John Hall, experto en empresas, liderazgo y marketing nos aporta tres ideas clave que los líderes de empresas pueden aplicar para el mundo profesional y que están tomadas de la educación de los hijos.
Muchas veces los emprendedores hablan de su proyecto como un hijo al que quieren ver crecer. Y para hacer crecer de manera saludable y feliz a nuestros hijos y a esos proyectos empresariales necesitamos planificación. Por eso, Hall cree que hay un paralelismo entre educar un hijo y lanzar un negocio. Y subraya que “la paternidad y maternidad es una forma de liderazgo”.
Hall habla de tres ideas clave que aprendió como padre y que aplica para el éxito de su compañía. Estas tres reglas pueden suponer contrarias a las tendencias en una empresa, pero no deberían serlo: permiten al equipo de personas que la forman generar un ambiente agradable de trabajo, posibilitan la implicación y la contribución de todas las personas al proyecto y permiten mejorar y crecer constantemente. Aquí van:
Sigue la regla de oro: Trata a los demás como te gustaría que te trataran.
Si un niño aprende a tratar a los demás como le gustaría ser tratado, vivirá la vida con empatía, humanidad y mente abierta. Esta visión del mundo genera respeto, que a su vez provoca conexiones y oportunidades. Lo mismo ocurre en los negocios. Aunque a veces en la empresa se trate a las personas como un medio, el deseo de respeto por parte de las personas es universal, también en las empresas. Con respeto, las personas vivimos (y funcionamos) mejor. Las relaciones basadas en el respeto son, por eso, más significativas y también productivas.
La curiosidad es la llave de la grandeza
Para nuestros hijos es un placer descubrir cosas o preguntar cosas con curiosidad. Hall recuerda que cuando crecemos solemos aparcar esa genuina curiosidad pues “en vez de por plantear preguntas, solemos ser premiados por aceptar el statu quo”. Quizá muchos empresarios o líderes en empresas también crean que los mejores empleados son los que no cuestionan las cosas, pero si lo pensamos bien sin cuestionar las cosas no podemos crecer o mejorar (ni un niño ni una empresa). Así que para Hall “algunos de mis mejores empleados son aquellos que en principio no tenían mucha experiencia pero cuya curiosidad natural les llevaba siempre a aprender”. Por supuesto que estas personas cometen muchos errores, pero no tienen miedo a cometerlos porque de ellos también se aprende, y se crece. “Veo esa misma curiosidad en mi hija cuando hace 100 preguntas al día”.
El amor por la lectura infunde todo de sentido
Hall dice que “la lectura es una parte integral de la cultura de mi empresa”. Gracias a libros, artículos y blogs “estamos constantemente expandiendo nuestro conocimiento colectivo en cuanto a tendencias de negocio y filosofía de la empresa”. Además, el amor por la lectura, afirma, une al equipo. Los beneficios de la lectura para nuestros hijos son muy claros: abre nuevos horizontes, brinda aventuras, nos permite vivir historias, experimentar empatía, aprender… Por eso, inculcar el amor por la lectura a nuestros hijos es una de las preocupaciones de los padres. Porque sabemos que así vivirán vidas plenas y serán más felices.
Evidentemente, dice Hall, un negocio y un hijo son dos cosas muy distintas. Pero anima a los empresarios a tratar a la compañía, y a las personas que la forman, con el mismo cuidado y cariño. “¿Qué cambiaría?”, pregunta.
“Hace falta una tribu para educar a un niño y hace falta un equipo de personas dedicadas para crear una empresa exitosa. Haz caso a la sabiduría de tus padres y tu compañía crecerá”, concluye.