Adrián Cordellat (Un papá en prácticas): “Me despidieron el mismo día que pedí una reducción de jornada”

Adrián Cordellat es periodista y referente de la blogosfera con Un papá en prácticas. "Hay que visibilizar las paternidades implicadas para viralizarlas".

Adrián Cordellat es periodista y todo un referente de la blogosfera paternal con Un papá en prácticas. Cuenta que fue despedido de un empleo pocas horas después de solicitar una reducción de jornada para poder cuidar a su hija. Desde entonces, no ha cesado de hablar de conciliación, de educar en la igualdad. Reconoce que “los padres presentes, implicados y corresponsables no son la norma” y que con sus charlas ” busco hacer reflexionar, pincharles para que se sientan aludidos. La idea es poner en valor los cuidados y destacar la importancia de la corresponsabilidad. Por nosotros y por nuestras parejas, por supuesto, pero también por nuestros hijos. Al final, somos su mayor ejemplo”. Y es que, por mucho que implicarse en la educación de sus hijos no debería verse como una heroicidad extraordinaria, Cordellat reivindica “visibilizar estas paternidades implicadas, darles eco, porque igual es una manera de “viralizarlas”

¿Qué es para ti la coeducación o el hecho de ser papás igualitarios?

Ser papás igualitarios es ser padres que nos implicamos en la crianza, los cuidados y la educación de nuestros hijos, padres que no nos conformamos con cambiarles un pañal de uvas a peras o leerles un cuento antes de dormirse, padres que queremos dedicar a nuestros hijos tiempo en mayúsculas, no solo el manido y engañoso tiempo de calidad. Ser padres igualitarios es asumir a la par las responsabilidades que siempre se han atribuido a las mujeres, asumir nuestra responsabilidad como progenitores. No podemos dar el pecho a nuestros hijos, pero salvo eso no hay nada que no podamos hacer. Aunque tradicionalmente, y aún hoy, hayamos intentado escaquearnos de todo ello… No sabíamos lo que nos perdíamos. 

Sin duda, la coeducación no es lo que hemos mamado de pequeños ni la opción mayoritaria en la sociedad. ¿Cómo decidiste nadar contracorriente o superar modelos mayoritarios?

La verdad es que no fue una decisión meditada como tal, simplemente lo sentí así y surgió así. Ya desde antes de ser padres mi mujer y yo intentábamos tener una relación lo más igualitaria posible, así que seguir haciendo lo mismo tras la paternidad fue algo natural. Al final supongo que es ley de vida, una muestra de que la especie humana afortunadamente avanza, aunque no todo lo rápido que nos gustaría. Mi padre seguro que ya fue un hombre mucho más implicado en nuestro día a día que mi abuelo. Y yo en él tuve ese ejemplo. Mi generación ha dado un paso más en ese camino. Y espero que la de mis hijos lo acabe de completar. Para eso los estamos intentando educar en una verdadera igualdad.

Tienes un hijo y una hija. ¿Cómo les educas en la igualdad? Desde tu punto de vista, ¿cómo podemos educar en la igualdad desde casa?

Hace unos meses entrevisté a Iria Marañón, autora de Educar en feminismo, y me dijo que los padres de hoy pensamos que estamos educando a nuestros hijos en igualdad, pero que sin embargo seguimos manteniendo muchos estereotipos que acaban perpetuando roles. Nosotros intentamos educar en igualdad desde el ejemplo: nos parece importante que nuestros hijos nos vean a los dos haciendo tareas domésticas y no a la madre cargando con todo y al padre tumbado en el sofá viendo el fútbol, que era una imagen muy recurrente. Y también, por supuesto, huyendo de los estereotipos. Nuestra hija no tiene pendientes, los juguetes los compramos indistintamente para los dos, jugamos al fútbol con nuestra hija y a la cocinita con nuestro hijo, intentamos no diferenciarlos por colores asociados tradicionalmente a su sexo, les compramos ropa (si les gusta y nos gusta) que teóricamente, según la ley del mercado, es para el sexo contrario. Eso no quiere decir que nuestra hija no tenga cosas rosas. ¡Las tiene! Pero intentamos que vean que existe variedad, que tienen más opciones en la vida de las que parece que están predefinidas. Luego el entorno y la publicidad no lo ponen nada fácil, pero al menos queremos creer que estamos poniendo nuestro granito de arena.

un papá en prácticas
Foto de Eva Gascón

¿Cómo practicáis la conciliación en tu familia?

Buena pregunta. No sé si reírme o llorar. La conciliación no existe. O al menos no puede existir tal y como está montando hoy nuestro país. Nosotros vamos achicando agua como podemos. Sobrevivimos y ya está. La sensación es de estar siempre estresados, con cosas por hacer y de no llegar a nada, aunque al final milagrosamente, a base de dormir muy poco y hacer encaje de bolillos, lo vamos sacando todo.

Optamos por emprender porque criando solos y viendo los horarios y la inflexibilidad laboral que existe, era la única forma de poder llevar y recoger a nuestros hijos del cole y de pasar las tardes con ellos.

Pero a cambio de eso tenemos que hacer malabares para sacar horas para trabajar. Al final hemos llegado a una conclusión: trabajar y cuidar a la vez es una quimera. También es verdad que nuestros hijos son aún muy pequeños, nos necesitan mucho y nos demandan mucho. Imagino que en unos añitos, aunque conciliar seguirá siendo imposible, lo veremos con menos dramatismo.

A ti te despidieron el mismo día que solicitaste una reducción de jornada. En el blog reconoces que esta situación la sufren a diario las madres. ¿Querer conciliar sale caro en esta sociedad? ¿Cómo podemos construir una sociedad en la que querer cuidar y trabajar no salga tan caro?

Querer conciliar sale muy caro. Penaliza mucho. Y cuando los hombres queremos hacerlo, nos penaliza igual que a las mujeres. Es así.

No está bien visto querer renunciar por unas horas o por un tiempo a tu trabajo para cuidar a tus hijos. Precisamente, supongo, porque los cuidados carecen social y económicamente de valor.

Y la verdad es que el cambio es complejo y tiene muchas aristas, pero creo que sería fundamental poner los cuidados en el centro de la sociedad, darles el valor que tienen realmente. Imagino que por ahí empezaría el cambio de mentalidad en el que tanto insisto y que es necesario para que cuidar y trabajar sea posible y no una utopía.

Subrayas que en un estudio de Dodot uno de cada tres padres decía que su vida no había cambiado o que muchos afirmaban que llevaban bien la conciliación. Y confiesas que vives en un microcosmos no representativo en el que los padres están implicados en la crianza. ¿Qué queda por avanzar? ¿Cómo podemos desde las casas contribuir a un modelo de paternidad implicada y responsable? ¿Qué tiene que cambiar en las casas y en la sociedad para poner en el centro los cuidados y no menospreciarlos?

Creo que la realidad es que los padres presentes, implicados y corresponsables no son la norma. Aún son minoría. Falta mucho por avanzar en ese sentido. La primera barrera que hay que levantar es mental: los cuidados son una tarea de todos, no de las mujeres. Y esa barrera aún siguen sin traspasarla muchos hombres, que con “ayudar” un poco ya piensan que está todo hecho. La prueba está en los padres que se acogen a medidas de conciliación como las reducciones de jornada o las excedencias. ¿Cuántos son? ¿El 10% del total? Es la mayor muestra de que, por regla general, no sentimos esas funciones como nuestras. Al final, para muchos de nosotros, tener un hijo simplemente supone un pequeño parón. Unas semanas de permiso y después a seguir con nuestra vida, como si nada. Y eso no puede ser así.

Creo que la mayor herramienta que tenemos para cambiar estas estadísticas está en el ejemplo. Estoy seguro de que de padres corresponsables crecerán hijos corresponsables. Y por ahí empieza el cambio. A eso, por supuesto, habrá que añadir medidas políticas que pongan en valor los cuidados. Por eso me choca cierta corriente feminista que reniega de los cuidados. No hay que renegar de ellos, hay que redistribuirlos equitativamente y ponerlos en el centro, darles valor. Todos deberíamos cuidar porque todos, en algún momento de la vida, vamos a necesitar ser cuidados.

Dices en tu blog que hay medidas como los permisos intransferibles e igualitarios que no son la solución ideal para conciliar porque no piensan en los niños. ¿Cuál sería esa solución entonces? ¿Qué es asaltar los cielos en este tema?

Con los permisos iguales e intransferibles tengo la sensación de que hay un colectivo que ha hecho un trabajo de lobby estupendo y todos los partidos políticos han acabado comprando su discurso. Tanto es así que si no estás de acuerdo casi que te miran mal. Y bueno, la idea de obligar a los padres para que se impliquen en los cuidados está muy bien. ¿Pero que va a pasar a partir del cuarto mes? ¿Quién se va a coger las reducciones de jornada y las excedencias? Los ejemplos de países nórdicos dicen que las mujeres mayoritariamente, así que por ese lado el problema sigue vivo.

Es un parche, porque al final, como digo, es un trabajo de concienciación, de cambio de mentalidad, de educación feminista desde la tierna infancia, de poner en valor los cuidados. Y eso es algo mucho más complejo que unos permisos iguales e intransferibles.

Luego estos permisos me suscitan otros dos debates internos. Por un lado, creo que no se tiene en cuenta la biología humana. Los permisos que tienen hoy en día las mujeres son ridículos. ¿Se han planteado desde el lobby de los permisos iguales e intransferibles ampliarlos? Las mujeres recorren nueve meses de embarazo, paren, pasan un posparto. ¿De verdad somos iguales en ese sentido? Además, las mujeres tienen la capacidad de alimentar y de dar a sus hijos, si así lo desean, el mejor alimento que existe. La OMS recomienda hacerlo hasta los seis meses de forma exclusiva. ¿Cómo lo van a hacer con 16 semanas de baja de maternidad?

Y aquí alguien me podrá decir que sí, pero que si las mujeres tienen más baja que los hombres, eso les penaliza laboralmente. ¡Ya, pero eso no es culpa de las mujeres, es culpa de la mentalidad machista imperante! ¡Lo que hay que cambiar es esa mentalidad!

Y, por último, creo que estos permisos se olvidan de los protagonistas principales, los niños, que igual que ahora acabarán en una guardería siendo muy bebés, en una edad en lo que lo que verdaderamente necesitan son a sus figuras de apego, a sus padres. Pensemos en ellos. ¿Queremos permisos iguales e intransferibles? Vale, perfecto. Pero luego que existan otros ocho meses más de permiso a disposición del hijo. Y que cada familia se organice como quiera. Y así, al menos, garantizar que los niños pasan el primer año de vida con sus padres. A eso me refería cuando hablaba de asaltar el cielo. Bueno, a eso y a fomentar otras medidas pro-conciliación, como la flexibilidad horaria, el teletrabajo y unos horarios laborales más racionales. Entre otras.

¿Qué mensaje quieres dejar a los padres cuando hablas de conciliación?

La verdad es que cuando hablo de conciliación me escuchan o me leen mayoritariamente mujeres. Supongo que porque a los hombres, como decía antes, no nos interesa este tema y no está entre nuestras prioridades. En todo caso siempre preparo presentaciones o redacto artículos de mi blog pensando en ellos y lo que busco es hacer reflexionar, pincharles para que se sientan aludidos. La idea es poner en valor los cuidados y destacar la importancia de la corresponsabilidad. Por nosotros y por nuestras parejas, por supuesto, pero también por nuestros hijos. Al final, somos su mayor ejemplo.

 

¿Cómo llevas ser un referente en el tema de la paternidad?

No me siento un referente, aunque entiendo que por el alcance de mi blog de alguna manera lo acabo siendo. Da un poco de vértigo, la verdad. Y esto me hace vivir en una permanente dicotomía. Me explico. Hace poco charlaba con Octavio Salazar, reconocido feminista, y me decía que los padres implicados corremos el riesgo de convertirnos, con la práctica de esto que se ha dado en llamar “nueva paternidad”, en sujetos heroicos que además nos añadimos un prestigio social que no merecemos, porque solo estamos cumpliendo con nuestra parte de la responsabilidad, esa que llevamos rehuyendo durante siglos. Y me dio mucho que pensar, porque sinceramente creo que tiene razón. Se magnifica muchas veces lo que hacemos y es motivo de elogio (lo veo en mi blog), cuando debería ser lo normal. Por otro lado, sin embargo, creo que hay que visibilizar estas paternidades implicadas, darles eco, porque igual es una manera de “viralizarlas” y de ayudar al cambio de mentalidad tan necesario para que algún día los padres blogueros dejemos de ser noticia porque la corresponsabilidad sea lo normal. Ese será nuestro mejor legado. Y si yo, humildemente, contribuyo a ello desde mi blog, siendo un pequeño referente para otros padres, me sentiré muy feliz.

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Imágenes: Eva Gascón.

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Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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