Papá y mamá. Mamá y papá. La idea de familia se sigue asociando a una idea muy tradicional, conformada por un padre y una madre. Este tipo de modelo de familia deja fuera a muchas otros modelos que no cumplen con esos requisitos y que no obtienen la misma protección en el sistema.
Familias monoparentales, familias homoparentales, familias biparentales, familias adoptivas… Existen tantas familias como modelos de familia. Y, aunque con los años se hacen cada vez más visibles las familias diversas, lo que se sigue viendo como normal es la familia tradicional. “Vivimos en una sociedad que impulsa a las personas a que formen una familia tradicional y por defecto, cuándo se habla de familia se piensa en este modelo, con toda la implicación que ello conlleva: la educación, la concienciación social…”, comenta Cristina Clemente, abogada experta en derecho de familia.
En las familias homoparentales el estigma por ser una familia no normativa persiste. “La propia sociedad te pregunta: ¿quién es el hombre de la pareja? Cuando hay dos mujeres, ¿quién hace de hombre? No es que tenga que hacer una de hombre y otra de mujer, pero al final sí que una va a ser más echada para adelante y la otra un poco menos. El que se ve más siempre se va a relacionar con el papel más masculino. Yo creo que esto irá cambiando, porque sobre todo la educación está haciendo mucho hincapié en la coeducación y en temas de género y poco a poco se irá desterrando y no tendremos que adoptar ningún rol definido en la pareja”, cuenta Sara Del Olmo, representante de Galehi, asociación estatal de familias homoparentales.
Retos fuera de las familias tradicionales
Según la Encuesta Continua de Hogares (ECV) de 2020, las familias monoparentales ascienden a 1.944.800 y de ellas, un 81,4% está formado por una mujer con hijos. Las madres solteras tienen que cargar con los retos de afrontar la maternidad solas en una sociedad donde cada vez hay menos cuidados y en donde están atravesadas por la brecha de género. Por eso, desde la Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS) se reclama que se proteja mediante un Real Decreto de Medidas Urgentes a las familias monomarentales antes de que se apruebe la Ley de Familias por el “trato discriminatorio que reciben en su día a día en diversos ámbitos”. Entre algunos de estos aspectos piden la equiparación de los permisos de cuidado por nacimiento, acogimiento o adopción o el acceso a condiciones de equidad y justicia social a las ayudas de vivienda pública. Así también lo afirma Clemente: “Cuando la familia está conformada por solo uno de los padres y sus hijos, se suele enfrentar a más dificultades en diferentes aspectos como el empleo, la vivienda, la educación y aspectos psicosociales”.
Las familias LGTB tienen limitaciones a la hora de formar una familia. Aquellas formadas por dos hombres están limitados al acogimiento o la adopción -con largas listas de espera- o a la coparentalidad. Para aquellas formadas por dos mujeres, es más fácil por el acceso que tienen a la reproducción asistida que ofrece la Seguridad Social. También la sociedad condiciona a estas familias a proteger a sus hijos ante la discriminación que pueden sufrir por ser hijo o hija de personas LGTBI. “Sí que es verdad que nuestros hijos e hijas están sufriendo acoso por ser familias diversas. Aunque el panorama esté bien, el bullying no deja de ser un problema para nuestras familias en especial, porque aunque nuestros hijos no sean LGTB, por cercanía van a sufrir esa LGTBIfobia por parte de sus compañeros de clase”, cuenta del Olmo.
Sistema pensado para la familia tradicional
A pesar de que en la realidad social es palpable la diversidad familiar, el sistema todavía tiene carencias y no está preparado para atender todas las necesidades que encuentren las familias fuera del modelo tradicional. “En la legislación actual en muchas ocasiones está pensada para el modelo biparental, de forma que los abogados debemos acudir a los Tribunales para reclamar una mayor aproximación de la ley a la realidad de la familia”, comenta Clemente.
Se necesita la implantación de políticas públicas familiares en los que estén presentes todo tipo de realidades, como remarca Clemente, para “poder garantizar los derechos fundamentales de toda persona, la igualdad de género y la lucha contra la discriminación” y “para que los modelos de familia no tradicionales no se sientan desprotegidos ni discriminados por el sistema”.
Para del Olmo, las familias homoparentales pueden perder sus derechos dependiendo de las políticas que se adopten. “Los pequeños pasitos que vamos conquistando siempre suelen ser mejoras, el problema es que en cualquier momento podemos perder esos derechos según quien esté en el poder”. Estas familias no están en mismas condiciones que las familias heterosexuales, pues estos últimos no tienen que casarse para formar un familia, mientras que las familias homoparentales sí. “A la hora de formar una familia con tu pareja, nosotras nos tenemos que casar, que esperemos que eso se cambie próximamente en la Ley de familias que no sea obligatorio casarse porque es una discriminación comparado con el resto de la población que no se tienen que casar por ser heterosexuales, solamente con decir el nombre del padre y el nombre de la madre ya están registrados como padres, cosa que no pasa con dos madres”, cuenta del Olmo.
Para Clemente, en las familias monoparentales, a pesar de que existen medidas para protegerlas, falta información, ya que “los posibles beneficiaros ni siquiera saben a qué Servicios Sociales pueden acudir para orientarse sobre derechos y recursos sociales existentes”. Asimismo, Clemente pide que haya igualdad de condiciones con las familias biparentales, sobre todo en cuestión de la equiparación de los permisos de cuidado de hijo, como ya piden desde FAMS. “La Ley que establece que los permisos de paternidad deben equipararse con los de maternidad, para que los niños nacidos dentro de una familia biparental tengan derecho a disfrutar de sus padres durante un total de 32 semanas, es decir, 16 por cada progenitor. Con esta medida se está perjudicando a las familias monoparentales, que solo pueden disfrutar la mitad del tiempo del permiso frente a una familia biparental”.