A raíz de la polémica que se ha montado después de que la presentadora e influencer Cristina Pedroche publicase un vídeo en bikini luciendo su maravillosa recuperación postparto, me ha dado por reflexionar sobre lo preocupados que estamos en general, como sociedad, con lograr un objetivo: tener hijos, pero sin que se note.
Que conste que este artículo no es una crítica hacia la influencer. No es la primera que nos deleita con su estupenda figura a las pocas semanas de dar a luz, ni será la última, como si recuperar la figura que teníamos antes de quedarnos embarazadas en tiempo récord fuera un objetivo que todas deberíamos marcarnos. Sí es, en cambio, una crítica a la sociedad en la que nos estamos convirtiendo.
Este ansia por tener hijos sin que se note transciende a la parte física, va mucho más allá.
El objetivo de tener hijos sin que se note también se refleja en nuestras caras de angustia cuando vamos a un restaurante y nuestras criaturas hablan más alto de lo normal (gritan) o no se pueden estar quietas. En ese momento desearíamos tener unos hijos que pasen desapercibidos, que se “comporten”, que no molesten, que sean niños, pero que no se note.
El objetivo de tener hijos sin que se note también sale a la luz cuando pronunciamos frases como: “a mi tener hijos no me va a cambiar”. Tener hijos te cambia. Más bien, te arrasa. Pasas de vivir por y para ti a vivir pensando y adaptándote a las necesidades de esa nueva criatura. Y es normal. Como dice el pediatra Carlos González: “Tener hijos no es obligatorio, pero si los tienes, hay que asumir las consecuencias”.
Tener hijos sin que se note también es el objetivo de muchas parejas. Esa necesidad de seguir siendo dos, aunque sea a ratitos. Y claro que hay que buscar momentos de intimidad, de conexión, ratitos para hacer cosas juntos, solos, pero asumiendo que ya nunca vamos a ser una pareja, ahora somos una familia.
Por no hablar de los intentos de tratar de conciliar vida laboral y familiar. Aquí lo de tener hijos sin que se note, más que un deseo, es una obligación.
Sin embargo, tener hijos se nota. Todos los que hemos pasado por ello lo sabemos. Se nota en el cuerpo, que ya no vuelve a ser el mismo después de haber creado y dado vida a una nueva criatura, pero donde más se nota es a nivel emocional. Ese es el verdadero cambio, y lo que de verdad hay que cuidar: la salud mental. Y me temo que tener hijos, pero tratando de que no se note, no es la mejor manera.