En nuestro evento “La educación importa para acercarse a la felicidad”, Mar Romera nos explicó la diferencia entre alegría y felicidad, porque, nos contó, “la sociedad tan rápida en la que vivimos nos lleva a confundir placer con felicidad”. La experta pedagoga considera que “el placer se ubica en la alegría y yo no quiero que mis hijas vivan en una situación constante de placer. En la vida no podemos estar en la fiesta de nuestro cumpleaños siempre”.
Y es que la búsqueda continua del placer tiene que ver con la dopamina, las adicciones, el corto plazo, el placer inmediato y que, además, siempre quiere más. Como nos decóa Mar Romera, es una “situación en la que nuestro cerebro dice: ‘Me siento bien, quiero mucho más, pero con lo que me sentía bien ayer hoy ya no funciona porque quiero muchísimo más”. En definitiva, esta búsqueda de placer inmediato dominado por la dopamina va de fuera a dentro y responde, nos dice Mar, a “la sociedad neoliberal rápida y de consumo en la que vivimos ahora mismo”.
Mar, por contra, nos invita a fomentar la plenitud en nuestros hijos e hijas, un concepto de felicidad más a largo plazo y de dentro hacia afuera, indica, regido por la serotonina y la acetilcolina. La plenitud, dice Mar, “no es adictiva, es a largo plazo, es de dentro hacia afuera, no va a desencadenar una depresión, que sí puede desencadenar la dopamina, y les va a permitir encontrar su mejor versión”. En un evento anterior, Mar nos decía que no quería que sus hijas fueran felices y se refería justamente a la felicidad como se entiende en nuestra sociedad acelerada: el placer rápido e instantáneo que suele venir de fuera. Porque ella, explica, “claro que quiero que mis hijas encuentren la plenitud, viviendo en seguridad, en admiración, en curiosidad”.
Cómo educar frente a la adicción a la dopamina o al placer y la alegría
Para nadar contracorriente de esta demanda de alegría constante y rápida, Mar tiene muy claro cuál es la mejor brújula: el tiempo. “Nuestro circuito de recompensa, dopaminérgico, que conecta el sistema límbico con el lóbulo prefrontal, va rápido. Es por eso que nuestros hijos e hijas se enganchan al videojuego, al TikTok, a las redes sociales, porque son estímulos rápidos que provocan de forma rápida un chute de dopamina que me hace sentir super bien”. Por eso Mar se pregunta: “¿Cómo proceder al disfrute de la vida sin la necesidad del chute de dopamina? Creo que el gran regalo de los adultos, de los referentes, es precisamente tiempo, aprender a disfrutar de los momentos”. Entre los momentos que nos proponía disfrutar sin prisa, nos puso varios ejemplos como:
- volver a los juegos de mesa de dado, lápiz y papel,compartir una comida sin una pantalla de por medio,
- no “permitir” la utilización de pantallas de uso individual antes de los 10 o 12 años,
- acompañarnos y que nos acompañen en los momentos de pérdida, es visitar el cementerio, permitir que nuestras mascotas se mueran,
- hacerles partícipes de que la economía familiar depende del compromiso con la economía de toda la familia,
- ver en definitiva lo que supone una vida en comunidad en la que todos y todas somos importantes,
- tener en cuenta el artículo 3 de la Convención de los Derechos del Niño, que ellos y ellas van primero,
escucharlos, según el artículo 12, - dejarles una libertad en una estructura de límites,
- responsabilizarnos, soltarles la mano pero estar siempre presentes como referente y modelo.
Poniendo el acento en la comunidad, Mar Romera acabó su ponencia agradeciendo a Educar es Todo “que hagáis de la educación y de los sabios que siempre os acompañan un bien común” para todos y todas.