo estudio se señala que el cuidado de los hijos es una actividad llena de sentido para el 62% de los encuestados, lejos del 36% que considera que el trabajo remunerado tiene sentido.
El terapeuta familiar Craig Pierce da una serie de ideas para hacer de la educación de nuestros hijos una tarea menos agotadora.
Intenta mantener la calma y el control de tus emociones
Los niños aprenden habilidades viendo cómo sus padres se manejan en diferentes situaciones. Manteniendo la calma, incluso cuando tus hijos tratan de ponerte a prueba, puedes controlar la temperatura emocional en tu hogar en medio del estrés. “Si quieres educar niños que sean capaces de controlarse a sí mismos, gestionar sus emociones y tratar a los demás con cuidado y compasión, tienes que modelar relaciones sanas primero“, asegura Pierce.
Gestiona tus expectativas. Recuerda que no hay padres perfectos ni hijos perfectos
Desear una familia perfecta puede hacer que no disfrutes de la que ya tienes. “Los niños que son amados, alentados y a los que se les permite crecer a su ritmo desarrollarán una buena autoestima y confianza”, cuenta Pierce. “Los niños pasan por etapas complicadas que pueden sacar de quicio incluso a los padres más pacientes. Cuando sientas que te estás poniendo nervioso, puede ser útil dar un paso atrás y mirar las cosas con perspectiva. Lo que te pone nervioso hoy generalmente se resuelve en muy poco tiempo. En lugar de fijarte en lo que está mal, confía en que las cosas se arreglarán“.
Pasa tiempo fuera
Si crees que estás llegando a un límite, puede ayudarte llamar a un familiar o amigo. “Una simple conversación por teléfono puede darte la oportunidad de retirarte y recomponerte”. Como dice la terapeuta Courtney Custer, “es importante construir una red de apoyo. Ser capaz de compartir con alguien que enfrenta los mismos retos que tú puede ayudarte a recobrar la perspectiva”.
Distraer
Si no es posible liberarte un rato de los niños y la situación te está estresando, puedes optar por distraerles saliendo fuera a tomar el aire, o encargándoles una tarea o leyendo un libro juntos.
Conectar
Los niños también se ponen nerviosos, así que para mantener la paz en tu hogar, Pierce recomienda centrarse en la conexión con nuestros hijos, especialmente mediante “la empatía hacia los sentimientos del otro”. Una estrategia que propone es escuchar con atención plena a lo que nos cuentan nuestros hijos. “Cuando los niños se sienten escuchados, crecen sintiéndose a salvo y seguros. Solo eso puede aliviar mucho estrés”.
Y el artículo termina con una reflexión muy importante: “Hay una razón por la cual las azafatas nos recuerdan ponernos las máscaras de oxígeno a nosotros primero, antes que a nuestros hijos. No podemos cuidar de nuestras familias si no nos cuidamos. Aprendamos a identificar las señales de alarma de nuestro estrés y tener un plan para rebajar el nivel de estrés (ya sea hacer ejercicio, salir de escena para calmarse o llamar a un amigo). Cuando te sientes en calma, das a tus hijos un sentido de seguridad que les ayuda a crecer”.