Yvonne Laborda es terapeuta, asesora en crianza y educación consciente, crecimiento personal y comunicación no violenta. Además, es madre de tres hijos y promotora de multitud de iniciativas y programas para acompañar a madres y padres a ser, afirma “los padres que nuestros hijos necesitan”. Este lema le ha llevado a escribir un libro, Dar voz al niño, en el que habla de conectar con nuestro niño interior, responsabilizarnos de nuestro mundo emocional para educar sin reproches, conocer las verdaderas necesidades de nuestros hijos y fomentar una educación respetuosa, una relación de verdadera conexión con nuestros hijos y, en definitiva, un clima familiar de paz, amor, comprensión y apoyo.
Tu libro se titula Dar voz al niño. ¿Crees que la sociedad no les da voz y en las casas tampoco?
La verdad es que nos cuesta mucho dar voz a los niños y conectar con su verdadera vivencia infantil. Esto es debido a que muchos de nosotros de niños tampoco tuvimos esa voz. Hoy, siendo adultos, tratamos a los niños de igual modo que nos trataron. A menos que conectemos con el niño que fuimos primero, nos costará mucho poder dar voz a nuestros hijos y demás niños. Si nuestra voz fue silenciada necesitaremos seguir silenciando la de nuestros hijos.
¿Cómo podemos comenzar a darles voz y escucharlos?
Necesitamos sentir emocionalmente a los niños primero. Necesitamos conectar con su verdadera vivencia infantil para poder empezar a dejar de juzgar e interpretar sus necesidades y validarlas, aun cuando no podamos satisfacerlas. Es urgente escuchar la voz de los niños que nadie oye.
Dices que para el bienestar de nuestros hijos y de nuestra relación son esenciales cuatro raíces universales (presencia, validar, nombrar y conexión e intimidad emocional). ¿Nos puedes explicar con algo de detalle su significado?
PRESENCIA: Estar presente con nuestros hijos es estar en el aquí y el ahora con ellos. Estar por y para ellos sin más. Simplemente estar por elección y no por obligación. Desear estar. Nos cuesta mucho estar presentes y solemos estar en el hacer y simplemente compartiendo un espacio… Estar presente nos puede llegar a “ahogar” (emocionalmente hablando). Los niños necesitan nuestra presencia y atención por biología, no por elección. Ese es el verdadero diseño humano.
VALIDAR: Validar es aceptar y respetar las necesidades o emociones del otro. Es vital poder validar las necesidades y las emociones de nuestros hijos aun cuando no las podamos satisfacer. Solemos minimizar, ignorar , silenciar e incluso negar algunas de sus emociones o necesidades. No por negar una necesidad esta desaparece. Más bien se desplaza y sale de forma más intensa y descontrolada. También podemos llegar a juzgar e interpretarlas según nuestra posibilidad de satisfacer… Podemos validar su vivencia real infantil aun cuando no podamos ni sepamos cómo hacer…
NOMBRAR: Nombrar es comunicarnos, es ser sinceros, honestos y explicar desde nuestro sentir. Nombrar es decir la verdad. Si algo nos molesta, nos cuesta sostener, nos cuesta gestionar… nombrarlo desde nuestro sentir y no desde la critica, la queja o el juicio hacia el niño. No es lo mismo “culpar” al niño de nuestro malestar que responsabilizarnos de eso que nos pasa a nosotros cuando nuestro hijos hacen algo. Por ejemplo, nos podemos preguntar: ¿Qué me pasa a mi cuando mi hijo no se termina el plato? ¿Qué problema tengo YO con la comida que no me permite respetar los gustos y cantidades de mi hijo? ¿Qué pasaba en TU casa con el tema de la comida?…
INTIMIDAD EMOCIONAL: Crear un espacio de intimidad emocional es vital para que pueda haber comunicación, seguridad y confianza. Intimidad emocional es compartir, es escuchar sin opinar, sin juzgar, sin criticar, sin quejarse ni victimizarse… Intimidad emocional es crear un ambiente lo suficientemente seguro para que nuestros hijos puedan acudir a nosotros en caso de necesidad. La peor vivencia infantil no es aquello que nos pasa o nos hacen de niños (gritos, castigos, golpes…). La peor vivencia es tener que vivirlo en soledad. La soledad es la peor vivencia infantil. Crear un ambiente de intimidad emocional evitará que nuestros hijos tengan que sentirse solos y desesperados.
En tu libro reconoces que el modelo de relación que propones con nuestros hijos, basado en el respeto, en la intimidad emocional, no es el que hemos “mamado”. ¿Cuáles crees que deberían ser los primeros pasos para superar, de alguna manera, ese piloto automático?
El primer paso sería conectar con el niño que fuimos, revisar todo aquello que necesitábamos y no obtuvimos de mamá, ni de papá, ni de nadie… Revisar y conectar con nuestro vacío emocional. Después de ver y sentir ese vacío emocional que nos ha quedado el siguiente paso es aprender a AMAR más y mejor a nuestros hijos. ¿Cómo? Dándoles todo aquello que no tuvimos nosotros. Tratándolos como nos hubiese gustado ser tratados. Dar a mis 3 hijos lo que yo nunca tuve me sanó y prometí compartirlo… Mi mayor propósito en la vida es Dar Voz a los Niños.
Insistes en la necesidad de estar en contacto con nuestro niño interior para ser los padres o madres que queremos ser. ¿Cómo podemos reconectar con ese niño que fuimos?
No se trata de ser los padres y madres que “queremos ser”, sino más bien “llegar a ser los padres y madres que nuestros hijos necesitan que seamos”. Cada niño es único y especial y perfecto. No necesita lo mismo mi hija mayor Ainara, que mi hijo mediano que es muy motriz y físico y deportista que mi hija menor que es muy creativa… Cada niño necesita un grado de presencia o atención diferente. Hay niños muy sociales y extrovertidos y otros reservados e intelectuales y otros más artísticos o motrices…
Repito, para re-conectar con ese niño herido que habita en nuestro corazón es vital y necesario revisar todo aquello que necesitaba y no obtuvo de mamá, ni de papá, ni de nadie… También necesitaremos revisar el grado de abuso, violencia, exigencia, control que hubo en nuestra infancia y validar la vivencia real infantil del niño que fuimos. Podemos maternarnos hoy desde la adulta que somos… En mi curso online Sanar la Herida Primaria (SHP) se trabaja todo, especialmente: ¿Qué nos imposibilita llegar a ser quien vinimos a ser para desde allí poder llegar a ser la madre-padre que nuestros hijos necesitan.?
¿Por qué dices, al afirmar que nuestros hijos no necesitan padres perfectos sino honestos, que también necesitan padres “capaces de mostrar su vulnerabilidad”? Si siempre se nos ha educado en ocultar nuestras emociones y hacernos los duros, ¿en qué beneficia a nuestros hijos que nos mostremos vulnerables?
Mostrar nuestra vulnerabilidad nos humaniza y nos empodera y nos fortalece, muy al contrario de lo que se cree. Todos sentimos miedo, confusión o inseguridad en algún momento del día, de la semana, del mes, en nuestra vida… ¿Qué sentido tiene ocultar (hacer ver que no está) si en el fondo el niño lo puede sentir o percibir y eso aún le puede confundir más? Mostrar nuestra vulnerabilidad nos permite conectar emocionalmente con el otro y que el otro pueda conectar con nosotros. Cuando mostramos nuestra vulnerabilidad también le damos permiso al otro para poder mostrarnos la suya y desde allí podremos conocernos más y mejor para luego poder amarnos más y mejor.
¿Cómo propones que gestionemos los conflictos, que naturalmente van a surgir, con nuestros hijos?
Los conflictos pueden ser oportunidades de aprendizaje y si sabemos utilizar (a nuestro favor) el malestar que nos generan podremos llegar a convertirnos en mejores personas. La mejor manera de gestionar un conflicto es empezar por preguntarnos: ¿Qué me pasa a mí con esto? ¿Qué me enseña-muestra de mí mismo? ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo en esta situación? ¿Qué necesita de mi que no estoy viendo?… etc… Para responder a esta pregunta necesitaría escribir un artículo entero… Os invito a leer mi libro. En cada capitulo hay reflexiones que os podrán inspirar y ayudar para poder empezar a hacer los cambios necesarios para poder conectar más y mejor con vuestros hijos. Muchos conflictos surgen por falta de presencia y desconexión. A mayor conexión emocional, mayor cooperación.
Hablas de la importancia de estar realmente presentes en la vida de nuestros hijos. Las tareas del hogar, el trabajo y nuestra permanente conexión con la tecnología pueden ser un obstáculo para ello, y este último en concreto es nuevo, no existía en la época de nuestros padres. ¿Qué riesgo tiene estar presente pero no del todo en la vida de nuestros hijos?
Nuestros hijos necesitan momentos de conexión y vinculo afectivo con nosotras algunos momentos cada día. Ellos simplemente necesitan la confirmación de que nos importan, les aceptamos, les valoramos, les respetamos y les amamos incondicionalmente… Un niño se siente amado cuando estamos con él por elección y no por obligación. Los niños saben que los adultos dedicamos tiempo y atención a aquello que es importante para nosotros. Si siempre hay algo más importante que hacer: la comida, la ropa, el trabajo, hablar con papá… ¿Qué mensaje reciben? “No valgo, no merezco, no importo, no me quieren”. No creo sea necesario estar muchas horas presentes al día. Necesitan simplemente momentos de calidad.
¿Qué ideas puedes darnos para apostar por una presencia real y atenta?
Os invito a estar presente, de verdad, 15-30 minutos al día con vuestros hijos. A poder ser en exclusiva si tenemos más de un hijo. Esto lo puede hacer mamá y papá. Y desde allí ir subiendo de tiempo a medida que podamos sostenerlo. He visto, en mi consulta, verdaderos cambios mágicos en el vínculo afectivo entre padres e hijos después de unos días de presencia y conexión emocional.
Hablas de que para tener una verdadera conexión con nuestros hijos es necesario primero conectar con nosotros mismos. ¿Cómo podemos hacerlo? ¿Crees que vivimos de espaldas a nuestro ser?
Es difícil conectar con nosotros mismos porque dejamos de hacerlo de niños al sentir que nuestras necesidades no podían ser satisfechas y dejamos de confiar en nuestro propio registro interno. Es vital darnos el permiso hoy para sentir y expresar eso que sentimos.
¿Por qué es importante a los niños hablar desde el Yo (“Creo…”, “me gustaría…”, “necesito…”) en lugar de desde el tú (“Te portas…”, “Haces….”, “Eres….”
Lo verdaderamente importante es nombrar la VERDAD, nuestra verdad. Cuando hablamos desde el TÚ, responsabilizamos-culpamos al otro de lo nuestro. Cuando hablamos desde el YO nos responsabilizamos de lo nuestro. Es vital no responsabilizar al niño de nuestro malestar. Los niños no generan ese malestar. Más bien es nuestro discurso interno, nuestros juicios y nuestras creencias limitantes quienes nos hacen enfadar o sentir mal.
Hablas de la proliferación de etiquetas que ponemos a los niños, como inquieto, hipersensible, de alta demanda…. ¿Por qué te parece que haciendo eso dejamos de resposabilizarnos?
Etiquetar es fácil y rápido y nos deja en una postura de “el niño es así” y nada tiene que ver conmigo ni el entorno… La verdad es que muchas actitudes de los niños son por falta de necesidades satisfechas. Por ejemplo, solemos decir que los niños tienen déficit de atención y en realidad están aburridos y nadie hace algo para hacer que los contenidos puedan explicarse y darse de formas más divertidas e interesantes… Es más fácil etiquetar al niño que revisar el entorno o la actitud del adulto…
Llama la atención que en el libro rompas el mito de que las “rabietas” son una etapa natural del crecimiento de nuestros hijos, algo que se suele decir muy a menudo. ¿Cuál es entonces tu forma de entender las rabietas?
Lo que llamamos rabietas, berrinches, pataletas… no son más que una reacción (expresión) emocional intensa debido a un gran malestar o desconexión. Me explico, nuestra atención debería estar en qué hay detrás de esa reacción emocional, qué la provocó y qué podríamos hacer para ayudar al niño… Cuando los niños ya no pueden soportar tantos limites, tanta exigencia, tanto control, la falta de satisfacción de necesidades y la falta de presencia y conexión emocional con mamá y demás adultos… es cuando se siente tan desesperado que reacciona… Si partimos de la base que nadie necesita explotar si se siente bien, en paz y en armonía, entonces nuestro foco podría estar en cómo podemos hacer que el niño se sienta mejor para que desde allí también su conducta mejore. En resumen, podríamos decir: Nos portamos “mal” cuando nos sentimos mal y nos portamos “bien” cuando nos sentimos bien…
¿Cómo podemos actuar ante una explosión emocional de este calado en nuestros hijos?
La explosión emocional es como si fueran los últimos 5 minutos de toda una trama (película)… Necesitamos revisar el estado emocional del niño, su ambiente, su malestar o su desconexión… No es la galleta, la tele, el juguete el problema, sino la negación de su pulsión innata, cuando limitamos en acceso los niños se sienten negados como seres… En definitiva cuanto peor se comporta un niño, más ayuda, más atención y más amor necesita. No obstante, es cuando más rechazo, castigos y limites recibe… El pez que se muerde la cola. El niño se siente solo y desesperado por tanto tendrá más reacciones emocionales…
También rompes un mito muy arraigado sobre los celos entre hermanos. Dices que no existen y que en realidad es una “falta de mamá o papá”. ¿Cómo podemos prepararnos para la llegada de un segundo hijo y para garantizar el bienestar del hijo mayor?
Ningún niño puede echar en falta aquello que ya tiene. Si cuando estamos con un bebé el mayor lo pasa mal o nos insiste mucho o llora… Lo que en realidad está pasando es que lo que el bebé está recibiendo pone de manifiesto lo que le falta al mayor. Si el mayor ya tiene sus momentos con mamá, papá… si se siente tenido en cuenta, amado, respetado, no tendrá celos. Los celos son el síntoma que nos dice: “me falta mamá”. Los niños mayores no tienen ningún problema con el hermano pequeño, el problema es lo que les falta que el pequeño recibe… Repito, si simplemente decimos “es que tiene celos de su hermano” y no vemos más allá, ni hacemos más nos estamos des-responsabilizando de todo aquello que el mayor necesita de nosotras y no está recibiendo…
Tu enfoque no pasa por dar recetas para conseguir que los niños cambien, se comporten mejor o hagan algo en concreto, sino por conseguir que padres y madres conecten de verdad con sus hijos. Imaginemos que nuestro enfoque siempre ha sido el primero, ¿qué pasos deberíamos dar primero para pasar al segundo enfoque si queremos cambiar?
Para poder cambiar una actitud el primer paso es revisar las creencias que alimentan dicha actitud. Me explico, si pienso que castigando consigo que mi hijo sea más respetuoso no podré dejar de castigar. La verdad es que castigando NO podemos lograr que NADIE sea más respetuoso o amoroso, o amable. Solamente con amor, respeto y amabilidad podemos enseñar a alguien a ser amoroso, amable y respetuoso. Mi mayor propósito es inspirar. Inspirar no es enseñar, inspirar es despertar aquello que otra persona ya sabe pero tenía dormido. Mi libro es muy provocador e invita a reflexionar profundamente. Aprendemos a amar siendo amados de niños, aprendemos a respetar siendo respetados. Aprendemos a castigar habiendo sido castigados…
Mi pregunta es, ¿deseamos seguir perpetuando este “maltrato” hacia nuestros hijos y niños en general? Algunos pensarán que castigar, gritar, amenazar no es maltrato… La verdad es que si viéramos a un hombre castigar, gritar y amenazar a su mujer por no ser ni actuar como él quiere pensaríamos que la está maltratando, ¿verdad? ¿Por qué si hacemos lo mismo con los niños lo llamamos educar?
Por último, me gustaría preguntarte: ¿Qué tipo de padres te gustaría que tuvieran tus nietos? Siempre hay lugar para más amor, más respeto y más amabilidad. El objetivo no es conseguir niños obedientes desde el miedo, sino crear mejores relaciones entre padres e hijos. Mejorar nuestro vínculo afectivo debería ser nuestra prioridad. Anteponer nuestra relación debería ser más importante. No olvidemos que a mayor conexión mayor cooperación. Un niño respetado, respetará y se hará respetar…
Dar Voz a lo Niños que fuimos y a los que tenemos en nuestra vida es mi mayor propósito de vida. La influencia de nuestra propia infancia es lo que, en muchas ocasiones, no nos permite llegar a SER los padres y madres que nuestros hijos necesitan.
Si quieres más información sobre Yvonne Laborda, puedes visitar su web: https://yvonnelaborda.com
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